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Ataques controlables.


—¿Qué tienes, maddie? —comentó, su voz ronca sonaba muy sexy, aunque tenía una liga de tonos, lo pude notar mínimamente preocupado, pero mayormente firme, me soltó sobre una superficie esponjosa y sus pasos se sintieron alejarse, para luego regresar. Me tomó el pulso y levantó mi cabeza para ponerla sobre sus pies.

Abrí los ojos y dió un brinco en su lugar, se levantó de golpe y casi caigo al piso. Su expresión, que se había tornado asustada, se volvió seria e imponente.

—Maldita loca —puso los ojos en blanco y se acercó a la puerta para irse. Corrí y me coloqué en el medio.

—¿A dónde tan apurado? —sonreí, angelical. No habló, estaba más que claro que no quería tener nada que ver conmigo. —Dios, que cascarrabias eres, nada más quiero ser tu amiga.

—Pfff, ¿No ve que yo el suyo no? Señorita, mi relación con usted es solamente laboral, fuera de eso, puede dejarme en paz. Con permiso —miró la puerta, esperando que yo me quitara para pasar, pero, ¿quién se creía este tipo? No me podía tocar ni un pelo porque Tyler lo mandaría a mutilar, y sin por lo menos cruzar media palabra AMABLEMENTE conmigo, no se iría.

—Eres un grosero —espeté.

—Eres una intensa —contestó, dándome la espalda.

¡¿Ah sí?!

—Eres un mal chófer —me crucé de brazos, triunfante.

Se giró incrédulo.

—¿En serio? —sonrió burlón.

—No sé qué te hace tanta gracia, imbécil.

—No creo que… —toques leves en la puerta lo interrumpieron.

—Maddie, ¿estás ahí? —sentí a Tyler del otro lado.

¡Mierda! Tendría que abrir la puerta.

Me acerqué al fenómeno alias Michael, y en un susurro casi inaudible le advertí:

—¡Haces silencio o si no…! —sonrió y me molestó al punto de casi salirme humo por los oídos. ¿Es necesario burlarse de todo lo que digo?

—¿O si no qué?

—Me parece que se te olvida que pertenezco a la mafia de tu jefe, así que prácticamente también te puedo ordenar, además, que practico defensa personal y tiro con armas de fuego, que tengo más traumas que ojeras y eso es mucho decir, y que puedo estar tan loca al punto de usar una de las muertes menos agradables contigo —aclaré, sintiéndome más poderosa que nunca.

—Wao —su expresión de asombro me dejó satisfecha, pero lo que dijo luego no: —Me arriesgaré —se encogió de hombros y casi al mismo tiempo de que se escuchara otro "Maddie" por parte de Ty, él gritó: "sí, aquí se encuentra".

Significado de imbécil: Michael Mackey.

—Maddie, ábreme —ordenaron desde el otro lado.

Puse los ojos en blanco, y lo miré en un claro: esto no se va a quedar así.

Abrí, Mackey salió con su respectiva seriedad y aunque esperé a hacer un maldito encuentro con su mirada, nunca la desvío, fué un claro: wey ni te topo.

Me encendió la sangre.

—¿Qué hacía aquí? —preguntó, cerrando detrás de él.

—Me sentía mal y me trajo hasta acá —me encogí de hombros, como si fuera una historia simple.

Vida Patas Arriba Donde viven las historias. Descúbrelo ahora