Opciones

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Se mordió el labio inferior.

Había caído en la trampa de Law sin poder evitarlo.

Ella que siempre estaba a la defensiva había sido engatuzada como una niña.

Se llevó una mano a la barbilla, apoyando el codo en la pierna que tenía cruzada.

Ahora tenía la responsabilidad de escoger.

No es que fuese del todo malo, era libre de decidir que hacer, pero era también responsable de lo que Law tenía que hacer, y eso era lo complicado.

Lo pensó detenidamente.

Por supuesto lo más fácil era decirle que cada quien se fuera a su casa y acabar con esto. Pero en el fondo sabía que eso no era lo que ella quería.

Por otro lado, era riesgoso ir a casa de un desconocido, por muy amigo de Luffy que fuese.

Luego estaba lo que Nami le había dicho, se había llevado a Vivi a su casa para pasar una noche loca, lo que significaba que no solo estarían las chicas, sino por los menos uno o dos guardias. Si Law de repente resultaba ser un psicópata, los gritos, de cualquiera de las tres los alertarían. Así por lo menos tenía la garantía de estar segura.

Por supuesto esperaba que el chico no fuera ninguna clase de psicópata, ni tener que recurrir a los guardias de Vivi.

Tampoco quería arruinar la noche de pasión de su amiga, que pocas veces podía encontrarse con su amante.

Y además podría ser intimidante para el médico que hubiese guardias en la puerta.

Pero considerando la comodidad, lo más cómodo para ella sería más su cama que la cama del doctor, y viceversa.

Se quedó un rato, sola, sopesando cada pro y contra de las opciones que tenía.

Trafalgar le había dicho que se tomara su tiempo, y así pensaba hacerlo.

Así pues, se levantó al baño, pasando por la barra donde alcanzó a ver la estilizada figura de aquel que la traía en dilemas, pero pasando de largo, se adentró a la puerta del baño.

Si no podía decidirse por una u otra opción tendría que dejarlo a la suerte.

Mientras se lavaba las manos, llegó a una conclusión.

Así pues, saliendo, se dirigió a la barra, parándose bien firme junto al doctor, sin saber muy bien qué decir.

Law tomó un trago de la cerveza que tenía en las manos, la miró de reojo, bajó el tarro, y volteó a verla frente a frente, esperando a que ella hablara.

Tras una pausa, respiró profundo y dijo:

—He decidido que nos vayamos juntos...a la casa que esté más cerca.

Law arqueó una ceja, sorprendido, y luego soltó una ligera carcajada y sonrió de lado. Parecía complacido con la decisión de Robin.

—Mi casa queda al oeste de aquí, a unos 20 minutos, en auto, calculo.—dijo él.

—Mi departamento queda a 15 minutos de aquí, caminando, hacia el este.–replicó ella.

—Tu casa será entonces—dijo él, convencido.

Ella tomó el tarro de las manos de Law y dándole un buen trago, se terminó la cerveza, y golpeando el tarro contra la barra contestó:

—Mi casa será, entonces.

Él se rió, como si se diera cuenta que estaba nerviosa.

—Tengo que advertirte, están Vivi y Nami en mi casa.

Abrir con Bisturí una FlorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora