D O S

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No sé cómo lo hacen, para mí es demasiado difícil.

¿Cómo lo logran aquellos que viven su vida con muchas responsabilidades encima, día tras día? ¿cómo logran levantarse por las mañanas?


Para mí, cada despertar es una lucha, un esfuerzo enorme por salir de la cama y sonreír, vivir.

Muchos critican esto de mí, dicen que solo quiero llamar la atención, que solo exagero y hago que mis problemas se vean más grandes de lo que son, pero  ¿quién más que yo tiene derecho a decretar que tan grande es mi lucha? Hipócritas, los llamo, a todos aquellos que se atreven a decir en mi cara esto.

Cada persona tiene una lucha, y solo esa persona es la que tiene voz y voto para juzgar de que tamaño es la batalla que lleva.

Siento sus miradas tras de mí, frente a mí, junto a mí. Todos saben lo que pasó, ha pasado una semana y los videos siguen rodando.

Boxeadora susurran sin parar a mi alrededor, desde ese día.

Sigo mi camino entre los murmullos de los estudiantes. Lo último que quería era volver, pero si quiero "reponerme" lo primero era regresar a clases.

El recordatorio de Joy viene a mi mente: el tiempo para ingresar solicitudes terminara pronto.

Ni siquiera me apetece ir a la universidad, pero los deseos de Sinag siempre fueron esos: que su pequeña meraki callara todas las bocas de los que se atrevieran a hablar en mi contra.

Detengo mi paso al llegar a la entrada, dirigiendo mi vista al patio frente a mí; entre el mar de estudiantes logro divisar a la única chica lo suficientemente atrevida como para ser mi amiga: Olivia Tanner.

Caminando con la frente en alto y escondiendo parte de su rizada melena bajo un gorro de lana gris, saluda al azar con una gran sonrisa a los que se va topando en su camino. Segura, amable e inteligente desde que la conozco, Olivia ha encontrado la manera de hacerse oír y notar en cada etapa que hemos pasado.

Esta no ha sido la excepción.

Se detiene al principio de las escaleras para hablar con el grupo del periódico escolar, siendo ella la editora en jefe, debe asegurarse de que todo vaya según lo estipulado y planeado; cuando al fin creo que terminan de hablar, termina de recorrer el camino faltante hasta detenerse frente a mí, con una gran sonrisa.

—Veo que tuviste una gran noche, porque estás tan radiante y enérgica que me dan ganas de volver a dormir— le digo para molestarla. Ella se limita a tomarme por los hombros y abrazarme, le permito hacerlo por pocos segundos antes de apartarla sonriendo.

—Al contrario; con tu alboroto de hace una semana, he tenido más trabajo que nunca en el periódico— menciona. Siento mi pecho y cuello calientes, llena de vergüenza. Veo a Olivia y ella me sonríe burlona: sé que lo ha mencionando a propósito.

Entramos al gran edificio mientras ella busca algo en su mochila.

—La subdirección quiere asegurarse de que hagamos un excelente trabajo informando sobre lo sucedido pero teniendo sumo cuidado al dar a saber todo. No quiere que quede mal la escuela, claro está.

Nos detenemos brevemente a mitad del pasillo, petición de ella para así dar con lo que tanto busca.

Mientras espero por ella, viajo mi vista por al rededor. Todos los estudiantes que aún deambulan por el pasillo o van llegando pasan por nuestro lado con rapidez y a una distancia absurda, teniendo en cuenta que estamos entre las oficinas del directivo, en un pasillo no lo suficientemente ancho para tantos estudiantes, más estando cerca de la entrada.

Odiosamente Enamorada © [PAUSADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora