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Abrí los ojos lentamente, me ardían y los párpados los sentía pesados, no había sido buena idea llorar hasta quedarme dormido. Observé mi habitación, en estos casos agradecía no compartirla con ese alfa, no tenia ningún animó de levantarme y mucho menos de verlo, sin embargo tenía cosas que hacer.

Suspire y con gran esfuerzo me levante de mi cómoda cama, caminé hacia el baño y con ello di comienzo a otro maldito día más.
Después de que haya tomado una buena ducha de agua caliente, me arreglé pues debía de ir a trabajar, era maestro de música y también de danza en una académica en el centro de Seúl, siempre pensé que el hecho de que mi familia estuviera bien económicamente no quería decir que yo no trabajara, así que después de graduarme en vez de hacerme cargo de la empresa, decidimos mi padre y yo que mientras aún él pudiera hacerlo, yo no tomaría el mando de ella y eso hasta el día de hoy seguía de la misma forma. Y por supuesto, yo no me quejaba para nada de ello.

Termine de secar mi cabello y después tome mi maletín, para salir de mi cuarto y encaminarme a la cocina para hacerme el desayuno, a esta hora todavía no llegaba el personal de la casa y realmente no me molestaba hacer las cosas por mi cuenta, después de todo, así me había criado la omega que tengo como madre.

Deje mi maletín sobre el sillón de la sala y ahí percibí un olor raro, olfatee más el aire, no era el aroma de Taehyung -pues no sabia tampoco si había tan siquiera regresado-, ni tampoco de alguien conocido, así que mi lobo se erizó y se puso alerta.

Seguí el raro olor y los pasos que daba traba de que no hicieran ningún ruido, no quería alertar a quien sea que estuviera en la cocina, lo que me parecía sumamente extraño era que el aroma era dulce, lo podía distinguir con mejor claridad; café y chocolate, era un omega... en celo.

Me asomé con algo de miedo por la puerta, realmente no quería toparme con alguna imagen desagradable o perturbadora, sin embargo, me sorprendí de ver a Taehyung sentado en el suelo sólo.

Suspire algo aliviado de que no fuera otra cosa, pero eso no explica el por qué estaba en esa posición y menos él por qué apestaba de esa forma la cocina, el olor era cada vez más fuerte.
Entre y me acerque con lentitud, con lo de la madrugada aún no me sentía tranquilo y menos seguro a su lado, así que debía de ser precavido.

–¿Taehyung? oye ¿qué estas haciendo ahí? ¿o es a caso que no tienes habitación?– pregunte sin demostrar mi inseguridad, mientras más me acercaba el olor también me mareba más.

Parecía que él era el que estaba en celo, pero eso no podía ser porque el era...

Taehyung levantó la cabeza con algo de lentitud y me sorprendí al verlo tan sonrojado, jadeando, sudando y con las pupilas totalmente dilatadas.

–¿Ho-Hoseok?... mgh– su voz se oía bastante grave y débil, esto me preocupo un poco.

–Taehyung...– murmuré desconcertado, me acerque hasta poder hincarme a su lado, toque su frente y estaba ardiendo.

–Hoseok... Hoseok ¿qué me pa-pasa?– interrogó el de cabello negro, pero no sabia que responderle porque al igual que él, yo estaba bastante confundido por todo esto.

Me acerqué a su cuello y el aroma que lo caracterízaba como alfa se había ido, ahora solo quedaba uno bastante dulce y llamativo... uno de omega.

–Ah... ah no hagas e-eso– murmuró tomandome sin fuerza del brazo. Me alejé un poco sin aun poder creer lo que estaba presenciando y no pude evitar sentir satisfacción.

–Felicidades Taehyung... ahora eres un omega como yo– susurré muy cerca de sus labios, sonreí de lado malicioso– bienvenido a mi mundo– lo observé con despreció– es irónico ¿no crees amor?... te has convertido en lo que más odias y desprecias... ahora eres una asquerosa, vil y muy necesitada puta... ¿verdad?

–¿Qué?... n-no, y-yo no lo soy... y-yo... mm– trataba de negar entre balbuceos, pero sabia por lo que estaba pasando en ese mismo instante, así que no le serviría de nada querer hablar o... gritar.

–Aceptalo Kim... eso es lo único que te queda... lo que quieres ahora mismo es que un alfa entre por esa puerta y te toque aquí– susurré burlón acariciando por debajo de su camisa blanca mal acomodada su abdomen, subiendo por su pecho hasta tomar entre mis dedos uno de sus erectos pezones y apretarlo con suavidad.

–¡Ah Hoseok!– gimió retorciéndose, no tenia fuerza y nunca había hecho eso, pero el hecho de que fuera el bastardo que me había humillado hace unas horas atrás lo hacia tan malditamente bien.

–¿Ves?– sonreí burlón– una puta que quiere una polla aquí– abrí sus piernas de golpe y sobre su empapado pantalón toque su entrada, el gimió al sentir como frotaba esa zona tan sensible.

Observe sus expresiones y sentí un escalofrío al ver sus ojos cerrados, retorciéndose y tratando de callar sus gemidos, sentí mis mejillas también calientes y me separé de él nervioso ¿qué rayos estaba haciendo?

El abrió sus ojos y me observó algo confundido, yo solo me levanté sin decir nada, dejándolo aún en el suelo de la cocina y me dirigí hacia la sala por mi maletín, regrese y dejé el bolso negro sobre la mesa registrándolo hasta encontrar lo que buscaba.

–¿Q-qué... es mgh... eso?– interrogó apenas, suspire y me acerqué hasta volver a estar hincado.

–Es un supresor– respondí sin dar detalles, tomé su mano y extendí su brazo levantando la manga de la camisa y con cuidado introduje la aguja de la geringa para poder inyectarle la medicina.

Él se quejó pero no puso ninguna resistencia, por la forma en que se comportaba y su olor se sentía las pastillas no iban a hacerle efecto, así que era más seguro de esta forma. Levantó la mirada y yo también.

–¿Por q-qué?– cuestionó aun entre jadeos.

–Porque no soy como los alfas Taehyung– respondí serió– no soy como tu.



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–Hola :3
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Omega por siete días •Vhope•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora