LUZ AMARILLA (PARTE 1)

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Hola, manada. ¿Aún hay alguien ahí?

Me ausenté por unos meses pero vuelvo con más inspiración. Esta vez un capitulo que escribí con mucha emoción y amor. Lo raro es que no lo tenía contemplado desde un inicio; ha nacido una noche de insomnio y desde que la idea cayó a mi mente, todo hizo un click.

Celebro el resultado, y el haber superado malos tragos con la salud y la mente, con un capitulo doble más un song-fic en mi canal de YouTube. El enlace lo encontrarás en el siguiente capitulo.

Gracias si sigues aquí después de tiempo o si acabas de descubrir mi historia.

*Nota: Recuerda que no puedes copiar parcial o completamente esta historia o sus personajes sin permiso mío previo. Últimamente he visto mucho robo de arte (dibujos) de gente que sigo y compañeros. Por favor, cuidemos el fandom.

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¿Por qué lloras? ¿acaso no ves la belleza de la vida?

La flor de aprendizaje que nace de cada herida

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-¿Te diste cuenta?-

Aquel ser rompió el silencio.

Kion sabía que estaba solo a unos metros pero prefería ignorarlo. No quería hablarle, no pensaba ni siquiera mirarlo; sería darle por su lado y no participaría de eso. Incluso almacenó el aire que pudo en sus pulmones, aunque... esto resultara al final algo absurdo. Sabía que no era el mundo terrenal, ¿acaso dejar de respirar le afectaría realmente?

Trató de percibir algún aroma pero nada.

Solo sentía algo recorrerle lentamente las patas. Era desagradable pero no luchó para liberarse.

-Ignorar solo aumenta el problema – Insistió esa sombra – Debes repararte, tú y yo tenemos asuntos pendientes -

Kion torció los labios.

-No puedo tocarte o hacerte daño... pero como tú tampoco me lo has hecho, supongo que no puedes hacerlo. Solo me provocas –

El ser oscuro guardó silencio unos segundos.

-Me estoy haciendo fuerte. Llegará el momento –

Por fin, Kion abrió los ojos pero sin voltear hacia donde lo escuchaba. Sus ojos apenas abiertos, veían a través de sus pestañas las extrañas tierras que pisaba. Sabía que era Pridelands pero no como lo solía conocer. Se tomó su tiempo pero luego de minutos, esa desagradable sensación en sus patas volvió a nacer. Bajó la mirada solo para encontrarse lo mismo; el césped le recorría y abrazaba sus patas, queriendo devorarlo vivo. Absurdo y curioso, todo quería atacarlo en ese lugar.

Poco después fue consciente de que tal vez su estrategia para con su acompañante había funcionado; ya no lo escuchaba y cuando se atrevió a voltear no lo encontró cerca, ahora estaba completamente solo. Suspiró débilmente.

Apenas estaba recobrando la postura cuando un sonido estrepitoso estalló detrás de él. Fue tan fuerte que le hizo dar un salto al león, sacando incluso las garras del susto. Era un sonido nuevo que en ningún sueño anterior había escuchado. Rápidamente volteó horrorizado, pensando en un centenar de escenarios posibles. El suelo temblaba levemente mientras al fondo se levantaba una cortina gigante de polvo que no le permitía ver más allá de cinco metros. El corazón de Kion se aceleró de los nervios cuando vio como esa espesa cortina se aproximaba despacio hacia él. Calculó que no importaba cuanto corriera, en ese tipo de sueños no podría huir de sus miedos. Jadeó y solo esperó el impacto contra el polvo. Cerró los ojos y se plantó firme por cualquier cosa. Ante ese tamaño, podría salir volando sin problemas. Para su sorpresa, cuando hicieron contacto, fue mucho más suave de lo que esperaba, apenas lo sintió, indicándole que ya se encontraba dentro. Aun así esperó a que se disipara pero parecía que era interminable su recorrido. Se atrevió a abrir los ojos para inspeccionar y como sospechaba, no podía ver a unos pasos de distancia. Solo su melena se mecía de un lado a otro mientras abría completamente los ojos para tratar de ubicarse. Nada lo impactó, ni siquiera una basurilla le entró al ojo, pero sabía que nada pasaba por pasar; sabía que algo le esperaría al acabarse ese entierro.

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