Buenas, manada.
Hoy un capítulo más corto pero rinconero.
Gracias por el apoyo siempre; por las lecturas, por los votos y los comentarios ^^
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Tiifu observaba fijamente el techo de la cueva. A altas horas de la noche se podían escuchar ronquidos por todos lados; unos cortos y leves, otros más escandalosos y como si aparentemente no fueran a terminarse pronto.
En realidad, se trataba de un mar de ruido del cual ya todos se habían acostumbrado. Por su parte, los leones de Alba se tardaron un poco más en asimilar que esos sonidos naturales eran parte de Pridelands.
La leona echó la vista a los lados: encontró a su familia, a Kion a su lado con una diminuta sonrisa, pero con un sueño profundo. En su frente aun presumía la marca azul que Syla había pedido hacer. Inmediatamente se dibujó una amplia sonrisa en la hembra al ver esa zona con ese color. Sentía calor en el pecho con solo verla. Siempre fueron uno, pero ahora podían presumir que era oficial... a menos en Alba, aun faltaba su ceremonia en su hogar.
Al pasar de Kion, casi en la entrada, los leones albinos dormían plácidamente. Los primeros días de su estancia fueron duros para ellos. En primer lugar, porque no solían dormir mucho, si acaso unas pocas horas. Se salían a medianoche para conciliar el sueño o distraerse un poco. Pero cambiaron de opinión cuando consideraron que era una falta de respeto a los anfitriones. Si no era por su insomnio cultural, también debían de batallar con el estruendo de los ronquidos. A esto lograron acostumbrarse ya que la misma Tiifu descubrió que Dilla soltaba un chillido nasal cuando caía en sueño. Entonces el ruido ya era parte de ellos también, aunque probablemente no a un volumen tan molesto.
Pero Tiifu llevaba días sin poder dormir bien. Si acaso cerraba los ojos una o dos horas, para luego despertar y contemplar el techo de rocas. Todo debido a ella. Sabía que estaba allí fuera, observando el reino y quien sabe que más. Sabía que planeaba algo pero no entendía qué, o que pensaba o esperaba. Estar tan cerca del reino era peligroso en su situación pero ella dejó en claro que no le importaba, incluso provocándole e invitándola a delatarla. Pero no la había visto, y pesaba más al recordar que no lo había hecho por largos años donde no tenía rastro de ella o tan siquiera conocer si seguía con vida.
Todo fue una tortura solo para descubrir una amarga sorpresa. Su hermana murió para solo dejar un cadáver deambulante.
La leona se levantó de golpe inconscientemente. Debió hacerlo más despacio pero su cuerpo se apoderó de su mente. Miró a todos lados para ver si su movimiento brusco llamó la atención de alguien... pero corrió con suerte esta vez.
Se levantó más despacio que antes y atravesó a todos los cuerpos que servían de obstáculo en su camino. Casi pisó unas cuantas colas, pero pudo librarlos dedicando un poco más de tiempo y agudizando su vista.
Estaba por salir, y su ultimo punto fueron los cuerpos blancos que estorbaban la entrada. Los esquivó, pero se detuvo justo cuando pasó por un costado de Dilla. Yacía tan tranquilo y en paz que lo envidió, aun siendo consciente que ella era su similar en Pridelands. Aun así, él lucía realmente como si no tuviera problemas, lo cual sabía a la perfección que no era verdad.
La sonrisa empática de Tiifu flaqueó un poco cuando lo recordó hace unos días diciéndole la verdad. La agarró desprevenida y claramente no iba a responderle lo que quería oír. Podía atreverse a pensar que era el único disgusto que le había hecho pasar el león en toda la vida... o bueno, en todo lo que se conocían. ¿Pero como estar molesto con él con cosas como esas? Ni él ni nadie podía controlar lo que sentía o pensaba.
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Equinoccio
أدب الهواةPridelands ha estado en un estado de paz por años... Pero los tiempos de bienestar están por separarse y los ciclos que alguna vez se abrieron se cerrarán para morir. La historia de Kopa, Kion y Kiara no ha terminado. "El Ying y el Yang se enfr...