Clase 7: El chico bueno

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Hacen falta chicos buenos y sensibles que sean capaces de crear una conexión con nosotras. Para sexo, no. Sexo ya tenemos demasiado. Hombres que nos quieran coger hay de sobra. Necesitamos otra cosa. No digas que querés cogerme porque así se arruina toda la magia. Si tenés ganas de ponérmela, guardátelo para vos. A mí no me interesa oír tus propuestas porque yo chasqueo los dedos y ya tengo a cien. Estoy tratando de dejar las cosas claras y espero no sonar dura con mis aclaraciones.

¿Por qué los hombres no pueden entender el amor a nivel espiritual? ¿Por qué siempre se trata de meterla y sacarla? No seas como ellos. No ahogues al chico bueno y sensible en tu interior, ese chico lleno de amor, inocente, caballeroso, servicial, atento. Ese chico es el que necesito yo. El que está solo y lastimado, porque amó mucho y no lo amaron de vuelta. El chico que se tuvo que tragar su propio amor, al que le dijeron: "los otros aman de verdad, lo tuyo no es amor", y se quedó ignorado, mirando como su chica se entregaba a un hombre que no la cuidaba y no la trataba bien, un hombre que se olvidó muy pronto de sus promesas y la dejó por otra o la engañó, un hombre mentiroso que supo fingir sentimientos que no tenía, al mismo tiempo que los tuyos sí existían y se quedaron abandonados en el desván de tu corazón, y tu chica no era tu chica, era su chica. Hay una salida a todo esto. Hay un camino. Ese chico buenito y dulce existe porque tiene una función. Quiero que lo rescates, que no lo dejes morir. Es tu yo más auténtico y valioso.

Aunque ese chico también tiene que entender esto: las otras mujeres no dejaron que él se la ponga. ¿Por qué lo voy a hacer yo? ¿Soy menos que ellas? La realidad es simple. Si estás con ganas de meter el pito, metételo en el culo. Y si no te llega, mala suerte. Tu pito no vas a usarlo. No lo vas a meter. Hacete un cartel para que se te grabe, si es necesario. Yo te acepto que pudiste enamorarte de una mujer siendo marica siempre y cuando reconozcas que puede darse una relación de amor con una mujer sin ponérsela nunca. Nada de contacto sexual que te pueda hacer sentir hombre. No voy a ayudarte en esa mentira.

Podemos hacer cosas más divertidas. Unas cuantas. A mí me calientan mucho los maricones. Por ejemplo, ¿qué te parece que una pija gruesa como un brazo te entre por el culo? Que te la metan y te la saquen, mientras vos decís que te duele pero te quedás ahí para que te sigan dando. Quiero ver a tu culo tan lleno con esa poronga que parezca que va a reventarse, aunque va a seguir aguantando y dejando cada vez más espacio para tener adentro otras cosas enormes. Quiero ver cómo te abre esa verga descomunal, hasta dejarte el agujero súper, súper grande. Aunque voy a serte sincera: esto en realidad lo propongo para cumplirte un deseo tuyo. Decís que no porque te da vergüenza, pero yo ya sé que te calienta. Y a mí me gusta que seas así.

Dejame que te cuente una fantasía que tengo. Vos estás vestido con ropa de marica: una remera corta y apretada que deje que se te vea el ombligo, un pantalón ajustado y zapatillas de mujer. Te pondría unos aros muy femeninos y delineador. Entonces, nos encontramos con un hombre que se viste normal. Como sabés que cogerme no vas a poder, me pedís que por favor te deje hacerme un sexo oral. Yo te digo que no, que los maricas tienen que chupar pija. Me lo pedís de nuevo. "Por favor, Ama Zoe, déme permiso de chuparle la concha". No te doy ninguna certeza de nada. Solamente dejo abierta la posibilidad de pensarlo si me gusta lo que veo. La forma de ganártelo es besándote en la boca con el hombre y chupándosela. En esta parte, no quiero ni escuchar una idea de invertir papeles. No lo digas. Yo quiero que seas vos la putita que chupa verga y que lo hagas sin quejarte y sin tratar de escaparte de tu deber. Cuando te hayas besado en la boca con ese hombre apasionadamente, como si fuera el amor de tu vida... Muy importante: como si vos fueses su novia y él tu novio. No te olvides eso. Cuando se hayan besado y después pases a hacerle el sexo oral... Pero no cualquier sexo oral: el mejor del mundo. Sos la chica enamorada en su noche de bodas y vas a darle una sorpresa a tu marido, el mejor regalo de su vida. Quiero que te metas bien en tu papel y que se la chupes con ansias. Quiero que le digas que es perfecto, que lo mires a los ojos y le digas que lo amás. Decile cosas lindas a tu marido. Miralo con felicidad mientras se la estás chupando. Quiero que lo hagas bien y que lo disfrutes, que te tomes tu tiempo para dejar contento a ese hombre y para sentir las sensaciones en tu boca. No vas a interrumpirte ni a preguntar si ya está. No lo hagas. Yo te aviso cuándo, para que te mantengas completamente concentrada en chupar esa verga.

En algún momento, esto se va a terminar y vas a estar esperando tu recompensa. Me vas a preguntar si ahora sí dejo que me hagas un sexo oral. Y te voy a contestar que no, porque no fuiste todo lo marica que podías ser. Por esconder lo que sos. Yo quería que te sueltes, que lo dejes salir, que de una vez te conviertas en eso que sos por dentro. Me hacía ilusiones. Vas a sacar el culito bien como una puta y a pedirle al hombre que te rompa el orto, por tu propia voluntad, para que yo te deje chuparme la que tengo abajo. Él se va a poner atrás tuyo, va a rodearte con sus brazos y te va a empezar a dar. Te va a hacer gozar con tu próstata. El culo te va a quedar ardiendo y te va a doler, pero lo estás haciendo por mí. Vos querés ésta. Le tenés hambre. Por eso te volviste la más puta, para que yo no te diga que no te soltaste. Lo estás dando todo y más que eso no se puede pedir.

Cuando hayan terminado, vas a sentirte confiada. Me vas a suplicar para chuparme la concha y más ganas te van a dar porque sabés que estoy húmeda por lo que estuve viendo. Te encantaría saborearme la conchita empapada. Pero yo te voy a decir que no. ¿No sabías que los excesos son malos? ¡Lo digo porque te pasaste de puta! Me voy a reír de vos, de cómo te humillaste solo y de lo bajo que caíste. ¿Tan desesperado podés estar? Y el que te rompió el culo se va reír conmigo. Los dos nos vamos a reír de vos, mientras el culo te arde. Vas a frustrarte, a reclamar con impotencia lo que creés que te ganaste. Vas a tratar de dar lástima pero tampoco te va a funcionar. Te voy a repetir que no cuando trates de convencerme. Y nada más porque soy buena y compasiva, voy a dejar que me chupes los pies, no la concha. No me gustó cómo me pintaste las uñas ayer, así que cuando termines vas a tener que despintarlas con el quitaesmaltes y pintarlas de nuevo como corresponde, para que aprendas a hacer las cosas bien. Pero ahora no te preocupes por eso: hacele sexo oral a mis pies. Chupalos con esmero. Yo lo voy a disfrutar, ¡especialmente si me chupás los deditos! ¿Te gusta chupar los deditos? Pegale unas lamidas a la planta de mis pies. Eso también me gusta. Me hace cosquillas.

Como hacés tan bien estas tareas rastreras, estoy segura de que me vas a dejar contenta. Y es ahí cuando te voy a premiar. Te doy un premio porque quiero, no porque tenga que hacerlo. Aunque no te permito chuparme la concha, te dejo que la huelas de cerca. Con el pantalón puesto. Podés olerla pero no tocarla. Dejás la cabeza quieta y yo la acerco con la mano a mi pelvis, con mucho cuidado para que no exista ningún roce. Vas a aspirar fuerte por tu nariz y a disfrutar esta sensación. Quiero que te acuerdes de mi aroma, que la huelas bien y te aprendas de memoria cómo huele para que puedas evocarlo en cualquier momento, como si tuvieras mi conchita enfrente tuyo. Después, vas a recordar el aroma de mi cuerpo justo cuando te estás pajeando y sólo con acordarte de que la oliste ya vas a llegar al orgasmo. No me cogiste, ni me la chupaste, pero ya te alcanza con haberla olido, porque para un fracasado como vos es más de lo que está acostumbrado a lograr de una mujer. ¡Al fin tuviste una concha cerca! ¡Aleluya!

Mirá cómo te domino (antigua edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora