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El chico de mejillas abultaditas se preguntaba porque su ultimate bias era tan perfecto a la vez que estornudaba una y otra vez sobre la comodidad de su cama.

Simplemente se había levantado con alergia; era algo normal en él, vivía constantemente en la misma situación, lo cual era un tanto frustrante por no decir fastidioso e incómodo.

Estaba muy aburrido y la comezón en sus ojos y nariz no lo dejaba tranquilo, se supone debería levantarse a buscar una pastilla antialérgica, pero la pesadez en cada uno de sus músculos era un gran obstáculo.

Ya estaba totalmente resignado a quedarse bajo sus mantas mientras los estornudos no dejaban de venir a él, mas fue interrumpido por el incesante sonido de We Lost The Summer proveniente de su celular, por lo que tuvo que levantarse a mala gana a buscar el aparato que se encontraba en su escritorio.

Sonrió inconscientemente al leer el Minho hyung<3 brillando en la pantalla, y contestó inmediatamente.

-Hyung -su voz sonaba levemente ronca a causa de la irritación en su garganta-. Buenos días.

-Buenos días, Hannie. ¿Estás enfermito, bebé? -dijo, preocupándose automáticamente al escuchar su voz de esa manera. Conocía a Jisung tanto, que podía reconocer las distintas situaciones que pasaba su pequeño sólo con escucharlo.

-Sí, hyung –largó un suspiro-. Ya sabe, lo de siempre.

Minho ya se imaginaba que el peliazul mantenía un puchero al decir esa frase, y sonrió ante la imagen.

-Mhm, entiendo. Ya voy para allá.

-No, amor, de qué habla, tranquilo, yo voy a estar bien, es una simple alergia –expresó, no queriendo que su novio hiciera todo el recorrido (que no era muy largo) hasta su casa sólo para eso.

–No, de qué hablas tú, eres un total descuidado, te aseguro que ni siquiera has tomado medicamento, ¿cierto? -el silencio por parte del menor le confirmó lo que pensaba-¿ Ves? Tengo razón. Espérame, llego en veinte minutos.

No quiso seguir negándole nada, sabía que no ganaría contra el mayor.- Está bien, lo espero.

Volvió a recostarse en su cama, pero está vez abriendo tiktok distraerse en lo que llegaba Minho.

Efectivamente, un poco más de veinte minutos pasaron cuando la puerta de su habitación fue abierta, Lee entrando rápidamente.

-Ya estoy aquí, vine corriendo, tu mamá me abrió –dijo respirando entrecortadamente-. Le dije que venía a cuidarte y ella ni sabía que estabas enfermo, ¿no has salido del cuarto o qué? -cuestionó poniendo mala cara- Bueno, en fin, ella me dio las pastillas, ten.

Le extendió una pequeña pastilla blanca – Jisung las conocía perfectamente; eran las únicas que lograban calmar su alergia- junto con un vaso de agua. El menor se levantó levemente para tomarla y volvió a recostarse.

-Mira como estás, tus ojitos están rojos y más chiquitos de lo normal – dijo en voz baja el castaño mientras se sentaba en la orilla del colchón junto a Han-, pero tranquilo, ya te sentirás mejor -acariciaba suavemente las hebras azules del contrario, mientras lo observaba.

-Gracias por venir, Honnie – musitó el más pequeño.

-No es nada, lo sabes. Tengo que cuidarte, bebito -esbozó una sonrisa que hizo que Han entrara en colapso por lo hermosa que era.

-Mmm... amor... -hizo una pausa.

-¿Qué quieres que haga? -Jisung lo miró asombrado- Sé que vas a pedir algo, mi vida –rió.

Han sonrió.

La sonrisa más hermosa del mundo al parecer de Minho.

El menor estuvo a punto de responder cuando un ola de estornudos lo atacó, uno, dos, tres, cuatro, parecían no querer detenerse. El más alto tomó algunos pañuelos que se encontraban en la mesa de noche al costado de la cama y se los pasó a Han, éste los tomo y sacudió su nariz, para luego cerrar los ojos, frustrado por estar enfermo.

–¿Mamá hizo desayuno? –preguntó finalmente- Tengo algo de hambre.

-No lo sé –respondió Minho–. Puedo ir a ayudarla, sólo quédate recostado, ya vuelvo.

El mayor salió de la habitación, y volvió después de un rato acompañado de una bandeja con dos platos de desayuno, el cual se veía delicioso. Jisung se levantó tomando uno de los platos, y haciéndose a un lado para dejarle espacio a Minho en la cama.

Comieron entre un plática relajada y estornudos de por medio.

–Honnie, ¿vemos una película? - cuestionó el peliazul al finalizar de comer- Te iba a pedir que fueras a comprarme dulces pero no creo que quieras y tampoco quiero molestarte mucho más de lo que ya lo hice.

-Ay, bebito, ciertamente no te voy a comprar dulces mientras estás enfermo -dijo esbozando una sonrisa – Pero si podemos ver una película, ¿con muchos mimos? -hizo un hermoso eyesmile ante la manera tan tierna que el menor movía su cabeza de arriba hacia abajo para asentir- ¿Quieres algo más?

-Sip, ¿me prestas tu suéter? – preguntó con una sonrisa adornando su rostro- Tengo algo de frío.

-¿Cómo no vas a tener frío, si siempre tienes el aire acondicionado a tan baja temperatura? -una pequeña risa abandonó sus labios- ¿Estás seguro de que no tienes fiebre? -dijo para seguido tocar su frente con el dorso de su mano derecha, para comprobar efectivamente que el menor tenía una temperatura normal.

-No tengo fiebre, sólo quiero tu suéter porque es muy grande, suave y huele a ti –musitó en voz baja mientras jugaba con sus manos- ¿Sí, hyung?

Un Han Jisung, sonrojado a causa del resfriado, hablando de forma tierna con un pucherito en sus rosados labios, y poniendo mirada de cachorrito, era la escena más adorable y hermosa que Lee Minho había visto en sus dieciocho años de vida.

Obviamente no se negaría, si el resultado sería ver a su pequeño con una de sus prendas –que era al menos dos tallas más grande-, la cual le quedaba extremadamente bien, y cubría casi toda sus manitos apenas dejando visible sus deditos.

Minho cada día confirmaba más que Han Jisung era el ser más precioso que había pisado la faz de la tierra.

-Te ves precioso, amorcito -dijo el castaño con voz dulce mientras acunaba el rostro del más pequeño entre sus manos y dejaba besitos sobre sus mejillas y frente.

Han sonreía, sintiéndose inmensamente feliz al lado de su novio, no tenía la menor duda sobre que el mayor era la persona correcta en su vida. Nunca lo dejaba solo, cumplía todo lo que le pedía por más tonto e insignificante que podría ser en ocasiones, y le daba muchísimo amor.

Finalmente, escogieron la película, y se acomodaron abrazados en la cama.

–Minho hyung –llamó-. Lo amo mucho.

-Y yo a ti, bebito -dijo el castaño acariciando las hebras azuladas del más bajito, mientras éste descansaba su cabeza en el pecho de Lee, y sus dedos estaban entrelazados.

Ambos se sentían muy afortunados de la persona que hacían llamar pareja, el destino no pudo haber puesto una mejor persona en sus caminos, porque su amor era mucho más intenso que cualquier otra cosa que existiese.

El resto del día se mantuvieron viendo películas, conversando y dándose todo el amor del mundo. No podían faltar los estornudos constantes de Han y los regaños y dramas de Minho sobre que Han no quería tomarse las pastillas.

Pero al fin y al cabo de eso se trataba; porque alguno de los dos podría enfermarse o sentirse mal, pero eso no tomaba importancia si tenían al otro a su lado.

hyung!  |minsung Donde viven las historias. Descúbrelo ahora