7. Por fin, el amanecer

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Nota:

Banda sonora: Xerces. Deftones

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XIV. En el fondo de un abismo en una montaña de Gusu, madrugada de otoño

Jiang Wanyin por su parte tarda un segundo en entender lo que ha pasado. Su cuerpo reacciona más rápido que su mente. Se separa del otro y abre los ojos. Ahora, parecen dos llamas violetas que iluminan su rostro. Todo él es un fuego púrpura.

Con el gesto, Lan Xichen también abre los suyos. Llamas idénticas pero en azul fulguran en sus pupilas. Se ve lleno de vida y luz.

Se miran por un segundo suspendido en el aire. Zidian, que aún los envuelve, está lanzando chispas por todos lados. Ninguno recuerda ni remotamente dónde están ni por qué. Todo se reduce a ese breve espacio que ocupan ambos en la oscuridad.

Jiang Wanyin es el primero en reaccionar. Se acerca de nuevo, moviendo sus dedos en las mejillas del otro. Son movimientos suaves pero profundos. Y responde lamiendo sus labios una vez, cuando entonces, decide agarrar con su boca el labio inferior y chuparlo hasta morderlo.

Lan Xichen se queja y tiembla de placer. Ha cerrado de nuevo los ojos, cuando siente el sabor de su propia sangre en su boca. En vez de apartarse, gime y la abre más.

Esa invitación es aceptada por Jiang Wanyin que empieza a atrapar su lengua y chuparla profundamente. Lo hace una, dos, tres, cuatro veces. Hasta que la muerde y se separa, con el sabor a sangre en la lengua, para buscar aire. Jadean.

Ahora, Lan Xichen decide mover sus manos y agarrar de nuevo el cuello del líder Jiang. Empieza a besarle lamiendo sus labios. Cuando el otro abre la boca, el líder Lan mete su lengua y lame el interior. Luego atrapa esa otra lengua y la chupa suavemente. Empieza a dar pinceladas con la suya, repasando el interior de la otra boca.

Jiang Wanyin está gimiendo también. El calor que sienten se irradia más. Zidian está ahora sacando relámpagos púrpuras a su alrededor sin soltarles.

Dos pares de manos vuelan por todo el cuerpo contrario. Estrujan, magullan, pellizcan, aprietan, tuercen, presionan la carne.

En algún punto abren las túnicas. Dejando la piel expuesta, ésta es salvajemente rasguñada y retorcida con ansiedad. La espalda, los hombros, la nuca, pero también el pecho, el vientre y los muslos quedan destrozados.

No pueden parar. Los besos ceden a los mordiscos y chupetones. Se sacan sangre de las bocas. Los gemidos y bramidos son cada vez más altos. Hasta que rugen como dos bestias.

En algún momento empiezan a rozar sus vientres y entrepiernas. Son movimientos profundos y acompasados, que encuentran un ritmo común. Mientras, las manos y las lenguas vuelan.

Jiang Wanyin empieza a tirar del cabello de Lan Xichen. Éste, baja la mano a la entrepierna de aquél y empieza a tocar fuera de las ropas. No paran de besarse, y deciden imitarse. Éste, toca la otra entrepierna, y aquél tira del cabello del otro.

Están entrelazados, comiéndose, tirando con una mano de sus largos mechones y tocándose en el medio de sus cuerpos. Con cada embestida, sujetan más fuerte esa dureza vibrante. Se ayudan mutuamente con movimientos bruscos sobre la tela de sus pantalones.

De pronto, han dejado de sentir el agua y el suelo a sus pies. Creen flotar envueltos en electricidad. Escuchan sus jadeos y gemidos, pero convertidos en truenos y relámpagos.

Es demasiado placer y no quieren abrir los ojos. Están mareados y hambrientos. Sólo quieren más del otro. Entre más se muerden, más sangre quieren. Se están devorando al ritmo de las embestidas y toques.

De pronto, una ola de calor les invade. Quieren explotar. Se agarran el uno al otro de los cabellos y rugen de placer. Explotan. Todo se inunda de luz y calor. Se han derramado y ahora solo queda morir abrazados.

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Anochecer y amanecer. Parte 1. Xicheng - ChengxiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora