Orange [Luzito/Luzulito]

6. Sueño

Pov. Luzu

No tenía planeado explotar o poner ninguna mina. Y menos todavía en casa de mi amigo Rubius. Psicópata o no, conocía a Lolito desde hace un tiempo; pero lo conocía tanto como si lo hubiera parido yo mismo. Aunque suene extraño...

Miré de reojo a una de las cristaleras que había en mi casa y ahí estaba Lolito. Me sentía acosado, pero mentiría si dijera que no me parecía tierno.

Saqué algunos materiales de uno de mis baules y unas minas inactivas que tenía guardadas. Luego, me acerqué a una mesa de crafteo. Creé algunas minas, y las guardé en el inventario, pero sabía que no las utilizaría. Solo eran para dar el pego, y que Lolito no sospechara.

Salí de casa, asegurándome de que cerraba con llave y también vigilando de que Lolito saliera conmigo para que no entrara en casa. Porque sabía que era capaz de tal cosa.

Me dirigí a dicha casa, y comencé a poner las "minas". Lolito ya me había dicho que podía explotarlas si quería, pero no tenía intención de hacer tal cosa.

Cuando terminé me marché, pero Lolito no parecía seguirme, lo cual me asustó. "¿Y si va a explotarlas y se da cuenta?". Ese miedo hizo que volviera a la escena del crimen, pero ya era tarde.

— ¿Pensaste que podrías jugármela? ¿De nuevo?

Luzu se quedó en silencio.

— Vamos, habla. ¿Cuál era tu plan? ¿Fingir que seguías mis reglas hasta que dejara de amenazarte? 

— Yo no-

— Te di una oportunidad, pero me has demostrado que no mereces salvarte, Luzu. No mereces que otro ocupe tu lugar.

Retrocedí de forma instintiva. Solo fue un paso, pero suficiente para que mi contrario notara todo el miedo que tenía guardado. Lolito mostró su radiante sonrisa.

Me giré para tratar de huir pero, de un momento a otro, el camino que tenía por delante desapareció. Lo último que recuerdo fue sentir la hierba entre mis dedos y unos zapatos desconocidos bajo mi nuca, mientras mis ojos se cerraban con la oscuridad de la noche de fondo.

Al final estaba solo.

—  ...Solo...

Esa palabra no hacía más que atormentarme. Quería moverme; pero mi cuerpo no respondia. Quería ver, pero por mucho que abriese los ojos, era incapaz de hacerlos funcionar.

Tras unas horas, al final me dormí sin querer. Desperté varias veces, confuso. No sabía la hora, el día o el lugar en el que estaba. Y esa maliciosa sonrisa no hacía más que perseguirme.

¿Qué había hecho conmigo? ¿Drogarme quizás? ¿O solo estaba tan cansado que no podía evitar tener alucinaciones?

Volví a despertar. No llegué a abrir mis ojos, por miedo a ver todo negro de nuevo. Por suerte, está vez mi cuerpo respondió, y alcé mi mano en busca de Manolo. Él se acercó, y comencé a acariciarlo.

Se sentía más suave, como recién bañado. Pero no recordaba haberlo bañado. No tarde mucho en volver a dormirme.

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20/09/2021