—He traído algo de cervezas y comida —dice Landon, sacando las cosas de la bolsa.
Yana se asoma por encima de su hombro y frunce el ceño.
—¿Solo has traído cerveza? —pregunta.
—Lo que Dani me dijo que hiciese —se excusa.
Los demás sonreímos ante la cara de confusión de Yana y después fulmina a mi novio con la mirada.
Sí, a mi novio.
No se lo hemos dicho a nadie. Saben que pasamos mucho tiempo juntos, que existe algo entre nosotros, pero no que somos novios.
—Yo me encargaba de todo lo demás —añade Dani, abriendo la nevera.
Está llena de mucha comida basura, algo de comida sana, agua, coca-cola y ahora de la cerveza que ha traído Landon. Todos miramos el frigorífico, asombrados.
—¿Cuándo has llenado eso? —señalo la nevera.
Alza los hombros.
—Cuando volví de Adare. Terminé aquí comprando todo esto.
—Ahí todavía no sabíamos que íbamos a venir. La comida podría ponerse mala —dice Liam esta vez.
—Ibais a decir que sí. —Rueda los ojos, cerrando la nevera.
—No lo sabes —contraataca Liam.
—Liam...
Este resopla, descruzando los brazos y se rinde.
—Vale, sí. Te íbamos a decir que sí.
Se da la vuelta alejándose del grupo. Todos lo seguimos y nos sentamos en los sofás. Liam, yo y Eli en uno. Los demás en el otro. Tengo a Dani justo enfrente y a sus lados están Landon y Yana. Durante unos segundos nadie habla. Solamente nos observamos entre todos como si fuese la cosa más divertida que hemos hecho en años.
—¿Qué hacemos? —pregunto, rompiendo el silencio.
—Me estoy aburriendo muchísimo —dice Yana, recostándose más en el sofá.
Landon la mira y sonríe.
—Acabamos de llegar.
—Podemos preparar todo para la cena, menos la comida, y así luego lo tenemos hecho —dice Eli.
Dani asiente y se levanta junto a ella. Los demás resoplamos y los seguimos de malas maneras. Los siguiente veinte minutos los pasamos ordenando algunos armarios de comida y viendo quien va a limpiar que cosa.
—No tenéis porque preocuparos. Seguro que mis padres mandan a alguien para limpiar, aunque lo hagamos nosotros.
Comenta Dani, sin mirarnos.
Está fregando algunos cubiertos porque según nos ha contado, hace mucho que nadie vive aquí. Su abuela se mudó con sus padres porque es bastante mayor y su abuelo murió hace algunos años atrás. De vez en cuando, vienen Evelyn y Marcus —sus padres. Me ha dicho sus nombres por el camino— a revisar que todo esté bien. Y cuando Dani quiere huir más lejos de lo normal, viene aquí.
—¿Y no es mejor que lo limpiemos nosotros? —pregunto, acercándome a él—. Así no tienen que pagarle a nadie y gastarse el dinero.
Deja de mirar los cubiertos y me mira a mí, ladeando una pequeña sonrisa. Frunzo el ceño, confusa.
—Para mis padres el dinero no supone nada. Puedes estar tranquila —me calma, dándome un beso en la frente. Cierro los ojos unos segundos y los vuelvo a abrir cuando dejo de sentir sus labios en mi sien—. No te preocupes por nada. Estamos aquí para disfrutar.
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CONSTELACIONES
Novela JuvenilQuizá el destino o las casualidades creyeron que lo mejor sería ponerlos en mitad del camino. Quizá ninguno estaba mental, ni sentimentalmente preparado para sentir, llorar y querer. Quizá nunca lleguen a hacerlo. O quizá ya sea demasiado tarde cuan...