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Los brillantes rayos del sol entraban por la ventana de la habitación de Han. Era un domingo por la mañana, y Minho se encontraba en el hogar de Jisung, como cada vez que tenía oportunidad.

Ambos estaban acostados en la cama boca arriba mientras miraban fijamente el techo. Ya habían desayunado, y Lee estaba a la espera decidiera qué harían durante el día.

-Bien, lo tengo -habló por fin el peliazul.

-¿Sí? ¿Qué es?

-Vayamos al zoológico.

-¿Otra vez? No -negó-. Elige otra cosa.

Volvieron a sumirse en un silencio cómodo.

Han llevaba ya aproximadamente diez minutos diciendo posibles actividades para pasar el día y su novio se negaba a cada una de ellas. Se estaba cansando de la situación, y se le estaban acabando las opciones.

-Ya sé, vayamos a hacer salto en paracaídas -dijo de forma burlesca, anticipando la reacción del mayor.

-Voy a hacer como que no acabo de escuchar la peor de las locuras que se te han ocurrido -comentó mirando al menor con indiferencia-. Nop, siguiente.

-¿Salimos a comprar cositas para soon-ie, doon-ie y dori? -preguntó haciendo un piquito con sus labios. Adoraba comprar múltiples cosas para sus mascotas.

-Ya hemos comprado demasiadas- volvió a negar.

-Mmm, tiñámonos el cabello - al ver la cara de horror del más alto continuó-. Sí, mire, yo de blanco y usted de negro. Seríamos algo así como el Yin y el Yang -una sonrisa adornaba su rostro.

Minho era muy sensible a esa sonrisa.

-Tal vez, por ahora no.

-Dios, pero ya no sé qué más decir, ¿qué quiere hacer usted, hyung? - soltó un pesado suspiro, cansado de que Lee se negara a cada cosa que propusiera.

-Yo tengo una buena idea -dijo sonriendo en dirección al más bajo.

-¿Ah, sí? ¿Y qué hace que no la ha dicho? -frunció el ceño e hizo un - puchero- Me tiene aquí hable que hable y no hace nada. Hyung malito.

El castaño soltó una carcajada mientras apretujaba al menor contra su pecho.

-Ya, ya, no te molestes -comenzó a acariciar los cabellos azulados del más bajito-. Quedémonos todo el día abrazaditos aquí.

-¿Esa es su genial idea? -cruzó los brazos, tratando de aparentar molestia, lo que lo hacía ver mucho más tierno de lo que era-¿Por qué tendría que aceptar? Usted siempre se niega a lo que yo quiero.

-¿Es es serio? Me la paso haciendo - todo lo que se te pasa por esa cabecita. ¿O tengo que recordártelo?

- Tal vez. -dijo en voz bajita.

-Bueno. ¿Qué tal todas las veces que te he acompañado a teñirte el cabello?

-Eso no cuenta -frunció el ceño.

-Claro que sí, y... siempre acepto que escojas las películas que veremos, así vayas a decir cada uno de los diálogos.

-Sí, pero-

-Llevarte a comer helado todos los días si así lo quieres, ir a comprar dulces a toda hora.

-Bueno, tienes razón en eso...

-Dejar de hacer mis tareas y de estudiar para mis exámenes sólo para darte mimitos.

-Cierto, pero-

-Quedarme a dormir siempre que quieras.

Para ese momento Han estaba más que consciente que su novio tenía razón en todo lo que decía, sabía que constantemente le pedía muchas cosas, pero no pueden culparlo, está chiquito, necesita atención.

-Buscarte galletas a las cuatro de la mañana, prestarte mi ropa, que en realidad debería ser regalarte porque nunca me la devuelves -continuó mientras reía-. Y no hablemos de todo lo que compramos cada que salimos.

-Sí, sí, ya entendí.

-Y cuando me haces tomarnos cientos de fotos, grabar tiktoks, ver doramas en la madrugada...

-Ya, hyung, quedó claro -empezó a reír junto a su novio-. En fin, hace todo por mí, y lo aprecio. Ahora, está bien, quedémonos aquí juntitos.

-Bueno, pero eso tiene una condición.

-Han frunció el ceño en confusión. -¿Cómo así?

-Yo quiero mimos esta vez, siempre los recibes tú y yo también quiero ser consentido -hizo (según él) caritas tiernas para convencer a su menor.

-Oh, no. No se vale. Yo soy el chiquito aquí -expresó dramatizando la situación, tanta junta con el castaño le estaba afectando.

-Pero... Hannie.

-Ash, está bien.

Fue lo que salió de la boca de Jisung antes de subirse a horcajadas sobre su noviecito, procediendo a juntar sus narices en un tierno beso esquimal. Para luego dejar muchos besitos por todo el precioso rostro de su mayor, desde sus mejillas y frente, pasando por sus párpados, nariz y barbilla, y por último sobre sus rosados labios, donde se entretuvo un poco más de tiempo, dejando besitos suaves llenos de amor.

Acariciaba los cabellos del más alto, enrollando sus deditos entre las hebras ya algo largas. Paseaba sus manitas por sobre sus hombros anchos, dejando suaves masajes. Y escondía su rostro en el cuello de Lee para así respirar el masculino aroma de su perfume.

Minho se dedicaba a disfrutar del tacto del contrario sobre él, amando cada segundo de ese momento. Llevó sus manos hasta los muslos de Han para dejar caricias, y daba pequeños besitos sobre su cabellera.

-¿Minho hyung? -el aludido hizo un pequeño sonido en señal de que continuara hablando- Usted es lo más bonito que me ha pasado, y lo amo muchito, con todo mi corazoncito.

-Tú también eres lo más bonito en mi vida, cielito, y estoy muy agradecido con tenerte. Te amo muchito también.

Porque a final de cuentas se amaban y eso era lo único que importaba.

hyung!  |minsung Donde viven las historias. Descúbrelo ahora