Remember Me | JEONGMI

Tu perfume

“Todo estará bien”

“Todo mejorará”

Era lo que la coreana se repetía una y otra vez en su cabeza mientras conducía su auto a la mañana siguiente a casa de su hermana, donde dejaría a la pequeña que viajaba con ella mientras escuchaban sus canciones infantiles.

La noche anterior había debido ingeniárselas para distraer y cansar lo suficiente a la pequeña Yoo Myoui para que no preguntara tanto por la japonesa, pero no sabe si había servido de mucho pues apenas y la niña despertó corrió en dirección a su cama a ver si al fin su mami había vuelto, cosa que le rompió el corazón.

Si ya estaba sufriendo por la situación que estaba pasando con la rubia, ver que su hija sufría era mil veces peor.

Estaban a mitad de semana y al menos había tenido la tranquilidad de que su hermana Seungyeon se había echo cargo de su pequeña hija esos días.

Una sonrisa llena de nostalgia se dibujo en su boca y dio un vistazo a la pequeña a través de su espejo retrovisor, encontrándose con una imagen que la llenó de ternura, los ojos de la pequeña castaña, que eran idénticos a los de su esposa, estaban casi cerrados a causa del sueño, igual que cada viaje en el auto. —Jinnie cariño, hemos llegado bebé.— Llamó suavemente estacionando su vehículo frente a la casa de la mayor de los hermanos Yoo, suspirando por lo mal que se sentía de tener que despertarla.

Bajó de su auto y desabrocho su cinturón de seguridad para cargar a la niña, sintiendo como esta se abrazaba a su cuello escondiéndose en su hombro como siempre, al menos esos momentos con su pequeña seguían siendo iguales.

Y pensar en Mina y las infinitas veces que hacía eso fue inevitable, Yujin y ella eran tan parecidas en cuanto a sus personalidades que dudaba de todos los que le decían que la pequeña era idéntica a ella, aunque físicamente si fuera verdad, pero ella solo podía amarla mas a medida que crecía y su personalidad era igual a la de la japonesa.

Su hermana no dejó ni siquiera que tocara el timbre cuando le abrió y las recibió con una cálida sonrisa, misma que había tenido para ella todos esos días, todos esos años, siempre brindándole su cariño cuando mas necesitó y cuando la ojiverde se lo permitió. —¡Hey! ¡Aquí están nuevamente mis dos chicas favoritas!— Jeongyeon siempre había pensado que la mayor de sus hermanas era demasiado energética, pero en aquel momento y circunstancia, sintió la energía de la mayor como un rayo de esperanza, mismo que por algunos instantes lograba alejar de ella cualquier rastro de pesimismo y desaliento que el dolor le causara.

Por eso no se sorprendió ni se quejó de que tanto ella como su hija fueran recibidas de aquel modo tan cálido y cariñoso por la mayor.

Su sobrino, Romin no tardó en aparecer y contagiar a Yujin de su misma energía y sonrisa, para después llevársela a algún lugar fuera de la cocina a donde habían entrado mientras las mayores hablaban. —¿Perdió la memoria?— Cuestionó Seungyeon con una confusión que estuvo muy cerca de igualar la suya la primera vez que escucho sobre ello.

Y un escalofrío recorrió su cuerpo, pues era diferente el tener que asimilarlo en su mente, que tener que hablarlo a viva voz, cuando apenas y empezaba a lidiar con ello, de algún modo. Sus ojos verdes evadieron la mirada chocolate de su hermana en un intento de no permitirle ver la tristeza que invadía sus ojos al recordar eso, pero fue peor cuando su voz no pudo hacerlo. —Los últimos 11 años de su vida.— Informó soltando un suspiro.

Quizá Seungyeon lo había notado, quizá era demasiado obvia la razón por la que admitir eso le dolía tanto, no lo sabía con exactitud, pero lo siguiente que supo fue que terminó envuelta en el abrazo que la mayor. Luchando una vez mas con las ganas de llorar porque de nuevo había caído sobre ella el peso de la realidad que no quería aceptar.