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La mañana llego, el sonido de los pájaros llego hasta el mundo de los sueños de Hoseok causando que recuperará la conciencia y abriera los ojos lentamente, la habitación en la que se encontraba no era la suya y por algunos cortos segundos se sintió asustado, pero los recuerdos del día anterior volvieron a su cabeza y suspiró parpadeando tratando de no volverse a dormir, se sentía tan cómodo, la calidez era sumamente acogedora, entrañable.
No quería levantarse, sin embargo, la leve presión en su abdomen le hizo desviar sus adormilados orbes hasta fijarse en que una mano estaba ahí sosteniéndolo con suavidad y entonces también fue consciente que un cuerpo ajeno estaba junto al suyo en la famosa posición d cucharita. 

Taehyung lo estaba abrazando.
Y se sentía demasiado bien.

Sus mejillas no tardaron en adquirir un suave sonrojo, su corazón se agitó con gozó y su lobo gruño satisfecho de tener al otro omega brindándole calor. Inconscientemente Hoseok se acurrucó más y se dispuso a seguir durmiendo, no iba a desaprovechar esto, sin embargo, el sonido de la puerta principal de la cabaña siendo tocada se escuchó interrumpiendo sus planes.

Resoplo haciendo un puchero frustrado y sin ganas retiró con lentitud el brazo de Taehyung de su cintura, se reincorporo y antes de salir de la habitación, observo por breves segundos el rostro dormido y babeante del ahora omega que la noche anterior le había pedido su perdón, soltó una risita y mordiéndose el labio inferior no pudo evitar enamorarse un poco más. Cerró la puerta detrás de él despacio, y se encamino hacia la entrada; su cabello castaño estaba desarreglado, se disparaba en todas direcciones, la somnolencia aún acompañaba su molesta expresión y sus pasos eran cansados, arrastraba los pies gruñendo en voz baja lo cruel que era el destino por no dejarlo disfrutar más tiempo de la sensación de estar en esos fuertes y seguros brazos por primera vez.

Pero el mal humor se disipó al instante en que reconoció el aroma de quien estaba detrás de la puerta, se apresuró en abrir y Jungkook le regalo una bonita sonrisa.

–Buenos días hyung, ¿listo para irnos?– interrogó algo confundido el omega contrario por el simple hecho de que Hoseok no estaba para nada arreglado y aun se veía con bastante sueño encima.

–A-ah Jungkook... jaja verás...– el mayor de ambos se rasco la nuca nervioso, bastante apenado de que Kookie haya manejado un largo camino hasta ahí para nada– mm... lamento que hayas tenido que venir hasta aquí por nada... bueno, ayer sucedieron muchas cosas y no quiero dejarlo en estos momentos...– frunció el ceño jugando con sus manos, lucia nervioso pero seguro.

Jungkook suspiro negando con la cabeza– realmente ese tonto se saco la lotería contigo, no se como lo soportas hyung– frunció el ceño haciendo una mueca, Hoseok rió un poco y luego se hizo a un lado para que Kookie pasará.

–¿Ya desayunaste Jungkookie?– interrogó el omega castaño caminando hacia la cocina con el menor siguiendolo.

–Mm... no, no realmente hyung, solo tome una taza de café antes de venir– se encogió de hombros y se sentó en una de las sillas de la isla que se encontraba en medio– ¿cocinaras para mi hyung? 

El omega mayor le sonrió con levedad y asintió, nunca había convivido así con el menor de los hermanos Kim, de hecho, desde que Taehyung y él se habían casado no había vuelto a ver a la familia de su esposo. Pero si era sincero, el único que le inspiraba confianza era ese chico de cabello oscuro que no dejaba de verlo con esos bonitos y brillantes ojos de Bambie.

–Tu y yo no nos conocemos muy bien ¿verdad?– cuestionó Hoseok, Kookie ya sabiendo que la respuesta era afirmativa, de igual forma asintió– entonces hagamoslo– vertió la mezcla para panqueques en una sartén ya caliente y con la mantequilla derretida para que no se pegaran– ¿te parece bien?– y el contrario no dudo en aceptar.

Omega por siete días •Vhope•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora