Habitan en mí el odio, la tristeza y la melancolía.Me conforma algo aborrecible para la mayoría, en secreto convivimos, como amantes.
Nos recordamos mutuamente como cuando apagan las luces y la gente voltea la mirada, nos regodeamos de ello.
Me invade el deseo de acabar con esta vida que no me pertenece.
Se supone le pertenece a algo más grande.Alguien más grande.
Alguien más fuerte.
No hay espacio para las muñecas de porcelana en los contornos de mi mundo.
Solo queda sitio para los que triunfan en lo que no puedo tener éxito.
Los victoriosos.
Los imperturbables.
Los sanos.¡Arriba una copa por los débiles y los fuertes!
Un brindis por la compleja e incorpórea línea que los divide.
Bebamos, bebamos por el rechazo, propio y ajeno.
Por la arrogancia humana.
Por la indiferencia a las muñecas
que penan.Embriaguémonos por esta monstruosa especie.