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— Aún sigues aquí — la voz mañanera de Jeon lo asustó. 

Jimin se giró con rapidez hallando al hombre bajo el umbral de la puerta, su vista dirigiéndose en dirección hacia el pequeño que se hallaba despierto en la cuna. 

— Yo solo... — Jimin no estaba seguro de cómo responder. 

— No interesa — agregó Jeon repentinamente — tu hermana es una jodida perra escurridiza. 

Tal vez debió haberse sorprendido por la brusquedad en que Jeon se expresó de su hermana, pero la realización de que la mujer no era exactamente amada por los demás, lo hizo sentirse molesto e incómodo. 

Jeon decidió finalmente avanzar hacia ellos, el más bajo por instinto retrocedió hasta chocar contra uno de los laterales de la cuna. 

— Ella ha estado moviéndose entre los pueblos — Jeon frunció el ceño — ha cambiado su nombre en diferentes ocasiones al igual que el color de su cabello. 

Jimin tragó saliva con fuerza cuando Jeon se detuvo a su costado, su mirada fija en el pequeño quien al percatarse de una presencia extra en la habitación, giró el rostro para encararlo. 

— Sé que no es la única que ha usado ese método para huir cada vez que hay problemas — Jeon llevó su mirada hacia Jimin captando su total atención. 

Tus ojos son bonitos, recordó Jimin al instante.

Sintió sus pómulos calentarse un poco. 

— Es el pasado — respondió Jimin bajando la cabeza — al menos para mi.

— Al menos para ti — repitió en voz baja Jeon a su costado. 

Jimin no podía evitar sentirse nervioso, asustado con la presencia cercana de Jeon, el hombre lograba poner su piel de gallina con cualquier movimiento suyo, pudo observar las grandes manos de Jeon aferrarse al borde de la cuna con poca fuerza. 

Había un reloj en su muñeca izquierda, Jimin no sabía demasiado acerca de marcas lujosas, pero él sabía que estaba observando una justo ahora, al igual que el resto de la vestimenta del hombre. 

Algo que Jimin jamás podría costearse por sí mismo. Se sintió afligido de repente con sus propios pensamientos. 

— ¿Debería preocuparme de que robes mis cosas? — la pregunta de Jeon logró ofender con rapidez a Jimin. 

Una expresión de indignación llenando su rostro en respuesta. 

— ¿Cómo te atreves a acusarme de ladrón? — respondió Jimin visiblemente molesto. 

— Recuerda que sé todo sobre ti — mencionó Jeon — robar es fácil para ti, era la forma en que estuviste moviéndote y ocultándote varios años atrás. 

Jimin quiso responder a su agresión, pero no pudo hacerlo. 

Odiaba tener que recordar esa época, él lo había hecho para sobrevivir y cuidar de su hermana quien en ese tiempo era demasiado pequeña para valerse por sí misma. 

— Yo no robaré sus cosas — respondió sin más frunciendo el ceño. 

Estaba molesto, quería golpear al hombre.

Además, le asustaba la forma en que Jeon era receptivo a su alrededor, el hombre era observador o simplemente intuitivo, sin importar la razón de esto, le molestaba la forma en que este percibía sus acciones. 

Siempre estaba atento a sus movimiento, eso lograba inquietarlo. 

— Bien, es bueno saberlo — Jeon se alejó de la cuna en dirección hacia la puerta — no debo recordarte que tienes prohibido moverte fuera de la mansión con el pequeño. 

Eso captó la atención de Jimin. 

— No me importa qué haces — agregó el contrario — pero el pequeño se queda en la mansión.

 Dicho esto, el hombre salió finalmente de la habitación perdiéndose de la vista de Jimin, el aludido suspiró molesto. Su vista cayendo en su sobrino quien lucía ajeno a la situación que ocurría a su alrededor. 

Aquella amenaza, tal vez orden, no estaba seguro de qué se trataba, no importaba de todas formas, él podría moverse fuera o dentro de la mansión, pero llevarse al pequeño lejos de allí parecía cada vez más una misión imposible de realizar. 

La cantidad de guardias había aumentado en la última semana, él no era tonto, lo había percibido. Le incomodaba el hecho de que no importaba hacía dónde se dirigiera, allí habría algún guardia rondando cerca. 

Incluso ahora que se estaba aventurando por la mansión, en los últimos días solo había estado moviéndose entre la habitación que estaba ocupando y la de su sobrino. Su vista jamás se había atrevido a detallar su alrededor, ahora, por alguna extraña razón lo estaba haciendo.

Él no quería verse influenciado por las palabras de Jeon, pero aquello último que le había dicho le había generado el valor suficiente como para moverse con cierta libertad dentro de la mansión. Sin embargo, no estaba seguro de hacía dónde debía moverse, incluso los trabajadores que estaban realizando la limpieza, lo estaban observando con atención. 

Esto evitó que moviera sus manos, no quería generar una idea de que intentaría hurtar algún objeto valioso que hallase en el camino, se detuvo en algún punto entre lo que parecía ser una gran sala y un pasillo amplio. 

No tenía idea alguna de si debía continuar avanzando o simplemente retroceder sobre sus pasos. 

— La cena está lista — una de las sirvientas de la mansión tomó por sorpresa a Jimin quien giró a verla. 

La mujer estaba detrás suyo manteniendo una distancia considerable, en su rostro no había expresión legible alguna, ella solo estaba esperando que Jimin la siguiera en cuanto giró su cuerpo para moverse de allí. 

El aludido la siguió a través del pasillo ignorando la mirada de los guardias que los seguían, pudo escuchar a la lejanía el bullicio de su pequeño sobrino, esto lo alertó, pero al momento en que avanzaron un poco más pudo ver el lugar de donde provenía el ruido. 

En uno de los tantos largos pasillos estaba Jeon de pie sosteniendo al pequeño entre sus brazos, Jimin quedó atónito por la escena, hubo un ruido fuerte aturdiéndolo, la lluvia regresaba después de un tiempo acompañada por truenos ruidosos. 

Jeon estaba justo al lado de una ventana al final del pasillo, su cabeza elevándose para toparse con la mirada perpleja de Jimin desde el otro extremo. El pequeño bebé elevando uno de sus brazos a la vista. 

Jimin quería ir hacia él, hacia su sobrino y tomarlo de los brazos de aquel hombre aterrador. Pero la carencia de expresiones en el rostro de Jeon no le dio la confianza necesaria para alcanzarlo.

— Joven — la mujer le llamó una vez más — el comedor es por aquí. 

Al ser llamado Jimin la observó enseguida, la mujer estaba señalando un gran comedor que estaba tal vez a unos cinco metros de distancia entre ellos, pero su atención regresó hacia el pasillo, para su sorpresa Jeon ya no se encontraba allí, por ende, había perdido de vista a su sobrino.

— No debo recordarle que el amo tiene poca paciencia con huéspedes como usted — la frase de la mujer tomó por sorpresa a Jimin. 

Eso fue suficiente para obligarlo a moverse finalmente de allí e ir en dirección hacia el comedor, la escena en el pasillo lo había atormentado a simple vista, jamás había visto a Jeon de aquella forma sosteniendo a su sobrino. 

A su hijo, al hijo de su hermana.

Él estaba asustado por el futuro del pequeño, pero comenzaba a preocuparse por el suyo también. 

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⏰ Última actualización: Nov 03, 2024 ⏰

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