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Al día siguiente, muy temprano por la mañana, escuche ruidos en la primera planta de la mansión. Por lo que torpemente me levanté de la cama y me puse unas sandalias para salir del dormitorio.

- Cariño estás despierta- susurró mi padre mientras tenía el móvil apoyado en la oreja- Lo siento, al verlos dormir profundamente a tu hermano y a ti, no quise despertarlos- descendió el aparato hasta a la altura de su bolsillo para guardarlo.

- T/n, veo que te despertamos, lo siento- dijo en voz baja mi madre mientras me dedicaba una cálida sonrisa y ponía su mano sobre mi hombro.

-Descuida -correspondí a la sonrisa- ¿Tienen que viajar ahora? -pregunte, a lo que la castaña me guiaba a la cocina. 

-Aquí hablaremos más tranquilas -dijo mientras iba directo a la cafetera para preparar dos tazas calientes- Teníamos pensado viajar dentro de unos días, pero tu padre quiere viajar hoy, para volver cuanto antes y estar junto a ustedes -comentó mientras me ofrecía una taza de café, a lo que acepte.

- El día de mañana Kazu-kun tiene una cita médica- dijo mientras apoyaba sus manos en el estante de granito - ¿Crees que podrías acompañarlo en mi lugar? - dirigió una dulce mirada en mi- Todavía le pone nervioso ir a los hospitales – soltó una pequeña risa como si hubiera confesado un secreto de madre e hijo.

-Por supuesto -sonreí, en consecuencia, recibí un gracias y un reconfortante abrazo de Yumi.

- ¿Cariño? ¿Estas aquí? -pregunto mi padre entrando por la puerta blanca- ¡Ya está todo listo! – anunció con una leve sonrisa y un rostro notablemente cansado.

- Iré a despedirme de Kazu-kun -comentó mi madre mientras salía por la puerta con una sonrisa en el rostro.

-No me había dado cuenta lo mucho que has crecido -dijo mi padre con una voz suave poniendo sus manos en mi rostro- Cada vez luces más hermosa- comentó y en consecuencia deslice mi mejilla en su mano. 

-Yo te veo más anciano – dije bromeando, a lo que mi padre correspondía a mi burla con risas – Papá, quiero hablarte sobre...

-Señor Haru, disculpe por interrumpirlo, pero si no salimos ahora, perderemos el vuelo- anunció Aiko parado en la puerta.

Mi padre asintió a su asistente y éste salió de la habitación cerrando la puerta.

-Me contaras cuando vuelva, ¿de acuerdo? -me sonrió para luego salir de la cocina.

Antes de irse, mi padre me entregó dos tarjetas de crédito, una para Kazu y la otra para mí. Salió por la puerta haciendo una broma y con un te quiero se despidió desde su coche negro junto a mi madre.

Después de despedirme de ambos, subí por las escaleras sin antes indicar a Miku que prepare el desayune más temprano de lo habitual, pues debía ir a Roppongi con mucha urgencia.

Al entrar a mi dormitorio, observe a mi hermano descansando en mi cama plácidamente. Sin despertarlo, entre a la ducha y tome un refrescante baño, estábamos en verano después de todo.

-Joven Kazutora, despierte por favor, debe levantarse -dijo Miku irritada junto a dos sirvientes  mientras jalaban las sábanas de la cama. 

-Buenos días señorita -hicieron reverencia en cuanto me vieron salir del baño, a lo que respondí con una sonrisa- Hermanito, ¿por que no quieres levantarte? -pregunte mientras me acercaba con una bata blanca y el cabello mojado a su lado.

-Ya no tengo que ir, ni hoy, ni mañana hasta dentro de un mes -dijo en voz alta riendo.

-¿Eh? -pregunte apoyando mis manos en mi cadera- ¿Por que no irías al colegio?

Tokyo Revengers Y T/n Donde viven las historias. Descúbrelo ahora