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.Pov's Zenitsu.

No sabía, no se como, pero me encontraba rumbo a un internado.

Se me acusa por "psicópata", cosa que no entiendo el porque se me acusa, ¿Acaso hice algo malo?, ¿Mate a alguien sin darme cuenta?.

Todo comenzó en la mañana, me despertaba en la casa presuntamente propiedad de mi abuelo. La mañana transcurría con normalidad hasta que tocaron el timbre.

- Buenos días, ¿Se encuentra el joven Agatsuma Zenitsu? - un agente de policía se encontraba en la puerta junto a otros compañeros.

- Si, soy yo - dije algo confundido.

- Nos tienes que acompañar al internado para menores de edad - dos agentes me agarraron de los brazos y me esposaron.

- ¿¡Qué?!, ¿¡Por qué?! - mi abuelo bajo las escaleras deprisa para ver de que se trataba.

- ¿Por qué se estan llevando a mi nieto? - el agente le entrego unos papeles.

- Lo siento señor pero nos llevaremos al joven Agatsuma, son órdenes del juzgado.

- ¡ABUELO!, ¡YO NO HICE NADA MALO! - gritaba y lloriqueaba.

No tengo idea de que pensará o hará mi abuelo, pero, ¡Yo no puedo estar en un internado!.

Aquel vehículo policiaco olía fatal, a humedad y humanidad, ¿Es que no tienen olfato para oler la fragancia a mierda?. No me dejaron hablar nada, ellos iban como dos estatuas firmes, sin ninguna expresión; que caras, vaya...
Y lo peor de todo esto es...¡Ni me dejaron cambiar los asquerosos!. Iba con mi pijama de rayitos, que vergüenza.
.

Llegamos al querido internado, a mi parecer esto era la cárcel para menores de edad. Las puertas eran enormes rejas, un muro con cerca eléctrica, pinchos en cualquier lado de la cerca, seguramente para matarte si intentas escapar.
Detrás de esa puerta me encontraría con un montón de delincuentes, que a saber cuales crímenes realizaron.

- Camina - el agente me puso la mano en el hombro.

- S-si - cuando pise el internado los sonidos en mis sensibles oídos eran indescriptibles. Malos sonidos, pensamientos malévolos, sonidos sexuales, palabras mal sonantes...ya puedo cavar una tumba para mis propios oídos.

Tenía miedo, esos delincuentes me miraban, en ese momento yo estaba rojo de vergüenza, ¡Seguía con mi pijama!, Podía escuchar unas risitas, ¡Ahh!.

Llegamos hasta los vestuarios, el agente me lanzo la ropa.

- Esta sera la ropa que te pondrás - me la quite de encima y la observe. Pantalones grises y camiseta blanca.

Cuando termine de cambiarme inmediatamente me llevo hasta mi cuarto; el hombre no espera. Me tiro a la habitación como si yo tratara de un saco de patatas.

- Disfruta tu estancia - hablo para cerrar la puerta.

- Gracias...

Una habitación con una cama, una mesita de noche y un retrete que no se si podíamos llamar "baño".

Me acosté en mi cama, a pensar, ¿Qué mierda hice para acabar aquí?. Solo cometí un crimen, pero algo de niños pequeños, nadie me dijo que por tirar un payaso al agua se podía acabar en un internado, ¡Qué tonterías digo!, Fue hace mucho, entonces...¿Alguna confusión?.
La puerta irrumpió mis pensamientos, me levanté para ver de que se trataba.

- Hola precioso - un chico albino de cabellos largos se encontraba enfrente mío con cara de imbécil coqueto.

- Adiós - cerré la puerta.

- Hey~, no muerdo, ahora no - escuche su risa.

- Vete - ¿Qué le pasaba a ese?, ¿Me estaba coqueteando?, ¿A mí?.

- Pensé que te podía hacer compañía, ¿No quieres?~.

- De ti no quiero nada, ¡Vete ya! - mis manos temblaban y todo por imaginarme las cosas que me podía hacer aquel idiota.

- Ya, ya, entonces para la próxima, cuídate, mi príncipe~ - ¡¿Lanzó un beso?!.

Apenas deje de escuchar sus pisadas me desplome en el duro suelo. Tendría cuidado podría pasarme malas pasadas, por ejemplo:  que me peguen, que me tomen como pasatiempo, o...¡Qué me violen!. La tienia cruda, ¡Prefiero morir!.
.

La puerta abriéndose me alerto, las 3 a.m, ¿Quién demonios se cuela a tu habitación a semejantes horas?, ¡Solo un asesino, ladrón o violador!.

- ¡Quién es! - no había podido dormir, los sonidos en el internado eran horripilantes.

- Shh - un chico de cabellos burdeos dijo sonriente.

- ¿Eh? - no me asuste, de todos los sonidos que había escuchado en este internado el de este chico era todo lo contrario, amable, gentil..¿Qué hacía una persona con tal sonido en este atroz lugar?.

- Hermano, ¿Dónde estas? - una voz femenina sonaba fuera de la habitación. Poco a poco fue desapareciendo.

- ¿Quién eres y qué haces en mi habitación?, Y lo más importante, ¿Cómo entraste? - se suponia que estaba con seguro.

- Ah, perdón por entrar sin permiso, soy Kamado Tanjiro, y..tengo mis métodos - me enseño un tenedor de plástico.

- ¿Eres un interno de aquí? - sus ojos rojizos lo que resaltaban en la oscuridad se sorprendieron.

- Eres nuevo, ¿Verdad? - se sentó en el suelo.

- Si.

- Yo estoy aquí por voluntad propia, verás, quiero ser psicólogo, pero, siempre quise saber que se sentía estar en la piel del paciente, y solamente estudiar no me servía. Y ahí me encontré con Tomioka-san, el es un psicólogo, que trabaja en este internado, me aconsejo, dijo: "si quieres sentirte como el paciente, se el paciente". Por eso estoy aquí, no cometí ningún crimen, tampoco pensaría en hacerlo - con razón es tan pacífico, en cambio a los demás.

- ¿Cómo puedes llegar tan lejos?.

- No se, puede que quiera ser empático con mis futuros pacientes - sonrió.

Kamado-kun me dejo impresionado, pensaba que personas tan buenas de corazón ya no existían en este universo.

- Creo que debo irme, no quiero quitarte el sueño - se levantó.

- Ehh - quería decirle mi nombre, sin embargo el ya estaba fuera de la habitación.

- Hasta mañana, buenos sueños, perdón las molestias - cerro la puerta con lentitud.

Por lo menos no estoy solo en este internado lleno de locos...

"𝐍𝐨 𝐞𝐬𝐭𝐨𝐲 𝐬𝐨𝐥𝐨"•

𝕌𝕟 𝕖𝕣𝕣𝕠𝕣⌫Donde viven las historias. Descúbrelo ahora