VII. McDonald's

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Maratón 2/3

Sabrina

-¿Por qué?

-Porque es divertido, James.

-No lo sé, no creo que sea una buena idea.

-Yo creo que es magnífica.

-Creo que sería divertido, pero no creo que sea buen momento, Pietro.

Nos encontrábamos caminando por las frías calles de Nueva York, yendo al centro comercial para poder comer algo en un restaurante, según las palabras de Wanda. Sin embargo, al parecer, Pietro tenía planeado iniciar una guerra de nieve.

-Oh, vamos, Sabrina, creí que estabas de mi lado.

-Lo estoy, pero no creo que sea prudente.

-Gracias, Sabrina por decir algo sensato esta vez.

-Deberíamos iniciarla en el parque cerca de la Torre, será mejor- Pietro sonrió.

-Eres increíble, hermana.

-Gracias, James, ya lo sabía- sonreí.

-No era un cumplido.

-También lo sabía.

James me miró serio, yo sólo le sonreí.

-James, Sabrina, les presento, el centro comercial.

Miramos al frente, encontrando un edificio bastante grande, estaba iluminado y se veía mucha gente adentro.

-Andando, todos juntos para evitar que alguien se pierda- dijo mi padre.

Entramos y comenzamos a caminar todos juntos hasta llegar a un local de color rojo, "McDonald's", huh, que nombres tan raros les ponen a los lugares.

-James, ¿aún crees que sea buen momento para correr?- susurré.

-¿Por qué lo preguntas?

-No creo que sea bueno entrar, no me da buena espina.

-Ay, vamos, Sabrina, no veo qué podría salir mal.

-Bien, si algo pasa, es tu culpa.

-Está bien.

Entramos al establecimiento y fuimos a la mesa donde estaban todos los demás. 

-¿Todo bien?- preguntó nuestro padre.

-Sí- asentí.

James y yo nos sentamos juntos, a un lado de Wanda y Pietro. No sé porqué, pero ambos me hacen sentir bien y en confianza, quizás sea porque son mellizos o sólo por ser tan agradables.

-¿Qué es lo que van a pedir?- miré a James y luego a Pietro de nuevo.

-¿Quieren que pidamos algo por ustedes?- la dulce voz de Wanda y su sonrisa se asomaron inmediatamente.

Yo asentí, mientras James inspeccionaba lo que supongo que es el menú.

-Creo que voy a confiar en ustedes y dejar que elijan.

-Tranquilo, no voy a dejar que mi hermano toque su comida.

-Pero no iba a hacer nada.

-Te conozco, Pietro.

Mi hermano y yo reímos. Sin embargo, dejé de reír cuando vi en la mesa frente a nosotros a una madre con su pequeña hija de cinco años y su padre tenía a otro pequeño de no más de siete años, me recordó tanto a lo que siempre anhelé de niña y que ahora me atormenta cada día.

-Ahora vuelvo- me levanté de mi asiento.

-¿Estás bien?- James me miró preocupado.

-Sí, sólo necesito ir al baño.

-Bien, con cuidado.

Fui directo a la parte de la tienda que decía "baños", quizás sólo necesitaba refrescarme para dejar de pensar en tantas cosas a la vez y simplemente disfrutar de mis alimentos.

Espero que les haya gustado mucho <3.

Los hijos perdidos de Steve Rogers || Avengers✋🏻Donde viven las historias. Descúbrelo ahora