AMARTE ES MI PECADO (+21)

CAPITULO 1

Desperté al sentir una pequeñas caricias en mi cabeza, me gire levemente y me sorprendí al toparme con Demian.

— ¿Qué haces en mi habitación? —. Pregunte confundida mientras me levantaba de mi cama, eso me confundida y a la vez me daba miedo

— No puede evitar entrar a tu habitación y admirarte —. Sonrió

— ¿Qué? —. Frunci el ceño confundida

— Vete de mi habitación Demian, ya sabés que no me gusta que entres sin permiso —. Señale la puerta

Él solo me miro y sonrió de nuevo, se levantó de la cama a pasos muy lentos. Camino a la puerta y antes de poder si quiera tocar la manija se detuvo.

— Recuerda que mañana entramos al colegio —. Hablo sin mirarme, me daba la espalda

— Y no quiero que te separes —. Murmuró con molestia

— ¿Qué estas diciendo Demian? —. Pregunte molesta

— Lo que acabas de escuchar —. Se dio la vuelta y me miro

— No quiero que nadie se te acerque —. Cruzo sus brazos con molestia

— Tú no mandas sobre mi y mucho menos decides por mi —. Hable con seguridad

— Qué lastima Dalia, recuerda que al morir nuestros padres me dejaron a cargo de ti —. Baje la mirada al escucharlo

Mi pecho palpito con fuerza al recordar tan dolorosa escena, me quede callada por un par de segundos.

Me tenía que resignar, eso es lo que habían decidido mis padres y les iba a conceder su última voluntad.

— Esta bien —. Susurre

Escuche como sus pies se movieron rápidamente al escuchar mi respuesta.

Alce la mirada y entonces supe que ya se había ido, me pase las manos por mi rostro frustrada.

Demian y yo eramos hermanos mellizos por lo cual eramos muy atractivos.

Él era más alto que yo, de cabello marrón con unos ojos color azul como el mar, con un cuerpo de infarto, las mujeres se derretían al verlo.

En cambio yo era de estatura promedio, con el cabello un poco más oscuro qué el de él, y mis ojos igual eran azules.

Suspire cansada, me senté en la orilla de la cama, pensando en cuando me podría ir de las garras de mi hermano.

Pero por otra parte me detenía porqué mis padres así lo habían decidido antes de morir.

Mire de nuevo mi cama, me recosté en ella cerrando los ojos, cayendo en un profundo pero doloroso sueño.