Capitulo 30: Mírame.

56 4 0
                                    

Llevo 4 días sin salir de mi casa. La última pelea que tuvieron me dejó completamente tocada. Y hundida.
No sé que hacer con todo esto... se que hay chicas que lo pasan mil veces peor y de golpe pero lo mio sencillamente es que se a ido amontonando hasta que no cabia nada más.
Lo sé, se que os estareis preguntando: pero, ¿se a vuelto a cortar?
Pues la verdad es que si, no os voy a mentir. Pero solo han sido 3 o 4 veces más, como mucho.
En fin, que no salgo de casa, no como y no hablo con nadie, excepto con Dani. El no lo sabe y le estoy diciendo que estoy mala pero se a empeñado en venir esta tarde, genial.
Las 16:50.
Dani va llegará en unos 10 minutos asique decido arreglarme un poco. Una camiseta adidas que me queda enorme, por las rodillas para ser exactos y unos pantalones de chandal cortos negros debajo. Me pinto como un poco la sombra de la raya y el pelo ni lo toco. Para qué.
Lista, en menos de 5 minutos, recórd.
Veo la báscula delante mia y decido subirme y ver cuanto he perdido sin estar comiendo.
50Kg.
He perdido 3 kilos. Esto merece la pena la verdad, además no hecho en falta el comer, asique bien.
Derrepente llaman al telefonillo y bajo con desgana la escalera. Cuando llego abajo abro y entra Dani.
-Hola princesita. -me dice sonriente y dándome un beso.
-Hola.-digo sonriendo, o por lo menos intentándolo.
Dani hace una mueca de no comprender lo que me pasa y seguidamente subimos a mi habitación y nos sentamos en la cama con las piernas cruzadas a lo indio.
-¿Ya te encuentras mejor?-dice acariciando mi cara dulcemente.
-Si... Bueno, más o menos, ahí voy.-Y lo cojo de la mano que no acaricia mi cara.
Justo aparta la vista de mis ojos y mira a nuestras manos juntas. Rápidamente me doy cuenta y quito la mano antes de que vea lo de las muñecas.
-Estas muy rara, ¿que te pasa?
-¿A mi? Nada, enserio.-digo desviando mi vista de la suya.
En esos momentos en los que yo estaba distraida me coje la mano para simplemente agarrarse a ella y yo no me doy ni cuenta.
Veo que no habla y no siento su mirada asique me giro.
Mierda.
Pienso.
El me mira incrédulo, sin saber ni como, ni porqué.
-Miriam, ¿que te has hecho?-dice sin apartar la vista de mi muñeca.
Me maldigo a mi misma unas cuantas veces antes de responder.
-Nada...
-¡¿Como que nada?!-dice perdiendo los nervios a lo que yo me pongo aún más nerviosa.
-No me grites porfavor...-digo sin saber a donde mirar.
-¡Que me respondas!
-Dani te he dicho que no me chilles.-digo seria levantándome de la cama.
El se dedica a mirarme incrédulo, sin creerse que haya hecho eso.
-Respóndeme.-dice ya más tranquilo pero serio, muy serio.
-Nada Dani, solo que me han superado las cosas y no he estado bien, solo eso.
-¿Porque no me lo has contado?
-No quiero que nadie sienta pena por mi y menos que me vean débil.-digo cabizbaja.
-¿Enserio?-asiento.- ¿Tu crees enserio que te veria débil o sentiria pena? -hace una pausa.- Mira, jamás te veria débil, es más, te considero alguien muy fuerte. Y sentir pena... pena no, simplemente querria ayudarte pero ya veo que no quieres mi ayuda, por lo que parece.
-No es que no quiera tu ayuda sino que estoy mal Dani y lo último que quiero es arrastrarte hasta esta mierda.-digo llevándome una mano a la frente y cerrando los ojos para contener las lágrimas.
-Eh, mirame-dice cogiendo mi barbilla haciendo que levantara la cabeza y asi mirarle.- jamás pienses que podrias hacer algo malo, si yo quiero ayudarte a superar esto deberias dejarme. No quiero que te hagas más daño ¿vale pequeña?
Asentí.
-Gracias Dani.-dije abrazándolo y dandole un beso.
-Nunca me des las gracias por querer hacerte feliz.-dijo al separarse de mis labios.
Estar cerca de Dani me hacia sentirme bien, me hacia sentirme protegida y entonces, justo ahí, todo en mi interior se calmaba. Mis demonios callaban al fin, es la mejor sensación que he tenido en días.
Nos tumbamos en la cama y miramos al techo.
-Dani...
-Dime.-dice apartando la vista del techo y mirándome. Le imito.
-Quedate conmigo hoy, quedate a dormir, porfavor no quiero estar sola...-digo mirándolo fijamente.
-Me quedaré el tiempo que haga falta. Pero ¿y tus padres te dejarán?
-Ni lo sé, ni me importa.
Dije decidida y le besé.
Al separarnos sonrió. Su puta sonrisa me da la vida dios, es lo único que me calma. A mi, a mis demonios.

Si no te das por vencida.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora