Clase 4: Me gusta así

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Aunque te cueste creerlo, hay mujeres a las que les atraen los perdedores. Ese típico fracasado que que no se anima ni a tocarnos el hombro para que nos demos vuelta, mientras que otros hombres nos hacen cosquillas y nos abrazan sin problemas. Cuando el vírgen éste se nos declara, se pone colorado y le tiembla la voz. De tantos nervios, le agarran tics, como morderse los labios o mover el pie. Pero a mí lo que me encanta es cuando no llega a declararse porque no le dan los huevos y se inventa alguna mentira para zafar. Imaginate: un chico se queda esperando la oportunidad para estar a solas, da mil vueltas y después dice que me estaba buscando por una fotocopia que podía pedírsela a sus amigos. Así son estos cobardes. Se cagan en las patas cuando tienen enfrente a una mujer. Claro, una es amable y finge creerles, pero por dentro nos morimos de risa, porque no tienen pelotas.

Otro momento en el que te regalan lindas experiencias es cuando van a tener sexo. El chico éste, pito chico o impotente, se pone muy nervioso. Ya eso es indicio de que algo tiene que ir mal. Si saca una cosita pequeña, la cuestión se aclara enseguida. Se me escapa siempre una risita, aunque no es voluntario y trato de disimular. Por supuesto, el dueño del chiquitín ya me escuchó y es tarde. ¿Qué podría disfrutar con algo tan chico que ni lo voy a sentir? Se me van las ganas instantáneamente. Pero adelante hay una persona y lo único que me queda es inventar alguna excusa, para no tener adentro esa cosita que me parece ridícula y da asco: "me llamaron por una urgencia", "me empecé a sentir mal" o "me vino justo ahora". Te da impresión porque esperabas algo de hombre, no de nene. Y hay otros problemas que te los cuentan las degeneradas que se los cogen igual porque "ya están ahí". No quieren irse con las manos vacías (o con la concha vacía) pero yo les digo: "¡Para coger con eso, mejor no hagas nada!".

La otra opción, si es que no son las dos juntas, es que no se le pare. Te dice que es la primera vez que le pasa, aunque vos sabés que te está mintiendo. Te das cuenta del complejo de inferioridad que trae encima. Es un poco más fácil simular en estos casos. Te ponés alegre y le repetís que no importa. Tantas veces se lo digo, que resulta poco creíble pero quedo bien con él. Está muy bueno cuando sufre impotencia porque no va a insistir en meterla. Sabe que te molesta. Entonces, podés ser su heroína, aunque la que más lo esté disfrutando seas vos. Te vestís por completo y él que se quede sin ropa. Verte vestida lo hace sentir inferior porque rompe ese clima sexual que había y ahora le hacés una paja "por compasión". Exagerando, te hacés la emocionada y la caliente aunque, como no tenés adentro ni un solo dedo, el pito blando lo percibe como una mentira piadosa. Eso lastima su orgullo varonil hasta lo más profundo y derrumba su seguridad masculina. Se siente menos hombre después de esto. Aún así, deja que lo masturbes porque no quiere irse sin nada. Él puede elogiar tus manos porque son muy suaves o decirte que fuiste muy buena para pajearlo. Como sea, cuando esté en la cama con la próxima mujer, va a llegarle a la mente esta experiencia y van a darle ganas de que ella le haga lo mismo. Para eso hay que hacerles la paja: para que se acostumbren a una mano femenina y les cueste todavía más tener sexo con una chica. Dudo que se le pueda levantar de nuevo porque no tiene comparación una cogida mala de pito flácido con una masturbación bien hecha por una mujer. Así que, mientras vive ese mal momento de sexo, va a acordarse de lo bueno que estuvo que una chica lo pajee y menos ganas van a darle de coger.

Ver a estos vírgenes humillados, con la autoestima destrozada, preocupados por el tamaño diminuto o por una erección que se les pierde, es el comienzo de una relación interesante de verdad, si conseguimos orientar las cosas a nuestro favor. ¿Cómo las orientamos? Ellos deben renunciar por completo a la necesidad de penetrar y aceptar que el sexo va a ser lo que una les dice que es. Hay dos formas poderosas para lograrlo: la feminización y la castidad. Éstas son herramientas para que se someta y acepte que su pito no te importa. No podrías ser más clara. Lleva un proceso, pero él se va amansando y castrando en su interior. Dicen que el órgano sexual más importante es el cerebro. Nosotras pasamos a educar ese cerebro, que va a estar en nuestras manos y, bajo nuestra guía, se va a "sissyficar" hasta la última neurona.

Esto siempre termina igual: el chico, que dijo que quería ser hombre y que ponía resistencia al principio porque no estaba seguro, al final termina sobrepasando todo lo que le pedimos y esperamos. En cierto modo, descubre que puede ser feliz sin ser hombre y ya no le importa si se le para o no, ni que su pito sea en miniatura. Esas cosas ahora las ve como virtudes, porque no necesita meter nada en nadie. Su sexualidad se vuelve demasiado plena porque se deja por cada macho que se cruza. No puede aguantarse cuando escucha una propuesta. Así de puta es y se hace imposible pararla en este punto. Ella misma no se siente capaz de controlarse y se entrega a esos deseos sin pensarlo. Eso está bien, porque es lo que queríamos que pase.

¿A quién puede importarle un pito flácido o chiquito? Habiendo tantas vergas grandes y duras, la que quiere coger no se pone a esperar a que un hombre quizás (y sólo quizás) resuelva su problemita. Cada mujer debe tener en oferta al menos unos ocho amigos hiperdotados. ¿Qué diferencia hace que el de diez centímetros consiga aumentarlo a doce, teniendo a uno que ronda los veinte por cada esquina y que te pide juntarse siempre que se cruzan? La falta de erección al estar con una mujer, si para hacerse la paja se le levanta, para mí significa otra cosa. No estoy dispuesta a que una nena me haga perder el tiempo, queriendo creerse el macho que no es. Sería excelente ir con dos hombres cuando vamos a coger, no para hacer trío sino para poder tener un macho al lado y que se la meta en la boca si no se le paró; que se la haga chupar toda la noche por puta y mentirosa, y después que se la meta por el culo.

Mirá cómo te domino (antigua edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora