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Comencé a sentirme mareada y algo en mi ardía, empezaba a hacer calor, tenía mucho calor.

Maldita blusa.

Cuando al fin me libere de la blusa me recosté y volví a cerrar los ojos para tratar de dormir, veía luces detrás de mis parpados y no pude evitar sonreír por lo increíble que se veía, hasta que sentí algo frio deslizándose por mi cuerpo que me hizo reaccionar y volver abrir los ojos molesta por haber arruinado mi espectáculo.

Cuando mire al frente estaba aquel chico de pelo rosa con un vaso vacío y una expresión que no supe interpretar. Ese vaso de agua ayudo a enfriarme un poco por fuera pero algo en mi interior aún ardía, me acerque lentamente hasta quedar en la orilla de la cama, quería golpearle por interrumpir mi sueño, pero al estar de cerca pude notar su abdomen marcado y algunas manchas rojizas en su pecho, no sé por qué pero quería tocar su piel. Acerque mi mano a su abdomen pero antes de poner la punta de mis dedos su mano tomo la mía y levante la mirada.

-Qué crees que haces?

-Tú interrumpiste mi siesta. Le conteste un poco molesta, tratando de levantarme pero me empujó.

-No puedes quedarte dormida.

-Entonces mantenme despierta. Le dije desafiándolo y acercándome de nuevo a él, esta vez quedando parada sin dejar separación alguna de nuestros cuerpos, lentamente subí mis manos a sus hombros esperando a que los quitara, pero no lo hizo. Las deslice sintiendo la piel caliente de sus brazos hasta llegar a su abdomen, justo al borde de su pantalón pero sin dejar de mirarlo ni un segundo

-Detente- dijo por fin tomando mis manos más fuerte que antes-, no hagas algo de lo que te arrepentirás después, estas así por la dosis de medicina que te suministre para el dolor, seguro se te pasa en un par de horas.

No tenía ni la mínima idea de lo que estaba hablando y aun seguía molesta por interrumpir mi siesta, además apareció semidesnudo y estaba bastante bueno, por lo menos merecía un poco de diversión, así que sin quitarle la mirada de encima le sonreí divertida.

-Pero no puedo quedarme dormida ¿Verdad? - Me pare de puntitas para quedar lo más cerca de sus labios pero él se alejó solo un poco para que eso no pasara-¿Cómo pretendes que me quede despierta?

Me acerque a su cuello, di un pequeño suspiro y rose mis labios por su clavícula para tratar de provocarlo, aunque no esperaba que resultara.

-No me provoques niña.

-¿O qué?

Sentí su mano alrededor de mi cuello y después un golpe al chocar con el colchón de la cama, su respiración era agitada y su cara me dejaba en claro que estaba molesto. Mi respiración también era rápida y a pesar del miedo también me gustaba está situación. Lo mire a los ojos y por un momento me perdí en ellos, mi cuerpo estaba ansioso y no dejaba de revolotear por todos lados y él encima con su rodilla entre mis piernas no ayudaba. Trate de acercarme de nuevo a sus labios pero no me dejó.

-Quédate quieta, quieres?

Lo vi cerrar un momento sus ojos como tratando de pensar que hacer y después sentí su respiración muy cerca de mi cuello, sus labios apenas rosaban mi piel pero era mi zona sensible y no pude evitar soltar un pequeño suspiro. Descendió un poco más hasta llegar a mis pechos y dejo unos pequeños besos, volvió a subir hasta mi cara y me miró fijamente con una sonrisa.

-No sabía que unos cuantos besos te pusieran así, tienes una piel muy sensible. Dijo mientras que con una mano acariciaba mi pierna tan suavemente como si fuera a romperme en cualquier momento.

Sentía como mi cuerpo ardía con unos simples roces, me desconocía, yo no era así, pero este chico me hacía querer más.

-Por favor, bésame. Le rogué sin más

𝐷𝑢𝑙𝑐𝑒 𝐶𝑎𝑠𝑡𝑖𝑔𝑜 [𝐹𝐼𝑁𝐴𝐿𝐼𝑍𝐴𝐷𝐴 ] 𝐶𝑜𝑟𝑟𝑖𝑔𝑖𝑒𝑛𝑑𝑜Donde viven las historias. Descúbrelo ahora