Capítulo 9: CALAVERA

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ALYSSA

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ALYSSA

Simón Becker, tantas palabras que lo describirán y ni una sola es buena.

Guerra, enfrentamiento, rivalidad, juicios, muerte todas contaban lo que Steven y Simón fueron.

Escuchaba a Steven siempre hablar sobre él.

No sabía el motivo por el cuál nuestras familias estaban enfrentadas, pero tenía que hacer lo posible por proteger al clan y eso empezaba con la familia Becker.

Cuando tomé el control de todo al fin pude conocer a Simón.

No fue grato el regalo que me dio, me mandó una cabeza de cerdo en una caja con mi nombre.

Esperaba algo más creativo, hasta una bomba podría haber sido un regalo más interesante, aunque en ese entonces no había visto un animal por demasiado tiempo.

Me sorprendió.

Me sacaron de mis pensamientos cuando una mujer rubia se sentó al lado de él, era demasiado joven a comparación de Simón.

Traía puesto un vestido negro con un escote bastante pronunciado.

Cuando se fijó en mí no me agrado para nada la mirada que me dio.

Levanté el mentón y llevé la copa de vino a mis labios, si intentaba asustarme pues falló olímpicamente.

Intente disimular una sonrisa sarcástica mientras dejaba la copa sobre la mesa.

Ella me miró y sonrió de la manera más falsa que me había.

-Hola, soy Dayana tu debes ser la tal Alyssa de la que tanto hablan-miró directamente a mis ojos fingiendo inocencia.

Nada más insoportable que una mujer cuestionando a otra y si ella iba a hacerlo pues juguemos las dos.

-Si esa soy yo, pero disculpa ¿tú quién eres? Es que no te conozco ni de vista- respondí mientras sonreía.

Una mueca de rabia le cruzó la cara en cualquier momento me lanzaría su bebida.

-Dayana Williams una amiga cercana de la familia Becker-cuando terminó de hablar le dio una mirada rápida a Simón.

Me volvió a poner atención.

-Claro como te decía soy una amiga cercana a los Becker en especial con el hijo de Simón-me miró con superioridad como si me estuviera diciendo algo indirectamente, como si ella supiera algo que yo no.

Sabía que Simón tenía un hijo, pero no lo conocía y ni pensaba hacerlo, con un Becker y con los problemas que este me traía prefería lidiar con uno solo.

-Que alegría por ti enserio que felicidad-respondí con sarcasmo-, pero sin ofender, en ningún momento de la conversación te pregunté si quería saber tu historial con los Becker, eso te lo guardas para ti querida Dayana y si me disculpas necesito ir por un trago.

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