『E18」

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El joven corría por el sector 7 bajo una capa que cubría su rostro. Avanzaba entre la multitud que se dirigía al palacio, mientras él continuaba en sentido contrario.
Quería encontrar un buen lugar para enconderce durante la ceremonia y reflexionar en tanto lo buscaban.

Molestia.
Estaba molesto consigo mismo, pues nunca antes se le había cruzado aquella idea que ahora lo hacia dudar entre si aceptar la marca de la realeza o no.
Pero ahí estaba, huyendo de sus problemas.

La arena estaba perfectamente lista para el día de la coronación en Akiridion-5. Sus padres y su tio Eli tenían los mejores asientos por sobre ellos, mientras tanto Sander se aseguraba que todo fuera bien antes de comenzar.
Sonrie y saluda, sonrie y saluda— se repetía el Rey de Akiridion apretando los dientes en una sonrisa. Sonrisa que no podría mantener más tiempo si es que sus hermanos menores no aparecían.
¿Dónde estarán?—

Magestad— llegó Varvatos tras de él. —Ya casi llega la hora de empezar con la ceremonia—

Suspiró, borrando la expresión anterior. —Lo sé, ya tardaron mucho—

Sacando su comunicador, dio un gesto de calma hacia los antiguos Reyes y se dispuso a contactar a su hermana.

La Akiridiana daba su última práctica, siendo interrumpida por el sonido insistente de aquel aparato.
Bajó ambas cerretas para tomar el comunicador con su tercer brazo.
¿Si, su alteza?— bromeó sin ver en su totalidad el rostro del mayor.

Nadia, ¿Sabes donde está Aiden?—
Ni un saludo, solo quería saber donde se había metido el chico.
¿Tu ya estás lista?—

—Relájate hermanito, ya voy a la arena— contestó, preparando sus armas. —Y Aiden, bueno...creo que se escapó—

—No otra vez— murmuró antes de finalizar la llamada.

Nadia acarició el puente de su nariz al reconocer lo que estaba pasando, era el día en que recibirían la marca y su mellizo no aparecía. Y no solo eso, sino que toda la semana anterior se había hecho el gracioso, escapando cada que habia entrenamiento.
Ya es tarde— musitó Nadia cuando al fin el contrario se dignó en contestar su llamada.

Yo creo que estoy a tiempo — dijo bajito, en tanto se sentaba y pensaba mejor sus palabras. —Además, no pienso ir—

Nadia no quería creerse lo dicho por el Akiridiano; sin embargo, el haber pasado toda la vida juntos, le había enseñado a reconocer cuando este mentía y cuando no.
Desgraciadamente, esta vez era muy sincero.
—Nada de eso. Si no llegas en 5 mekrons, te las verás no solo con Sander sino con mamá y papá —

—¿Puedo compartirte mis penas, hermanita?—

La contraria se quedó quieta en su lugar ante el tono bomista y serio a la vez, raro en el chico.

Yo...no quiero estar ahí. He pensado que talvez no quiero ser Rey en espera —

—Pero, ¿No que íbamos a estar para Sander a su lado?—

—Y voy a estarlo, siempre estaré ahí para él, para ti y para mi gente— aclaraba. Eso ya lo había pensado y el rechazar la corona no significaba que los abandonaría.
—Pero en Arcadia, ellos también son mi gente...ambas partes son mi hogar— reconoció, no teniendo en mente otro lugar del basto universo que no fuera esa querida "bola de lodo" como le llamaba su tio.

Krel, eso es.
Quizá el pueda ayudarlo a entender lo que sentía, puesto que él ya se habia encontrado en su posición una vez.

—¿Por qué ahora, exactamente?—
Nadia lo trajo de nuevo fuera de sus pensamientos, intentando saber la razón de su rebeldía justo ahora.

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