Cuidado con el
alumno nuevo.—¡Maddie, Maddie!, ¡Despierta, maldita, vamos a llegar tarde y créeme que no me apetece un sermón del director el primer día de regreso a clases!— A lo lejos, pero muy lejos de mi profundo y cómodo sueño logro escuchar los gritos de Lexi, mi mejor amiga— Al fin abres los ojos. ¡Vístete lo más rápido posible si no quieres que te jale de los pelos y te lleve a rastras sin darte la oportunidad de cambiarte!— Agrega y sale del cuarto como una bala.
Paso unos minutos debatiendo si me levanto o no y al final tomo asiento en el borde de la cama mientras restriego mis ojos, no he dormido nada, anoche salimos a una fiesta aún sabiendo que teníamos que despertar temprano— Lo sé, muy masoquista de nuestra parte—. Me levanto por completo y me echo un vistazo en el espejo, mi pelo está completamente desordenado como era de esperarse, parece que no pasa un peine por mi cabeza desde que nací, mis ojeras más notables no pueden estar, parece que me coloqué rímel y luego me senté a ver el Titanic.
Decido dejar de observar los detalles de mi hermosa figura mañanera para no quedarme sin el poco autoestima que me queda y me dirijo hacia el baño para darme una cálida ducha de quince minutos, soy muy joven para morir y Lexi para ir presa así que mejor me apresuro.
Creo que es el mejor momento para presentarme, pues bueno. Yo soy Maddie García Fernández, físicamente soy la normalidad, no soy de esas chicas que cuando llegan a una fiesta todos miran y se quedan babeando, paso desapercibido sin problema alguno, mi piel es bronceada, mi pelo castaño oscuro en la raíz y un poco más claro en las puntas, mis ojos rasgados con un muy común color marrón que llega a parecer negro, de esos que pasas mucho trabajo para diferenciar la pupila pero de ahí en fuera no tienen nada de especial, mi boca chiquita pero con labios gruesos, mi nariz perfilada, creo que es lo que más me gusta de mi físico, soy alta y delgada, mi cuerpo no tiene las mejores curvas pero en algo se defiende. Tengo veinte años, soy española pero vivo actualmente en los Estados Unidos y como ya pudieron comprobar, con Lexi, una chica un poco loca y hablantina, por eso mi mejor amiga, de rasgos gringos, blanca casi pálida, pelo rubio muy claro, ojos grandes verdes llegando a tener un pequeño toque amarillo, de labios y nariz pequeños, con una sonrisa realmente hermosa que irradia hasta los días más amargos, delgada, un poco más bajita que yo y más voluptuosa.
Hace cuatro años abandoné mi país y a mi madre, de la que no tengo noticias desde que me fuí, para venirme a vivir con mi padre acá a Estados Unidos. En la escuela conocí a Lexi con la que tuve mis pequeñas diferencias en un primer momento pero pasamos a llevarnos genial y pues, ahora gozamos de una pequeña y acogedora residencia compartida en la que no existen secretos y predomina una total confianza, prueba de esto es que venga cada día a gritar a mis oídos que me levante como si de un despertador se tratara, la diferencia es que no le puedo dar en la cabeza para que se calle.
Comienzo un pequeño debate entre lavar mi cabello ahora o solamente hacerme unas ondas hasta esta noche y llego a la conclusión de que si me sigo demorando vamos a llegar a la hora del almuerzo a la universidad. Salgo de la ducha y casi sin secarme me enrollo la toalla alrededor del cuerpo dejando un pequeño rastro de agua al caminar, que desastre. Tomé lo primero que se me ocurrió como oufit: unos jeans azules claros un poco rotos en la parte de las rodillas que hacía que tuviese un aire poco formal y una sudadera gris con el logo de California en frente— Siempre cómoda nunca incómoda— Tomo mis botas negras y mientras doy brinquitos hasta la salida de mi habitación me las voy colocando. Tomo la goma negra que siempre llevo en la muñeca y arreglo mi cabello en una coleta alta, regreso para tomar mi mochila y aprovecho para hacerme un rápido y sencillo maquillaje que consiste en poner un poco de sombra marrón clarito en ambos ojos, ponerme un poco de rubor y delinear mis ojos ligeramente.
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Vida Patas Arriba
غموض / إثارةEn esta historia no existen los caballeros que salvan princesas, más bien, una mujer distraída, terca y a veces un poco indecisa, rodeada de secretos, mentiras, mafias, traiciones, misterio, y mucho, pero mucho suspenso. Además de él... que fué el q...