El verano de Julio en 1978 fue caótico, la masacre en el campamento Nightwing marcó la vida de más de veinticinco niños, adolescentes, y a los pueblos vecinos: Shadyside y Sunnyvale.
Pero en especial las vidas de Ziggy Berman y Blair Miller, dos cam...
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El cuerpo de Ziggy cayó de rodillas al suelo, su mano sostenía el brazo de Blair fuertemente mientras respiraba pesadamente. El corazón de la antigua rubia latió fuerte contra su pecho. Todos los rumores que sus abuelos comentaban en casa eran ciertos, las advertencias de sus padres nunca fueron en vano. Los Goode eran el mal, y habían escondido un terrible secreto por siglos.
— Así salvaremos a Sam, a Shadyside. Nadie mata al diablo.
— Entonces...— Blair murmuró hacia Deena, aún con el corazón latiéndole frenéticamente.
— Entonces debemos matarlo a él. Debemos matar a Nick Goode.
—Pero lo llamé —Ziggy murmuro en un susurro, saliendo de su pequeño transe.— Pensé que... pensé que podría ayudarnos.
Blair parpadeó rápidamente, recordando que Ziggy se había comunicado antes con Nick, y que él probablemente ya estuviese en camino. Deena murmuró una maldición entre dientes y caminó apresuradamente hacia el baño, en busca de Sam y Josh.
—Debemos irnos. ¡Ahora!.
Josh pareció asustado por un momento, observando como su hermana mayor se agachaba a desatar a Sam, mientras esta luchaba por soltarse y poder atacar a Deena.
— ¡Deena!.
Blair gritó al ver como Sam empujaba a la chica al suelo y se colocaba sobre ella en un intento de lastimarla, de manera rápida empezó a caminar, pero Ziggy se atravesó en su camino llegando primero. El estruendo del golpe que Ziggy le dio a Sam resonó en el baño, asustando un poco a los dos hermanos y Blair.
— Joder.
— He querido hacer eso todo el día.
El trabajo de sacar a Sam del baño resultó un poco menos pesado de lo que esperaron, el que la chica estuviera inconsciente ayudaba demasiado y hacía un poco más fácil el moverla de la casa a la cajuela del auto.
— ¿Donde está mi auto?. —Blair preguntó al notar el carro de policía estacionado afuera, pero no a su propio vehículo.
— Fue un momento de adrenalina...
— ¡¿Sabes cuánto cuesta ese auto?! —espetó comenzando a molestarse.
— ¡Blair!. —Ziggy se giró a la mujer.— ¿Estamos a punto de morir y tú te preocupas por un auto?.
Blair quiso abrir la boca y reclamar, era uno de sus objetos más preciados puesto que había sido el primer auto que había comprado con sus ahorros, y le había costado mucho repararlo del estado en el que se lo había entregado el vendedor.