capítulo 8: La montaña

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Con la poca energía que tenía me desperté a las 6:30 de la mañana, Bakugo vivía a nada de mi casa si mal no recuerdo. Me arregle y me puse ropa cómoda, agarre mi mochila y metí algo de picoteo, mi documento de identidad, mi móvil y las llaves de mi casa. Fui al salón y desayuné una manzana, mientras que en la mochila metía varias botellas de agua y algo de comida para hoy y seguramente mañana.

Salí a las 6: 40 de mi casa, aún tenía bastante tiempo, así que camine tranquilamente mientras el fresco de la mañana terminaba de despertarme por completo, aún tenía oportunidad de volver a casa y negarme a ir, pero creo que necesitaba esto, para aclarar mis pensamientos y seguramente para fortalecerme físicamente.

Llegué y allí me encontré a Bakugo, atento a su móvil y bastante distraído, por la cara que tenía supongo que pensó que ya no iba a ir con él.

-¿Y esa cara de perro triste? ¿Pensaste que me iba a rajar?- Bakugo elevo la cabeza molesto y comenzó con sus gritos.

-¡NADIE TE ESPERABA MALDITA BRUJA ENCIMA TE CREES SUPERIOR O QUE!- Yo simplemente me aguante la risa, este se relajó poco a poco y pude notar un pequeño brillo en sus ojos. -Veremos si aguantas todo esto- con su tono me causo nervios.

-Ya no me puedo rajar- me limite a decir- me fijé en su mochila, llevaba muchas más cosas que yo y eso tenía que estar pensando mucho, pero el lo cargaba como si nada.

El autobús llegó a las siete en punto y nos sentamos juntos, el autobús estaba normal, no había mucha gente aún despierta. El trayecto se pasó en silencio, yo me quedé dormida, porque cuando desperté Bakugo me estaba empujando para que saliera ya de aquél autobús y como zombie me moví de forma inconsciente hasta que el fresco y humedad me sacaron del trance.

-Vamos dormilona, espabila que hay un largo trayecto- la voz de Bakugo era bastante dulce, raro para él, pero por una vez me transmitió paz.

-Ves como puedes hablarme bonito- una leve risa se me escapo y comencé a caminar antes de que Bakugo quisiera echarme a la carretera.

El camino fue bastante, pero bastante largo, yo apenas sentía ya mis piernas, en cambio Bakugo me sacaba bastante ventaja, no entendía como cojones iba tan rápido, aunque suponiendo que hace esto a menudo, no es de tanto sorprender.

-¿No puedes seguirme el ritmo brujita?- este se paró y le miré sería.

-¿Podemos parar cinco minutos? Hemos recorrido medio bosque, son las 10 de la mañana llevamos dos horas sin parar- el me miraba bastante divertido.

-¿Y tú vas a ser mejor que yo siendo una heroína?- comenzó a reír- camina anda, aún queda un largo camino, cuando vayamos a escalar o tengamos que comer pararemos, ya veremos qué sucede antes, porque con el ritmo que vas- sonreía de forma burlesca antes de volver a caminar, yo aumente mi ritmo como pude para estar más cerca de él y apenas le dije una sola palabra.

Paramos para comer, eran las dos y media de la tarde y hacía un fuerte calor, estábamos según Bakugo a nada de la montaña para escalar, que pronto podría descansar, yo solo pensaba en las agujetas que iba a tener mañana, no estaba acostumbrada a esto y sabía que por mi parte iba acabar destrozada y más sabiendo que teníamos que hacer el mismo camino de vuelta, aunque con la ventaja de ir cuesta abajo.

Yo no comentaba nada, estaba disfrutando de la comida y del agua, jamás había disfrutado tanto del agua.

-Estas muerta- sonreía con superioridad, yo sin embargo lo estaba matando de mil formas con la mirada. -Vamos no me mires así, tu accediste, sabías a lo venías- seguí sin responderle y esto pareció empezar a molestarle. -Deja de ignorarme maldita extra, ¡si no querías venir no haberlo echo!- este no hablo más, se centró en su comida con el ceño fruncido.

Eres pura dinamita (Bakugo × tn)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora