S E I S

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Después de poner al día a Olivia con los recientes acontecimientos que involucran al odioso capitán del equipo de fútbol, tuve que aguantar su incesante parloteo lleno de opiniones, supocisiones y conspiraciones al respecto, lo bueno es que no tar...

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Después de poner al día a Olivia con los recientes acontecimientos que involucran al odioso capitán del equipo de fútbol, tuve que aguantar su incesante parloteo lleno de opiniones, supocisiones y conspiraciones al respecto, lo bueno es que no tardó mucho en ser interrumpida por Thamar, una de sus compañeras en el periódico.

Me despido de ella rápidamente, esquivando la mirada incómoda de la pelinegra junto a ella, debutativa en si dirigirme un saludo o no; le ahorro la decisión, caminando lejos.

Counting Stars de OneRepublic resuena a través de mis audífonos a todo volumen, lo que me facilita pasar a través de la cafetería ignorando a todo ser menor de 21 años a mí alrededor; la fila para comprar comida no es tan larga debido a la hora, por lo que no tardo en obtener mi comida.

Logro dar con una mesa libre en el patio central por lo que la ocupo, sentandome a comer lo poco que pedí.

Miro la hora luego de cambiar de canción en mi celular: 11:36; aún me quedan unos minutos de paz antes de que esto se infeste de más adolescentes irritantes.

Introduzco un poco de comida a mi boca, observando alrededor: hay unos pocos grupos ocupando algunas mesas, devorando su comida y hablando entre ellos, simultáneamente. Asquerosos.

Pero, están sonriendo.

A veces, muy pocas de hecho, quiero eso: compañía. Son simios sin carácter ni madurez, pero se tienen entre ellos, cosa que muy pocas veces tuve yo.

Inevitablemente, un recuerdo invade mi mente.

Mitad de curso, 3er grado.

El frío invade cada centímetro de mi cuerpo, mientras la nieve que tiñe mis botas verdes hace que mis dientes choquen entre ellos, mis labios temblando sin control.

Las niñas a las que intente acercarme no son buenas, aunque tengan cara de que si; tía Joy me dijo el año pasado que siempre, no importa a la escuela que vaya, me encontraré con niñas muy bonitas por fuera, pero no muy agradables por dentro.

No ví nada que saliera de dentro de ellas, pero seguro que tienen algo feo allí.

Observo las galletas de chispas de arcoiris desparramadas y en muchos trocitos frente a mí, poco a poco desapareciendo debajo de la nieve; mis ojos pican pero no pienso dejar caer ni una lágrima.

¿Por qué me tratan así? Año tras año mamá intenta convencerme de venir, lo logra y termino igual.

Me siento enfadada, muy enfadada.

No debí hacerle caso, debí quedarme, así podría estar jugando en el patio trasero, mejor abrigada, y no aquí sola en un columpio, de noche y con mi ropa humeda.

Me levanto de un salto, pateando lejos un trozo de galleta.

Niñas tontas.

Otro trozo sale volando lejos.

Odiosamente Enamorada © [PAUSADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora