Hacía casi un año que estabamos en este reformatorio para damas menores por haber robado ropa y zapatos de un local.
Alexandra y yo íbamos por más, escapariamos y haríamos algo grande.
Probablemente algún secuestro con dinero, con nuestros amigos Nahem Chocks y Noah Minestrom. Los más grandes comerciantes de cocaína de Florida.
Sí, eran malas amistades, pero no teníamos familia y no había nada que perder, estábamos bien dejando que el viento nos pegue en la cara y que nuestras mentes estén libres de cualquier pensamiento o preocupación.
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Luego de terminar con la cena, Alexandra tomo nuestras pocas cosas y empujó la rejita que había para cubrir la ventana, que habíamos serruchado casi por 5 meses con una lima de uñas.
No era tan fácil, la cárcel esta estaba en el medio de un lago, claro que caeríamos al agua pero nadariamos a la orilla y saldríamos sin preocupación.
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Con éxito, llegamos a la orilla del lago empapadas y sucias, pero libres.
Eran las 3am y nos subimos a un tren que nos llevaría a la casa de Noah y allí nos cambiariamos y comenzaríamos con el negocio y nuestro plan.Por suerte no había nadie en la calle y mucho menos en el tren.
El tren freno y nos dejó justo frente a la casa de Noah, una linda y bien cuidada mansión de un barrio privado al cual entramos minutos después.
Golpeamos la puerta y el chico de pelo marrón y piel clara nos abrió la puerta.
-"SANTA MADRE PERRAS QUE HACEN AQUÍ?"- dijo abrazandonos fuertemente contra su pecho, Lexa y yo reímos.
Nahem apareció por detrás saludando a Lexa pero yo esquive su mirada, laaaarga historia.
Noah nos dejo pasar y nos dio una camiseta larga y seca para reemplazar nuestra mojada ropa.
-"Noah, que haremos ahora?"- dije esperando una respuesta inmediata. Pero se tomo dos minutos para contestarme.
-"Alaia, Nahem y yo saldremos del país, temo que si tienen un plan, tendrán que encargarse ustedes... Lo siento nena."-