Capítulo 2. Algunos destinos son peor que otros

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Okey, estaba en serios problemas

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Okey, estaba en serios problemas.

No sabía cómo es que estaban enterados de ese suceso. Suceso que había intentado olvidar.
Suceso que hasta la actualidad me causaba pesadillas atroces.
Y al parecer ese mismo suceso me convertía apta para ser reclutada en esa academia.

¿Qué acaso no les cabía en la cabeza que había sido un accidente?
Yo era una asesina sí, pero no por gusto ni intencionalmente.

—Si yo... me rehuso a quedarme, ¿qué pasará? —pregunté con cuidado y Salazar suspiró.

—No te podemos dejar ir después de todo lo que sabes —contestó y supe que me matarían si me escapaba.

Mi corazón empezó a latir rápidamente y negué en mi mente, no podía quedarme aquí, iba contra mi moral, mis principios que... aunque siempre odié el orfanato, las monjas se habían encargado de criarme de acuerdo a la biblia y de enseñarme lo bueno, lo malo y lo peor.

No sabía qué decir o qué hacer. Jamás me imaginé estar en una situación así.

—La policía está aquí —. Una chica morena entró y no la pude observar bien porque esa noticia hizo que me levantara de nuevo.

¿La policía?

Bueno, si me lo replanteaba de esta forma ir a la cárcel era mucho mejor que vivir en una escuela de asesinos y psicópatas.

—Tranquila Sky —habló de repente Nikolai.

Todos estaban tan calmados, Salazar incluso estaba sonriendo.

—Déjalos pasar —pidió y la chica se fue.

—Iré a la cárcel —aseguré sonando algo aliviada y Ryuu alzó sus cejas sonriendo sin gracia.

—Será mejor que te calles —amenazó.

Escuchamos varios pasos acercándose y me preparé para ser arrestada.

Un hombre alto, delgado, canoso y con el uniforme de oficial nos asintió en saludo. Llevaba en su cintura una pistola, una que ni se molestó en sacar.

—Salazar —saludó y Salazar se levantó para estrecharle la mano.

—Ed, ¿qué te trae por aquí?

El policía que al parecer se llamaba Ed miró todo a su alrededor y al final sus ojos cayeron sobre mí y la mochila que aún cargaba sobre los hombros.

—Tu chica asaltó una joyería y apuñaló a uno de los nuestros —habló con seriedad y Salazar asintió.

—Es nueva —explicó y fruncí el ceño sin entender ni una pizca—. Te prometo que no nos volveremos a meter en tu zona —prometió y Ed asintió.

—Claro claro. Pero necesito de regreso lo que robó.

Ryuu me arrebató la mochila tan rápido que no tuve tiempo de pelear. Se la tendió y Ed la tomó.

Mentiras I: Secreto MortalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora