CAPITULO 10✓

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Mis lágrimas salieron como cascadas de mis ojos, camine a la cama, tenía una gran culpabilidad qué pesaba en mi espalda. Esa qué sé que nunca podría olvidar.

Me recosté en ella, me acomode en forma de feto y cerré los ojos, intentando poder conciliar el sueño.

(...)

Suspire cansada, mire la hora en el reloj de la mesita de noche.

Eran casi las tres de la mañana y casi no había podido dormir, escaneé mi habitación, me levante y camine a mi armario.

Tomé un pequeño vestido, y lo deslize por mi cuerpo, salí de mi habitación sin despegar mi mirada de la puerta de Demian, saque mi cuerpo por completo, caminando de puntillas por el pasillo.

— ¿De verdad crees que puedes escapar de mi? —. Pare de golpe al escuchar su voz, rodeé los ojos molesta, me gire lentamente y lo mire

— No te creas tan indispensable Demian —. Asegure

— Por que cuando yo lo quiera yo puedo alejarme de ti —. Mi corazón latió con fuerza

— ¿Estas segura? —. Pregunto con confianza, su pregunta hizo qué girará, lo mire recargado en el marco de la puerta de su habitación

— Lo estoy —. Asegure

— Jamás has sido buena mintiendo Dalia —. Sonrió

— ¿Sabes por que tú y yo jamás podremos alejarnos? —. Se acerco a pasos peligrosos

— ¿Por que? —. Levante mi cabeza para así quedar frente a frente

— Por que tú y yo estamos conectados, por que tú eres mía y jamás permitiría qué te alejaras de mi —. Tomo con fuerza mi cintura

— ¿Por que no lo entiendes Demian? ¡Somos hermanos! —. Alce la voz molesta

— ¡Shhh, no lo vuelvas a decir! —. Su agarre intensificaba

Las imágenes de Adriana llegaron a mi cabeza, Demian estaba siendo muy insistente para que nos acostaramos sin importarle qué.

— ¿Te has follado a Adriana? —. Pregunte, su mirada se confundió, me soltó dándose la vuelta

— ¿Por que me preguntas eso? —. Respondió esquivando mi pregunta

— Por que ella lo asegura, y quiero saber la verdad del por que ella me odia —. Mordí mis labios con molestia

Un calor comenzaba a inundar mi cuerpo, no quería escuchar un "Sí" de su parte.

Se quedo callado por un par de segundos, y entonces supe que si lo había hecho.

Mi corazón dolió, pase mi mano por mi pecho, mi vista se torno borrosa, baje la mirada alejándome de él.

Camine a mi habitación, y antes de poder si quiera entrar él tomo mi mano.

— Tú me orillaste a eso —. Sus palabras hicieron qué enfureciera

— ¡¿Yo te mande a que te la follaras?! —. Grite

— No sabes las ganas que tengo por hacerte mía y tú te alejas de mi —. Sus ojos me miraban con preocupación

— ¿Me estas engañando verdad? Por eso ya no quieres tener nada conmigo —. Sus dedos comenzaban a marcarse en mi mano

— ¡Deja de estar diciendo tantas estupideces Demian! —. Rodeé los ojos molesta

— Tú y yo jamás hemos tenido un "Nosotros" —. Hice comillas mis dedos

— ¡Tú y yo somos almas gemelas, tú y yo siempre vamos a estar juntos, aunque tú no lo quieras aceptar! —. Escupió con rabia

— Tú estas atada a mi por siempre —. Apretó su agarre

— ¡Suéltame Demian! —. Quise salir de su agarre, pero era demasiado fuerte para mi

— ¿Entonces si me engañas? —. Intente forcejear

— ¡Ahhh! —. Un quejido de dolor salio de mi garganta

— ¡CONTÉSTAME! —. Grito

— ¡No digas estupideces Demian, yo soy una persona libre de hacer lo que quiera, yo no tengo por que estar dandote explicaciones! —. Cerré los ojos

Su agarre aumentaba, a tal punto qué sabía que iba a dejar moretones.

— Además ¿A que horas? Si siempre me tienes vigilada, sino eres tú mandas a otro —. Abrí los ojos

— Por que cuando no me vigilas tú es por que te estas follando a Adriana —. Espete molesta

— Con ella es solo sexo, es un refugio —. Fruncio el ceño molesto

— Contigo es diferente, contigo es hacer el amor, a ti te amo —. Sus palabras hicieron qué mi corazón palpitara con fuerza

— ¡Cállate, no lo vuelvas a repetir! —. La culpabilidad llegaba de nuevo

— No sabes lo que siento al estar cerca de ti, al besarte, al tocarte —. Soltó mi mano, pero con agilidad como mi cintura

— ¡Cállate! —. Tape mis oídos

— Tú eres mía, tú eres mi complemento —. Soltó mi cintura, puso sus manos sobres las mías

— A ti te amo como mujer, no como hermana —. Y esas palabras fueron las que desataron todo

— ¡Qué te calles! —. Avente su pecho

— ¡Por nuestra culpa murieron nuestros padres! —. Las lágrimas empezaron a bajar por mis mejillas

— ¡Y a ti nada parece importarte, solo piensas en sexo! —. Grite

— ¡Eres un maldito loco! —. Sorbi mi nariz

Me di la vuelta entrando a mi habitación, azote la puerta tras de mi, recargue mi espalda en ella mientras dejaba caer mi peso hasta deslizarme cayendo al piso.

Cubrí mi rostro con mis manos, las últimas palabras de mis padres me hacían sentir aún más culpable.

Si yo no me hubiera metido con Demian ellos aún seguirían vivos, pero mi lujuria pudo más que el amor que sentía por ellos.

AMARTE ES MI PECADO (+21)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora