Capítulo 11

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USA despierta tras haber tenido un mal sueño del pasado. Canadá llega al lugar mal herido. Inglaterra y Francia van hacia él, pero Canadá rechaza su ayuda y camina hacia USA con enfado.

—Maldito....

Susurraba Canadá con una mirada asesina. USA ni se inmunda. Los demás países le preguntan por sus heridas a lo que comienza a hablar.

—Me las causó México, y todo es por tu culpa— le señala Canadá, pero su hermano no le responde— ¡Di algo, maldito imbécil!

—Canadá, ese vocabulario...— expresa Francia algo molesto por su comportamiento.

—¿¡Como te atreviste a hacerle eso a México!? — exclama Canadá.

—¿De que estas hablando, Canadá? — pregunta Rusia.

—¡USA violó a México! — responde Canadá con mucha rabia— ¡Por su culpa México esta del lado del enemigo!

Los demás países se sorprenden de escuchar eso, pero a la vez lo sospechaban, pues sabían que USA siempre molestaba a México, aunque no creían que fuera capaz de hacer eso. Rusia en enfada mucho y arremete contra USA. Intenta golpearlo, pero USA saca un arma y le apunta.

Rusia y USA se miran con odio mientras Canadá intenta ir contra su hermano, pero Francia se lo impide. Japón se tira al suelo con las manos en la cabeza rogando por su vida. Colombia protege a Chile quien esta muy aterrado. Parecía que se iba a haber una batalla, pero España interviene.

—¡Suficiente! ¡No es momento para pelear entre nosotros! — exclama España.

—¡Él violó a México! — exclama Rusia.

—Lo sé, si escuche, pero iniciar una Tercera Guerra Mundial no ayudara mucho— explica España para luego señalar a Japón— Tan solo vean a Japón, el pobre ya está delirando.

—No más guerra. No más guerra— susurraba Japón con una mirada de miedo.

Japón aún sigue traumado tras lo sucedido en la Segunda Guerra Mundial, en especial por las bombas atómicas que le lanzó USA para detenerlo. Japón se arrepiente de sus actos del pasado, pero eso no detiene las pesadillas.

Cuando finalizó la guerra, Japón fue uno de los más afectados. Aunque trataba de seguir adelante, le fue difícil debido a las heridas causadas por la guerra. Intentó pedir ayuda, pero los otros países lo veían con despreció. Algunos solo iban a observarlo para ver los efectos secundarios causados por la bomba.

Como era algo nuevo eso de las bombas atómicas, muchos países sentían curiosidad y veían a Japón como un conejillo de indias. Los japoneses comenzaron a discriminarse entre ellos, despreciaban a los sobrevivientes de las bombas. Parecía ser el fin de Japón.

Creía que iba a morir. Hasta que un país le ofreció su mano. Vio que se trataba de México. Ya había tenido una batalla con México durante la Segunda Guerra Mundial, donde fue derrotado por ese país latino. Japón se asusta y se aleja arrastrándose por el suelo rogando por su vida. México se acerca a él y le da medicina para la herida causada por él en la guerra.

—Espero que esta medicina te sea útil. Lamento haberte causado esa herida, pero te lo merecías— le dice México.

—¿No vas a matarme? — pregunta Japón muy asustado.

—¿Por qué habría de hacerlo? — le pregunta México con el ceño fruncido.

—Cause mucho daño, lastime a mucha gente. Por culpa de mis errores, mi gente tuvo que pagarlo muy caro— expresa Japón con lágrimas— Merezco la muerte.

—Es cierto que hiciste mal, pero todos cometemos errores— expresa México— Pero parece que ya aprendiste de tus errores.

México intenta acariciarle la cabeza, pero Japón lo aleja diciéndole que no debe tocarlo o será expuesto a la radiación. México no hace caso y le acaricia la cabeza.

—Tranquilo, todo estará bien— le dice México— Si tus sobrevivientes no son aceptados en tu país, yo puedo darles refugio.

—¿No tienes miedo de que la radiación te afecte? — pregunta Japón.

—Escucha, cuando tu declaraste la guerra, USA me ordenó llevarle todos los japoneses que vivían en mi país. Me llenó la mente con que los japoneses eran espías que tarde o temprano me harían daño— explica México— Cometí el error de creerle. Mi gente comenzó a volverse xenofóbica. Fue cuando finalizó la guerra que me di cuenta de mi error.

—Yo soy un peligro— dijo Japón.

—No es verdad. USA me hizo verte con malos ojos. Tanto que poco a poco me esta convirtiendo en él o en mi papá cuando me invadió— explica México algo deprimido y molesto— Fue por eso que dejé de escuchar las opiniones negativas— lo toma de la mano— No me importa lo que digan los otros países de ti, te ayudare.

Japón deja de tener miedo y acepta su amistad. Aunque los países habían firmado un tratado de paz con Japón, seguían hablando mal. Fue hasta 1952 que México le pidió a la ONU que se restableciera relaciones internacionales con Japón. La petición se aprobó y Japón comenzó a ser tratado bien por todos.

Volviendo al presente, Japón recobra la cordura al escucha a Chile diciendo su nombre. El recordar el apoyo que recibió de México le hizo darse cuenta que debía hacer algo por él. Porque es ahora cuando México necesita de más ayuda.

Recuerdos AgridulcesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora