『E6」

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Jamie Lake, la hija mayor de James Lake Jr y Clara Nuñez. La mayor de sus cuatro primos, una chica centrada y amable, que adoraba jugar con cada uno de sus primos desde que tenía memoria.
Siempre permanecía atenta a ellos, estaba dispuesta a ayudarlos y enseñarles lo que necesitaran.
Estar al pendiente de ellos nunca le molestó; al contrario, se sentía agradable, aunque no iba a mentir era cansado. No era una obligación ni nada forzado, ya que entre ellos se cuidaban las espaldas.
Eso si, con lo que más se le dificultaba lidiar era cuando los chicos iniciaban una pelea, hasta ella se unía a sus rabietas. Pero el desenlace casi siempre era un castigo de parte de sus padres.
Era feliz así a pesar de todo.

Estaba orgullosa de la vez en que le mostró a Sander como amarrar sus agujetas, de la vez donde le ayudó a Kristel a perderle el miedo a la oscuridad y de la vez cuando cuidó de los gemelos un día entero, con ayuda de su madre claro.
Ella aprendia con ellos y ellos aprendian con ella.

-Eres una gran prima- Lya acompañaba a Jamie hasta la salida de Mercado-troll. -Estoy segura de que haces un mejor trabajo que yo con mis hermanitos.
-No digas eso, ellos te aman- se apresuró a decir. -Los primos son una cosa y los hermanos otra. No creo que sea tan buena hermana como prima, es por eso que tengo suerte de ser hija única.
-¿Y si eso llega a cambiar?- inquirió la Troll.
Eso no era muy factible, sus padres nunca hacían mención de esos temas, ¿Por qué las cosas cambiarían tan repentinamente?

Meses después de la conversación tan peculiar que había compartido con Lya; plática que a pesar de haberse dado hace ya un tiempo, recordaba perfectamente; Jamie regresaba a casa luego de un monótono día de escuela.
De su casa parecían venir unos cuantos murmullos, eso significaba que mamá tendría visitas pero nunca se imaginó que toda su familia se encontrara ahí.

Parecía un convivio agradable, todos lucían cautivados y congratulaban a su madre, no entendía el motivo hasta que paseándose entre las personas escuchó a su abuelita Bárbara decir "Ay que emoción, muchas felicidades por el nuevo bebé "

Esperen, ¡¿Qué?!

Con que esa era la sorpresa que tenían sus padres para ella y vaya sorpresa, no sabía que pensar solo sabía que tardaría un poco en asimilar lo que ocurría.

-A mi parecer tienes suerte- decía la mitad Mago, sentándose en el césped del patio trasero. -Cuando saco ese tema, mis padres lo evaden de inmediato. Pero ya me resigné, supongo que estoy bien solo con Amice- La cria de dragón se rozó contra la palma de su mano, como apoyando lo dicho por Kristel.

-Vamos, ser hermano mayor no es tan malo. Te acostumbrarás- aseguró Sander, sacudiendo los cabellos de los mellizos, quienes lo miraron molestos por despeinarlos.

Jamie tenía miedo, la inseguridad no la dejaba tranquila. Entre más lo pensaba, más se daba cuenta que muchas cosas cambiarían y ¿Si no era una buena hermana? ¿Si esa o ese pequeñito no la quería?
Fuese lo que fuese o como ocurriera, no estaba lista.

-¿Qué pasa mija?- Clara notaba que el ánimo de su primogénita no era el mismo, algo andaba mal y debía averiguar que era.
-Nada mamá- mentir no serviría de nada, no con ella.
-No digas eso Jamie B. Lake, te conozco. Mejor dime la verdad- demandó con un tono dulce y comprensible.
-¿Es por el nuevo bebé?- esta vez fue su padre el que habló.
Jamie asintió.
-¿Tienes miedo de que robe toda nuestra atención?-
-¡No!, no es eso- negó rápidamente. -Es solo que, temo no ser suficiente. El fallar como su guía, como su amiga. No sé si lo haré bien-
Intentó no llorar, pero el abrazo grupal proporcionado por sus padres no ayudó en eso.
-Amor, yo también fui hermana mayor y no es malo.- Clara limpió las pocas lágrimas que alcanzaron a salir, besando sus mejillas con cariño.

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