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Jimin retrocedió hasta que su cadera chocó con el borde de la cuna, el llanto del bebé lo trajo de nuevo hacia la realidad, tragando grueso envió sus manos hacia su rostro retirando las lágrimas estancadas en las esquinas de sus ojos.

Odiaba todo.

No era la primera vez que su hermana escapaba cuando surgían problemas, tampoco lo era el hecho de que su vida corriera peligro.

El día en que su hermana en medio del llanto gritó y lo abandonó en medio de una cantidad inimaginable de hombres a su alrededor, supo que jamás podría hallar algo bueno en ella.

Nuevamente lo estaba confirmando, él realmente solo tenía la intención de visitarla, tal vez solo ver qué tan mal estaba su vida, en ningún momento había mantenido contacto con ella después de aquel suceso, pero se sorprendió al hallarla vivir en el mismo lugar durante los últimos cuatro años.

Ella no había sonreído al notar su presencia, al contrario, su expresión agría fue tan notoria que Jimin sintió su estómago revolverse allí frente suyo, pero se negó a mostrar algún indicio de que aquello le afectaba.

Pero ahora se hallaba nuevamente en problemas a causa de aquella mujer con la que compartió el mayor tiempo de su vida.

Se asustó al escuchar la puerta ser abierta bruscamente, uno de los hombres que reconoció como el que lo llevó al interior del auto traía entre sus manos un biberón, de no ser porque la situación en que se hallaba era aterradora, podría haberse reído al ver el enorme y fornido hombre sostener un producto para el bebé.

— El jefe quiere que lo alimentes y hagas que se calle de una vez por todas — el hombre no dudó en lanzarle el biberón a Jimin quien por suerte al tener buenos reflejos lo tomó entre sus manos.

De nuevo, solo se pudo escuchar el llanto del bebé cuando el desconocido abandonó la habitación haciendo sonar la puerta al cerrarla con fuerza, Jimin no tardó en comprobar la temperatura del biberón como había visto que hacían algunas madres en la televisión.

— Jesús, realmente espero que solo sea leche — murmuró al sacar al pequeño de la cuna y llevar el biberón hacia la boca de este.

Su rostro se giró para observar por primera vez de forma clara la habitación donde se hallaba, el lugar lucía extrañamente acogedor, había pocos muebles que la hacían ver simple, pero todo y cada cosa allí adentro estaba relacionado con bebés.

Incluso halló una cómoda silla acolchada donde se atrevió a tomar asiento en el borde sosteniendo al pequeño contra su torso, su vista se trabó en el menor quien a pesar de tener parte del biberón en el interior de su boca no parecía estar bebiendo de este.

Se preocupó de forma inevitable, sus dedos sostenían con nerviosismo el biberón el cual retiró lentamente, pero en cuanto lo alejó lo suficiente como para notar distancia el pequeño emitió un leve sollozo.

Su reacción fue devolver el biberón a su boca, esta vez vio el movimiento en la boca del pequeño, se alivió al verlo alimentarse con fuerza mientras se preguntaba si su hermana lo habría alimentado en algún momento desde su nacimiento.

No se sorprendería si no lo hizo.

Ella realmente mostró cero interés por la vida del pequeño.

Lo que seguía sorprendiéndole era el hecho de que lo haya concebido en primer lugar, su hermana debía estar tramando algo, de eso podría estar seguro, pero si aquello involucraba al hombre de hace unos momentos atrás la situación no era para nada alentadora.

Escalofríos llenaron su cuerpo entero al recordar los dedos envueltos con fuerza contra su cuello, creyó que el hombre le asesinaría allí mismo frente al infante.

— Es bueno saber que estás hambriento — murmuró Jimin hacia el bebé al ver que ya había consumido la mitad del contenido.

El menor se tomó su dulce tiempo en terminar de beber el biberón, Jimin ya se hallaba pensando frustradamente sobre cuál acción seguía luego de ello, recordaba algo sobre que debía mover al pequeño contra su torso y palmearle suavemente en la espalda.

Pero él no sabía mucho de bebés, así que estaba ahora demasiado angustiado no solo por su vida, sino por la del pequeño al recordar las amenazas del hombre, si lo que decía era cierto y él cometía un error que cobrara la vida del menor, su vida estaría en riesgo por igual.

Ahora no solo importaba su vida, sino la de su pequeño sobrino.

— ¿Dónde está? — Jimin evitó sacudir su cuerpo por el susto al escuchar una voz grave cercana. Ni siquiera había escuchado la puerta ser abierta, le asustó la capacidad del enorme hombre de ser sigiloso.

Elevando el rostro se percató de la presencia del hombre aterrador, aquellos ojos de colores centrados en su existencia, tragando grueso observó el rostro del bebé notando que este ahora solo movía su pequeña boca alrededor del biberón vacío.

— No lo sé — respondió Jimin sabiendo que se refería a su hermana.

— Tú lo sabes — inquirió el hombre.

Jimin sintió su cuerpo llenarse rápidamente de miedo, sus manos temblaron cuando retiró el biberón para acomodar a su sobrino contra su torso, parte del cuerpo del bebé contra su hombro izquierdo, pequeñas palmadas de forma delicada contra la espalda del menor.

Estaba rezando en sus pensamientos aquellas oraciones que alguna vez escuchó cuando pasó una larga temporada en la calle, solía refugiarse en la entrada de una pequeña iglesia cuando el frío era demasiado insoportable.

El hombre se acercó un poco más, el más bajo mantuvo la mirada en dirección hacia la alfombra oscura que decoraba el suelo de la habitación, escuchó sonidos provenientes del menor por lo que pensó que estaba haciendo bien los movimientos.

— Yo realmente no lo sé — soltó Jimin de nuevo — solo estaba allí de visita, cortamos conexión desde hace cuatro años.

— Pero estabas allí, ¿no es así? Cortaste conexión con esa perra, pero sin embargo, fuiste a verla.

Jimin inhaló temblorosamente al sentir unos dedos rozar su hombro libre antes de sentirlos deslizarse y apretar con fuerza abrumadora. Su rostro formó una mueca de dolor de inmediato.

— Por favor, estoy diciendo la verdad, yo no la había visto desde hace cuatro años, solo fui a ver cómo estaba — repitió con voz temblorosa.

De nuevo, había lágrimas llenando las esquinas de sus ojos.

— ¿Por qué debería creer en tu palabra? ¿Acaso ambos no son la misma clase de basura? — cuestionó, su voz sonando extrañamente en voz baja.

El miedo aumentó cuando el hombre deslizó sus dedos en dirección hacia su cuello, podría apostar que ya tenía marcas del suceso anterior.

— Yo admito que no he tenido una buena vida, pero realmente no tengo nada que ver con lo que haya hecho Ciara, no sabía que ella estaba embarazada — su voz sonando asustada cuando los dedos regresaron a su hombro para apretar de nuevo, esta vez con menos fuerza.

— Esa maldita mujer se cree inteligente — soltó el hombre aterrador como lo apodó Jimin en su mente — pero ella cometió un grave error en sus negocios.

¿Negocios? Jesús, en qué problemas estaba metida su hermana.

— Ella está siendo buscada por muchas malas personas — comentó suavemente cambiando su tono de voz — todos saben que la única familia que tiene eres tú, el único al que podrían buscar para interrogar por su paradero.

Oh no, Ciara realmente lo había metido de nuevo en problemas.

Él debió abandonar el país cuando tuvo la oportunidad de hacerlo, pero el miedo a enfrentar su realidad lo obligó a quedarse.

Ya nada servía de todas formas, él estaba atrapado por su culpa.

FirstBorn °Kookmin°Donde viven las historias. Descúbrelo ahora