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El nuevo período escolar inició hace semanas atrás, dejando ver a muchos adolescentes ya hastiados con la idea de nuevos proyectos y tareas.
El resto de alumnos no lucían tan emocionados como Toni y Kristel, quienes caminaban a paso seguro hasta su aula.

Mientras los demás se quejaban, ellos no saciaban su sed de aprendizaje, preguntándose que nuevo y emocionante tema les esperaba esa semana.

-Aquí está. Durante las próximas 48 horas, este será su bebé-

Su emoción cambió a incertidumbre al ver a su profesor entrar al salón de clases con varias bolsas de harina con él.

-¿Cómo?, ¡¿Vamos a aprender a hacer bebés?!- preguntó una chica al fondo de la clase. Dejando de tomarse selfies, bajó su celular pues esto había logrado llamar su atención.

-En un molino, talvez- murmuró el profesor.

-Además, si pusieras atención por una vez, sabrías que eso ya lo aprendimos- regañó otro de sus compañeros.

La joven viró los ojos en señal de fastidio, para regresar a su teléfono.

-La tarea es sencilla, le pondrán un nombre y lo cuidarán- indicó. -Si algo le pasa, reprueban-

-¿Y esto en qué ayudará?- rió el chico de la vez anterior.

Toni dio su opinión antes de que el maestro les respondiera con un "-1 punto para todos ustedes". -Talvez es una forma de fortalecer nuestro sentido de responsabilidad-

-La persona a su lado es su pareja- finalizó. -Jamás lo pierdan de vista-

Kristel volvió su vista a su izquierda, sonriendo al saber que su pareja sería su propio novio.

-Claro, esto será pan comido- decía el pobre chico, al darse cuenta que su pareja sería la joven más distraída de la clase.

-¡Vamos equipo Krisni!-

-¿Krisni?-

-Kristel y Toni, vamos es obvio-

El castaño la miró con una ceja alzada y una sonrisa burlona.

-Ok, talvez deba pensar en una mejor- admitió. -Ahora, a disfrutar de nuestra paternidad-

-Eso no será nada fácil- suspiró, la sola palabra de por sí detonaba muchas obligaciones.
Aunque pensándolo bien, no habia otra persona con la cual quisiera criar a una bolsa de harina más que con su novia.
Su querida chica, que ya había terminado de dibujarle una tierna carita a su bolsa.

La hora de salida era la más esperada por los chicos durante todo el día y la única oportunidad de Kristel para ver a su prima durante la escuela y regresar a casa juntas.
Sin embargo esta vez fue diferente, pues la mayor parecía más distraída de lo normal.

-Jamie- llamó desde lejos, levantando ambas manos al aire.
-Jamie- Esta vez decidió acercarce más a su receptora.

-¡Jamie!-

-¿Ah?, ¿Qué?-
Al fin, la chica se dio cuenta de la presencia de ambos. Ya juntos, Kirstel procedió a explicar no sin antes notar la mirada inquieta de la mayor.

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