Capítulo 17

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Capítulo 17 - El Ultimátum Del Diablo

Mycroft apenas registró el momento en que llegó a su casa segura. Anthea hizo que un destacamento de seguridad lo atendiera y lo siguió al interior. El único sonido era el clic de sus tacones y el golpeteo de sus dedos. Lo llevaron a un dormitorio con baño y se le proporcionó una muda de ropa.

Yendo a la ducha aturdido, se lavó el hollín y el sudor de su piel y cabello, mirándolo sin comprender mientras giraba por el desagüe. El agua finalmente se enfrió y salió. Él se secó lentamente y se vistió distraídamente.

Un guardia estaba esperando fuera de su puerta. Mycroft hizo un esfuerzo por examinar la casa aunque había poca cosa y no podía salir de sus pensamientos.

- Perímetro asegurado, Señor Holmes - alguien dijo detrás de él. Anthea...miró por encima del hombro y asintió - haré que un equipo recupere lo que pueda de la casa mañana.

Ella siguió hablando, pero se hizo más fuerte, clamando en su cabeza. Él cerró los ojos y sintió que le aumentaba la migraña. Su sangre rugió en sus oídos, golpeando dolorosamente contra sus sienes. No podía respirar. Ella lo llamó en voz baja, pero se sumó al ruido.

- ¿Señor Holmes?

Él sacudió la cabeza y giró sobre sus talones, subió las escaleras y se dirigió a su habitación. Él despidió al guardia con los ojos muy abiertos y cerró la puerta detrás de él. Se hundió en el suelo, de espaldas a la pared opuesta, sostuvo la cabeza entre las manos y respiró temblorosamente.

Él no podía respirar. El aire era sofocante. Fumar. Todavía había humo aquí. El humo no estaba apagado; estaba atrapado. Todo se había ido.

Dios, no podía respirar.

Nada estaba bien y justo cuando se estaba desmoronando, el mundo preguntaba, fisgoneaba, buscaba.

¿Quién es Mycroft Holmes? ¿Qué está escondiendo?

Él no podía respirar.

Para.

Sus manos se cerraron sobre su cabeza y cerró los ojos. Respiró lentamente y exhaló contando hasta diez.

No hubo fuego. Sherlock estaba bien. El mundo no sabía nada y todo estaría bien.

Respira, maldita sea. Sólo respira.

*

Él se despertó con el sonido de un puerta cerrándose. Parpadeando contra la almohada, miró algo al otro lado de la cama. Se sentó en la almohada. Alcanzándolo, sus manos agarraron el papel. Lo acercó más y lo abrió por el pliegue.

¿Cena? ¿Mañana, a las ocho? Tu otra casa adosada. Yo cocinaré - O

No tuvo tiempo de entrar en pánico. Saltando de la cama, abrió la puerta y buscó a su guardia. Maldiciendo recordó haber despedido al hombre. Corrió hacia la puerta principal y la abrió de un tirón. El barrio estaba tranquilo, dormido.

Corrió a la calle y se volvió para encontrar a una mujer que se alejaba.

Ella miró por encima del hombro, sonrió y lanzó un beso.

Su teléfono sonó y se sobresaltó, sin darse cuenta de que lo había agarrado. Él miró el texto.

Entra, amor. No es una casa segura si te estás convirtiendo en un objetivo - O

Mirando a su alrededor son sospecha, volvió a entrar y cerró todas las cerraduras.

- ¿Señor Holmes?

Los Titiriteros (Mycroft Holmes)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora