Si me hubieras descubierto limpia e
impoluta,
Desnuda
Despojada de mi distintiva
fatalidad y desdicha.
Si hubieras levantado la vista;
¿Habrías visto más allá de mis senos, mi semblante apagado,
¿De la invitación de mis piernas?
¿Habrías advertido que no veía
a través de ti,
si no mucho más allá de ti?
He oído que no hay tal cosa
Cómo amar demasiado.
"Si que lo hay" pensé entonces.
Mientras
besaba tus labios y
entrelazábamos nuestras manos.
Eran demasiado suaves, demasiado delicadas.
No se asemejaban en nada
a las manos que conocía.
"Si que lo hay", me lamenté.
