Robin prendió una lámpara de noche que estaba en el tocador junto a la cama.
—Ponte cómodo— le dijo señalando la silla frente al escritorio. Él se quitó el abrigo y lo colocó en el respaldo de la silla, luego se sentó y se quitó los zapatos.
Ella recogió un montón de ropa que estaba en la cama.
—Disculpa, está desordenado por las prisas de la fiesta.— y diciendo esto fue hasta el armario para acomodar la ropa. Law observó la habitación que estaba decorada en tonos morados; lo cierto es que a excepción de la ropa todo estaba en orden. Incluso sobre el escritorio donde pudo reconocer restos del papel que había usado para envolver el regalo, estaba todo acomodado, los trozos de papel eran bastante regulares y bien podrían servir para decorar otra cosa.
Se sentía cómodo en esta habitación. Él también era meticuloso y ordenado, pero su decoración era más bien minimalista al lado de la de ella.
—Linda habitación.
—¿Te gusta? A mí me parece muy cómoda.
—Es acogedora, y creo que refleja muy bien tu personalidad.
Ella se rió.
—Eso espero.
Terminó de hacer lo que estaba haciendo y se sentó en la cama frente a él. Se había quitado también la chamarra y los zapatos.
Cruzó las piernas y se pasó una mano por la larga cabellera, negra y sedosa, esperando.
Law no le apartaba la vista, cómo si la mirara por primera vez, en la quietud de la habitación. Se sentía satisfecho con el ritmo que habían tomado, y decidió no frenarlo.
—Ven, siéntate.— le dijo mientras con su manos señalaba sus piernas, luego se las extendió invitándola, con una sonrisa pícara en el rostro.
Ella le sonrió y aceptó su invitación, se sentó sobre sus piernas, y le colgó los brazos sobre los hombros. Chocaron sus frentes y poco a poco comenzaron a besarse de nuevo, primero suave hasta tomar un ritmo más intenso.
La deseaba, no podía ni quería ocultarlo, le rodeó la cintura con los brazos, acariciándola; pasó sus manos por la suave piel de su compañera sin parar de besarla, de repente se separaron para tomar aire.
Robin volvió a juguetear con su pelo tirando su sombrero al piso. Él hundió su rostro en el escote de la chica, besando lo que se asomaba de los pechos y luego mordió la carne suavemente. Robin gimió levemente. Él sonrió, quería excitarla al máximo y disfrutar con ella de su encuentro.
Se volvieron a besar, pero ésta vez sus manos recorrieron los muslos de ella, levantándole la falda, acariciando más allá de lo que había acariciado en la fiesta.
Subió las manos por su vientre hasta llegar al par de pechos que presionó y masajeó sobre la ropa.
Tomó el cierre frontal y lo deslizó hacia abajo liberando el par de grandes senos. Podía sentir como se excitaba debajo del pantalón. Tiró la blusa al suelo.
Ella le desabotonó la camisa, la deslizó por los brazos hasta dejarla en la silla, y con las yemas de los dedos le acariciaba los tatuajes, pasó por sus brazos hasta seguir la forma del corazón que tenía en el pecho.
Él le tomó de nuevo los senos, acariciándole los pezones; hundió la cara de nuevo entre ellos y comenzó a besarlos y lamerlos.
Ella gemía y él disfrutaba también.
Sintió como ella se humedecía, y él con su propio líquido se mojaba también.
Lamió uno de los pezones hasta ponerlo erecto, mientras que con una mano masajeaba el otro hasta lograr ponerlo erecto también. La chica temblaba ligeramente.
De repente, la tomó por los muslos y cargándola se levantó de la silla, ella se sujetó fuertemente de su cuello, la llevó a la cama y la dejó caer quedando encima de ella.
Cruzaron miradas por un momento. Le tomó las piernas y las recargó sobre sus hombros, luego él bajó hasta sus caderas hundió la cara en su entrepierna, sintió con la punta de la nariz su ropa interior mojada y sonrió, la tomó con los dientes y la deslizó por las piernas de la chica hasta quitársela. La aventó al suelo.
Volvió a incorporarse y la miró desafiante, le lamió uno de los pies que tenía apoyados sobre sus hombros.
Poco a poco se iban deshaciendo de la ropa que estorbaba.
Robin lo miraba deseosa y fue entonces cuando se sumergió en ella lamiendo su vulva y sus labios, con cada lamida ella se humedecía más y más. Los gemidos aumentaban. Ella le puso una mano en la cabeza empujándolo hacia si misma y el entendiendo, aceleró el ritmo de su lengua jugueteando también con su clítoris.
Los muslos de la chica sobre sus hombros se tambaleaban, retorciéndose de placer. Seguía lamiendo. Pudo notar como sus líquidos se desbordaban mientras la lamia de forma caprichosa y consistente.
Ella le apretaba con los muslos temblorosos mientras arqueaba la cintura. De repente se quedó estática, y pudo sentir como explotaba en su boca; lo había logrado, el primer orgasmo de la noche, pero definitivamente no el último.
Levanto la cara, y pudo ver la expresión de placer de su compañera, no podía estar más satisfecho.
Aún con sus piernas en los hombros, se incorporó. Desabrochó el pantalón y se lo quitó con todo y su ropa interior, dejando libre por fin su miembro erecto, que palpitaba excitado.
Bajó las piernas de Robin y colocándolas una a cada lado de sus caderas acercó su pene a su vulva mojada, no la penetró; en cambió se frotó con ella y recargándose en sus brazos, poniendo la mirada a la altura de ella la miró con intensidad, como pidiendo permiso. Ella le recorrió con las manos el cuerpo, y con un ágil movimiento aprisionó las caderas de Law para permitirle entrar más fácilmente. Le dio un beso intenso, lleno de saliva, con la lengua inquieta dentro de la boca, deseoso, profundo.
Él no necesitó más permiso, se colocó bien y con la punta de su pene buscó la entrada húmeda que tanto deseaba probar. La sintió ardiente, palpitando tanto como él.
Entonces entró en ella poco a poco, decidido y con fuerza, sin hacerle daño gracias a lo humectada que estaba, no le costó trabajo y la altura de la chica era perfecta para él. Lo recibió abierta, dispuesta.
Una vez dentro, sintió como el calor de la chica lo abrazaba, y con los músculos pélvicos apretaba su pene dentro de ella. Comenzó a balancearse, dándole ligeras estocadas que aumentaban de ritmo cada vez, hasta lograr un ritmo intenso y fuerte; los senos libres de Robin se balanceaban hacia arriba y hacia abajo con cada estocada, la cara de su compañera demostraba placer y él mismo estaba disfrutando de todo su cuerpo.
Los gemidos inundaron la habitación, los de ella lo excitaban tanto que él mismo comenzó a gemir de placer, sentirse dentro de ella le encantaba, la embistió una y otra vez, hasta conseguir de nuevo que explotara, ahora con él dentro sintió como se mojaba de nuevo y palpitaba más fuerte. Le había robado el aliento. La dejó descansar unos momentos que aprovechó para abrazar su cuerpo semi desnudo, pues no le había quitado la falda ni las medias.
Tenía ganas de venirse, pero se contuvo, quería seguir probándola más.
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Abrir con Bisturí una Flor
FanfictionUna fiesta: él llega de improviso, ella baila para quitarse recuerdos. Se encuentran. Este es un fanfic de One Piece los personajes no me pertenecen, le pertenece Echiiro Oda. Es mi primer fanfic. La imagen de portada no me pertenece, encuentran a...