Mi Esposa

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Una maldición salió de su boca cuando estuvo fuera de la habitación y agradeció que no hubiera nadie alrededor pues habría sido inapropiado mostrarse de ese modo sin motivo aparente.

Pero realmente estaba al borde del colapso por haber debido permitir que Mina estuviera cerca del pelinegro otra vez, como si nada hubiera pasado, como si este no la hubiera dañado suficiente ya, solo esperaba que no intentara pasarse de listo pues ella misma se encargaría de hundirlo sin ningún tipo de indulgencia.

Y era justo lo que estaba a punto de hacer cuando se encontró con Sachiko en el pasillo.

Con un profundo suspiro recupero gran parte de la calma que había perdido y se dirigió a ella. —Mamá Sachiko ¿Porque lo llamó? Sabe que él no merece estar cerca de ella siquiera.— Trató de ocultar su irritación pero por la expresión confundida de la mayor supuso que no había tenido éxito.

Sin embargo no tardó demasiado en ser entendida, pues solo había una persona por la que Jeongyeon sentía tanto odio en este mundo, su ex esposo, y esa comprensión la hizo evadir su mirada y contener la respiración, con el rostro invadido por la vergüenza. —Ella me lo pidió Jeong, y ya se que dirás, Mina lo odia, yo también lo hago. Al menos no había olvidado ese detalle. —Pero ahora no lo recuerda, y las instrucciones del doctor fueron... Un suspiro salió de sus labios mientras pasaba su mano por su corto cabello chocolate, ella misma estaba en un dilema en aquel momento pues nadie mejor que ella sabia que el ultimo que merecía su consideración era el pelinegro, pero se trataba de la salud de su hija y al igual que Jeong, no había nada que Sachiko no hiciera por ella.

Pero la coreana simplemente no podía encontrar alguna respuesta coherente par justificar aquel hecho. —Esto no se trata de lo que dijo Sunghoon. Tiene que ver con que ese miserable solo busca aprovecharse de ella por el accidente. Su frustración empezaba a dominarla y por como apretaba sus dientes en su boca y no paraba de murmurar en diferentes idiomas, la japonesa empezó a dudar sobre su decisión, pues aquel era un punto que definitivamente no había considerado.

Y trataría de remediarlo, si conseguía tranquilizar el volcán de emociones que era la chica frente a ella. —Jeongyeon cariño, intenta mantener la calma ¿Si? Te aseguro que no permitiré eso. Sabes que él ya no tiene ningún poder sobre nosotras. Dijo ofreciéndole una sonrisa tan gentil y parecida a la de Mina, tan pacifica, que era capaz de detener y controlar mil tormentas, pero no la de Jeongyeon.

¡Es precisamente eso lo que me preocupa! Explotó alejándose de la caricia que la mayor dejaba en su cabello. —Que gracias al estado tan vulnerable en el que Mina se encuentra, él intente manipularla y conseguirlo. Y como si todo quisiera darle la razón, los recuerdos de las muchas noches que Mina lloró en sus brazos hasta dormirse, las incontables heridas y golpes que tuvo que curarle y los ataques de pánico que sufría cada vez que se asustaba o tenía en frente a aquel hombre llegaron a su mente, haciéndola morder su labio para contener las lágrimas que amenazaron con salir de sus ojos.

Como odiaba esos días en los que Mina ni siquiera tenía fuerzas para hablar y apenas la abrazaba terminaba desmayada en sus brazos, despertando horas después a causa de las pesadillas que el mismo pelinegro protagonizaba mientras ella cuidaba sus sueños sintiendo como en cualquier momento podía explotar debido a la impotencia que la embargaba a no poder hacer eso.

Pero la voz de la japonesa mayor la devolvió a la realidad. —Jeongyeon...— No había más que calma en su voz y su mirada, como si no quedara ningún rastro, ninguna cicatriz, ningún recuerdo de aquellos oscuros días, y entonces la coreana lo entendió.

Si los hermanos Yoo eran los embajadores de la empatía, entonces las Myoui eran las reinas de la resiliencia, pues no había ningún rastro de dolor, de rabia, o de rencor siquiera en sus ojos, y eso era más admirable que cualquier otra cosa.

Remember Me | JEONGMIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora