4

81 8 2
                                    

—¿He tropezado? —pregunta Haymitch— Huele mal.

Se limpia la nariz con la mano y se mancha la cara de vómito.

—Vamos a llevarte a tu cuarto para limpiarte un poco —dice Peeta.

Lo llevamos de vuelta a su compartimento medio a empujones, medio a rastras. Como no podemos dejarlo sobre la colcha bordada, lo metemos en la bañera y encendemos la ducha; él apenas se entera.

—No pasa nada —dice Peeta— Ya me encargo yo.

—Yo también me quedo, no hace falta que te quedes tu Katniss.

No quería dejar a Haymitch, el no me dejó, por lo que el es la única persona en la que me puedo apoyar, de la misma manera en que yo lo apoyo. Al principio mi padre se negaba a que fuese a la casa de un borracho, pero cuando vio que el era el único capaz de tranquilizarme cuando nadie más podía, tuvo que dejarme ir con él. Al final mi padre suele ayudarme con Haymitch para agradecerle el cuidarme en lo que él no puede.

—Vale, puedo enviar a una de las personas del Capitolio a ayudaros —nos dice Katniss.

—No, no las quiero.

—No, Haymitch lo odiaría.

Tras irse Katniss, nos pusimos a quitarle la ropa menos los calzoncillos, a ninguno de los dos nos apetencia quitarle esa prenda, por lo que me puse a lavarle, cuando ya estaba limpio saqué un pijama y se lo fui poniendo, mientras Peeta se deshacía de su ropa. Cuando Peeta volvió lo colocamos en la cama, yo me encargué de colocarlo cómodamente y de arropado, pues se había vuelto a dormir.

—Eres muy amable con él —me dijo Peeta al verme arroparle.

—Él fue uno de los que logró que yo sobreviviese, es como un segundo padre para mi.

—¿De verdad confías en él?

—Sí, tanto o más que en mi familia.

—Entonces, supongo que me alegro de haberlo ayudado.

—Bueno, puede que te arrepientas más tarde, digamos que tiene su propia forma de ser, Haymitch  es...Haymitch, no se otra forma de definirle.

Tras eso Peeta se despidió y se fue a su habitación mientras que yo me quede sentada en la cama al lado de Haymitch, con mi mano acariciando su frente, para que supiese que estaba a salvo, que nadie le iba a matar mientas dormía. De esa forma me quedo medio dormida, puesto que me es imposible desde los doce dormir profundamente a menos que Haymitch este haciendo lo mismo que le hago yo a él.

Mi primera noche en el tren me veía incapaz de dormir, solo podía pensar en las caras de mi padre y hermano desesperados cuando los separaron de mi lado. Por ello no he podido parar de pensar en cómo podría llegar a sobrevivir. Cada año el recinto cambia por lo que mi esperanza no debe estar ahí. Suspiro y tomo el collar de mi madre que todavía cuelga en mi cuello.

— ¿Qué habrías hecho tú? -aún recuerdo que cuando aún estaba sana adoraba pensar en muchísimos planes para cada cosa que pudiera ocurrir.

Desearía haber heredado ese don...

Cuando comienza a entrar luz por la ventana me despierto y también despierto a Haymitch, quien esta más sobrio que ayer, le digo que me voy a mi habitación, que se vaya cambiando y después se vaya al vagón comedor. Mientras, yo me voy a mi habitación y me cambio por un conjunto parecido al del día anterior, con mi cuchillo en el mismo lugar, luego me voy a desayunar. Al llegar veo que Peeta ya esta ahí al igual que Haymitch quien ya ha empezado a desayunar.

You've reached the end of published parts.

⏰ Last updated: Nov 18, 2023 ⏰

Add this story to your Library to get notified about new parts!

El tributo - Peeta MellarkWhere stories live. Discover now