extra 02☁️

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La suave melodía de Aura se reproducía en bajo volúmen entre el espacio cerrado que conformaba la cocina del pequeño departamento.

Lugar donde se encontraba un Minho con el cabello azabache un tanto despeinado, pantalones anchos y el torso descubierto.

Tarareaba la canción en suaves susurros conforme se dedicaba a preparar el desayuno, poniendo toda su concentración en lo que hacía.

Tan concentrado en su tarea estaba que no sintió como el pequeño y adormilado Han, atraído por el olor del café recién hecho, entraba a pasitos ligeros, colocándose justo detrás de él.

El menor se acercó lo suficiente como para rodear fuertemente la cintura del pelinegro con sus bracitos a medida que dejaba pequeños besitos sobre la piel del cuello y nuca del mismo.

-¡Dios, Hannie, me asustas! ¿En qué momento entraste? -dijo Lee alterado; bueno, no tanto, sólo le gustaba exagerar un poquito.

-Acabo de hacerlo -respondió, arrastrando levemente las palabras a causa de acabar de despertarse-. ¿Qué está haciendo? -decía mientras restregaba su cabeza en el hombro del más alto.

-El desayuno -respondió-, creo que es un poco obvio, mi amor -agregó riendo levemente.

-¿Me deja ayudarlo? -cuestionó, volviendo a dejar besitos esta vez por la espalda y por toda porción accesible de la piel del mayor.

-Nou. Y ya deja de besarme, que me distraes -mencionó, tratando de apartar al menor de sí mismo.

-No quiero -frunció el ceño haciendo pucheritos, sin detener los mimos hacia su noviecito, incluyendo suaves caricias sobre el abdomen de este.

Luego de un corto forcejeo logró girar a Lee. Por fin viéndolo de frente, se inclinó para atrapar los labios del pelinegro entre los suyos, llevando las manos hacia su cuello para así acariciar sus largos cabellos y acercarlo mucho más hacia sí.

Se supone que Minho no debería dejarse llevar, estaba ocupado y no quería que el desayuno se arruinase, pero no podía evitarlo, no teniendo a su bebito actuando de esa forma, buscando su atención y cariñitos, besándolo como si nada más existiese.

Procedió a bajar las manos hasta la angosta cintura del más bajo, reposando sus manos ahí y apretando con sus dedos.

El beso se había tornado un poco más acelerado, sin perder la dulzura que los caracterizaba a ambos. Sus labios se unían una y otra vez, sus lenguas se enredaban y sus respiraciones se volvían erráticas.

Minho sólo podía centrarse en lo suaves que eran los belfos de Jisung y en la manera en la que éste al parecer no quería despegarse de él.

Un ratito más estuvieron de la misma forma, pero todo termina en algún momento; si hubiera sido por ellos no detendrían el momento por nada, pero el olor a quemado los envolvió e inevitablemente tuvieron que separarse.

-¡Las tostadas! -exclamó el mayor alarmado, volteando rápidamente y poniendo cara de frustración al observar el estado en el que estaba su intento de desayuno- Ni modo, hay que hacerlo de nuevo -suspiró.

-Pregunto otra vez -empezó a hablar el de cabellito blanco- ¿Me deja ayudarlo? Así terminaríamos más rápido, y tendríamos más tiempo para besitos -abultó los labios.

-Te levantaste cariñosito, eh -sonrió-. Igual no, deja que yo lo arreglo -negó.

-Pero- es injusto, Honnie. Yo quiero ayudarlo, por favor, hyuung.

Okay, Lee Minho era muy, muy, muy, muuuuuy sensible a esos ojitos y esas mejillitas adornadas con un pequeño sonrojo y labios abultaditas.

-Bueno, bueno. Puedes ayudarme -dijo rendido.

-¡Yeeeeiii! -saltó en su lugar aplaudiendo, una hermosa sonrisa surcando sus labios, y abrazando cortamente a su precioso noviecito después- Manos a la obra.

Pronto estuvieron preparando todo juntitos, sentándose luego en la mesa para finalmente llenar sus estómagos que ya gruñían por tanta espera.

Comieron en silencio, lavando los utensilios utilizados al terminar.

Luego de todo, Han arrastró al más alto hasta el sillón, haciendo que se sentara para él sentarse sobre sus piernas, colocando sus manitas sobre las mejillas del contrario.

-Deme besitos -exigió.

-Lo que mi bebé ardillita quiera.

Ambos rieron para luego eliminar la molesta distancia, y estampar sus labios, acercándose al otro lo más que pudiesen.

-Lo amito mucho, Minho hyung- mencionó Han entre el beso, separándose mínimamente sólo para decir eso.

-Y yo a ti, Hannie.

Porque tal vez eran un desastre cocinando, pero juntos todo salía mejor.

hyung!  |minsung Donde viven las historias. Descúbrelo ahora