¨Aprendí que el amor te consume por completo, que hasta podría llegar a matarte¨
Hay personas que nacen con dolor y hay otras que van hacia él, Alyssa sufrió mucho y sin ella pensarlo tenía traumas, creía que era normal hasta que su padre murió. Est...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
ALYSSA
—Listo.
—Ok, es hora ¿Asher?
El se dio vuelta mirándome en silencio, lo cual tomé como una afirmación.
Era hora de la misión.
Asentí en dirección de todos, Adrián en el asiento de piloto del coche, Izel a mi izquierda y Asher a mi derecha.
—Listo, ahora, en treinta y cinco minutos los quiero aquí. Suerte.
Tenemos que actuar rápido, Izel bajó del coche, lo imite y Asher me siguió.
Llevaba puesto un vestido gris liso corto, hoy no traía botas, en su lugar me puse unos tacones con cintas y obviamente mi liga en la pierna izquierda dónde se encuentran mis dagas.
Asher vestía con una camisa negra, al igual que unos pantalones negros y sus zapatillas del mismo color.
Caminamos hasta el lugar, una alfombra roja dirigía el camino hasta la entrada, avanzamos todo ese trayecto para ingresar.
Al entrar al lugar Asher me tomó de la cintura pegando mi cuerpo con el suyo.
No dije nada, era hora de actuar.
El lugar estaba lleno, las personas bailaban al ritmo lento de la música, caminamos hasta el final del salón. Entramos por un pasillo, caminamos hasta el fondo de este, nos detuvimos enfrente de una puerta.
Mire a Asher, durante todo este tiempo no hablamos nada.
—Ash.
Su mirada quedó fija en mí. Me soltó para llevar su mano a su espalda, sacó su arma para apuntar a la puerta.
—Entrar así no es la mejor opción teniendo en cuenta que no nos invitaron.
No dejo de apuntar.
—Para eso estamos aquí ¿no? Solo entró, disparó para asustarlos, esperamos a que aparezcan y los matamos.
Me quedé mirándolo fijamente.
—Asher, deja hacer el plan como siempre lo...
Antes de terminar la puerta se abrió por completo, cinco hombres aparecieron, los cinco nos apuntaban con sus armas, los puntos rojos se empezaron a ver en el pecho de él.
Mire a Asher con enojo.
—Buen plan, Asher, muy buen plan.
—¡Baja tu arma, ahora!—gritó uno de los hombres.
Asher la tiró de mala gana al piso, baje mi mirada a esta.
