Confesión De Una Hipócrita

44 5 0
                                    

Es inexplicable como me ve y me pregunta "¿Por qué estás tan feliz?"
Y de inmediato, en un segundo, soy infeliz de nuevo. Como ayer, como mañana y como hace 10 años.
Suena música preciosa y el cielo está como nunca antes, pero yo no lo veo.
El universo pone a mi entera disposición cosas inefablemente bellas, y yo le digo,
"No gracias, no puedo, no lo merezco, no lo puedo contemplar."

Mis ojos están perpetuamente cerrados ante tal belleza, asegurados con un pegamento de 10 años de desdicha que hasta hoy no he podido superar.

No, mami, no tengo una respuesta, porque lo cierto es que no estoy feliz en lo absoluto. Ni lo estaré mañana, ni lo estuve ayer o hace 10 años.

Ni estaré contenta en mi cumpleaños número 22, que es el domingo. Pero pretenderé que si, por usted y las personas que me aman, y por las que amo de vuelta incondicionalmente.

He tomado mis pastillas, he ido a mis sesiones de terapia, he dejado las drogas y el alcohol, bueno, lo último no es cierto del todo, pero usted nunca lo sabrá por qué nunca me leerá, y yo no le diré que me lea, aunque tengo la ligera sensación de que eso me haría un poco menos infeliz.

He cuidado una planta, he paseado a archie, he viajado, he dicho miles de "te amo" y escuchado miles devueltos.
Pero mis ojos permanecen cerrados.
Tal vez, un día, si un milagro sucediera y se abriera una grieta que me permitiese ver, entonces no sabría quién soy.

¿Quién soy  yo sin mi tristeza?

No soy nadie, y sin ella estoy completa y absolutamente sola y perdida en un mundo donde todos tienen un lugar a donde ir y a donde regresar, una canción favorita, una rutina, un trabajo, un título o al menos, un escape.
Por mi parte, por más que corra, no llego a alejarme nunca de mi mente, ni de nada, entonces me es imposible escapar.

Tampoco es mi deseo escapar, me quedaré aquí plantada cuidando de ustedes y siendo miserable, porque así fue decidido el día en que nací, mucho antes de que ustedes nacieran, o yo deseo convencerme de eso, porque ya estoy cansada de buscar la felicidad, no está en ninguna parte, ni "a la vuelta de la esquina" como hipócritamente he escrito antes.
¿Quién era la persona que escribió ese texto tan esperanzador y a cuantas personas engañé?

No he de abrir los ojos ante algo que no está.
No he de abrir mis ojos ante algo que no es para mí y de lo que no podré adueñarme nunca.
Los he convencido a todos, a todos menos a mi reflejo, (nota para mí, romperlo en mil pedazos).
No lo lamento porque no pretendo su perdón, y si algún día esto llega a ser leído, yo ya no existiré.
Estaré metros bajo tierra y kilómetros en el futuro, tal vez reencarnando.
Espero ser algo hermoso, dichoso y prospero en mi próxima vida, como una orquídea, o tal vez, una canción.


Amor, Soledad y PenaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora