Llevo dos días sin saber nada de Marc porque los demás se niegan a hablar de él. Landon está tenso casi todo el día y pendiente del móvil. Yana y Liam intentan ignorar la situación y Dani está más tranquilo que de costumbre.
Por lo visto, Marc está en la habitación de Landon todo el día y solo sale por la noche. Nada sorprendente para los chicos. Además, Eli viene bastante y lleva varios días durmiendo con Liam. Él parece bastante contento y todos estamos felices de verlo así. Parece que aflora lo que sea que tengan.
Yana y Landon se ven de vez en cuando, pero él está bastante pendiente de Marc y se olvida de que Yana sigue a su lado. De hecho, el otro día vino a mi habitación con los ojos rojos. Imaginé que estuvo llorando durante el día.
—¿Yana? —le pregunté cuando abrí la puerta y la dejé pasar—. ¿Estás bien?
Negó con la cabeza y después de unos segundos sin moverse, me abrazó. No dije nada, solo esperé a que se calmara para poder hablar de la situación.
—¿Quieres que hablemos del tema?
Nos sentamos en la cama y después de limpiarse las lágrimas con la sudadera, empezó a explicarme.
—Es Landon. Está todo el rato pendiente de Marc, y lo entiendo. De verdad que sí. Pero hay veces que ni siquiera se acuerda que soy su novia y puedo estar ahí. Se aleja y hace que me sienta inútil porque no sé qué hacer.
—¿Has probado a hablar con él? —negó—. Quizá lo mejor es que le expliques como te sientes y le digas claramente lo mismo que me has dicho a mí. Seguro que te entiende.
Le aconsejé, pero ahí se quedó la conversación. Ahora se mandan miraditas y a veces juegan con sus dedos, pero ni punto de comparación a como estaban antes. Marc ha llegado y ha cambiado el ambiente que teníamos.
Liam le explica a Landon el pastel que hizo anoche con Eli cuando mi teléfono empieza a sonar. Me disculpo con ellos antes de levantarme de la mesa.
Oh, es mi madre.
Esto es muy raro.
Sí lo es.
—¿Sí?
—¿Cariño?
No es mi madre, es la voz de mi padre la que se escucha al otro lado de la línea. Frunzo el ceño sin entender que está pasando.
—Pensaba que eras mamá —me limito a decirle.
—Lo siento. He perdido mi teléfono y bueno... tenía que llamarte con alguno.
Su voz se rasga un poco y yo empiezo a preocuparme, pero no digo nada y dejo que se explique antes de sacar cualquier conclusión anticipada.
—Es tu madre.
Cambio el móvil de oreja y respiro hondo.
—Estamos en el hospital.
Entreabro los labios y me quedo mirando un punto fijo. ¿En el hospital? No sé cómo reaccionar. No sé qué decir o que hacer. Muerdo mi labio inferior y me paso la mano por la cara, nerviosa.
—¿Qué ha...? ¿Qué ha pasado, papá? —pregunto, confusa.
—Estábamos discutiendo mientras bajábamos las escaleras, se ha tropezado y se ha caído. No podía moverse.
—¿Y qué os han dicho los médicos?
—Nada que no me imaginase —me dice—. Posiblemente no pueda andar por una larga temporada. La caída no ha sido muy fuerte, el problema ha sido la postura de las piernas al caer.
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CONSTELACIONES
JugendliteraturQuizá el destino o las casualidades creyeron que lo mejor sería ponerlos en mitad del camino. Quizá ninguno estaba mental, ni sentimentalmente preparado para sentir, llorar y querer. Quizá nunca lleguen a hacerlo. O quizá ya sea demasiado tarde cuan...