Treinta treintaidosavos

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30.

«Estoy destinado a lastimar a aquellos que amo»

Como una plaga la idea se instaló en su mente durante años, haciendo que el conectar con sus semejantes se tornara una tarea ardua y complicada. Y esa fue precisamente la razón por la que desde su niñez hasta ahora, en su adolescencia, Todoroki Shoto se aferraba a la joven que alguna vez lo cuido y reconforto entre sus brazos con desesperación.

Miou entro a su vida cuando acababa de cumplir catorce y estaba por graduarse de la secundaria. Él apenas tenia nueve, el recuerdo de su madre vertiendo agua hirviendo en su rostro y los constantes abusos de su padre lo convirtieron en un animal asustadizo y hostil, dispuesto a morder a cualquiera que intentara invadir su espacio como una especie de mecanismo de defensa. La lista de niñeras que trataron de usurpar el lugar de su madre era larga, hasta que Miou llego.

No importaba cuanto tratara de herirla o lastimarla, ella nunca se alejo.

Fue consciente de eso, hasta en la actualidad no hay día en el que pueda olvidar la una y mil veces en la que la joven de rizos castaños tuvo que forzar una sonrisa por su bien.

Todoroki no lo entendía.

¿Por qué lo hacía? ¿Tan desesperada estaba por el dinero? ¿Acaso también planeaba ilusionarlo para luego tan solo abandonarlo?

Quería odiarla.

Alejar sus manos suaves y reconfortantes, huir de sus cálidos abrazos y callar cada uno de los halagos y palabras de animo que uso para lograr estabilizar su pequeño y herido corazón.

Más fue imposible, la niña grande no tenía motivos ocultos y sabía por el temblor en sus ojos que cada una de las acciones que por años le regalo a él y sus hermanos fueron siempre sinceras.

Todoroki quería convertirse en su héroe, tal y como ella fue la dulce y admirable heroína que por muchos años lo acogió y protegió.

31.

-¡Miou-san, alguien te esta buscando!

-¡V-voy! -Miou abandono rápidamente su puesto en la cocina de un popular restaurante de comida rápida para correr a la salida trasera del lugar. Ni siquiera tuvo que pensar en quien sería el responsable de que ahora estuviera frente al espejo del apretado y no tan higiénico bañado de empleados del establecimiento, lavando sus manos y peinando bajo la divertida gorra roja los salvajes mechones de su rebelde cabello castaño.

Miou había crecido.

Sin darse cuenta en el transcurso de los últimos cinco años se había convertido en una hermosa mujer, demasiado ocupada para pensar en disfrutar sus veinte, pasaba día y noche de trabajo en trabajo desde que la familia Todoroki vio que sus servicios a tiempo completo habían dejado de ser necesarios. Ahora tan solo visitaba la casa familiar una vez a la semana, si algo bueno había sacado de trabajar por media década ahí era que el cabecilla de la familia disfrutaba lo suficiente de su sazón como para no romper por completo su relación de empleado-empleador.

-¡Ah, Shoto-kun! -Nada más visualizar al ahora joven y atractivo muchacho de quince años esperándola recostado contra una de las paredes del callejón, hicieron que el maternal pecho de la joven saltara en alegría. Sin importarlo su estado sudoroso o el frío de la primavera, Miou decidió omitir el ponerse su abrigo y envolver entre sus brazos al chico que alguna vez fue un diminuto y adorable niño. -¡Estoy tan feliz de verte!

-Nee-san... -Rígido y con un ligero color rosa en sus mejillas, el Todoroki menor correspondió con cierta vacilación a lo que alguna vez fue un gesto intimo y común entre los dos. -Estoy sudando y... y de seguro huelo mal.

-¡Vamos, no tienes porque actuar tan tímido! -Finalmente se separa solo para darle unas cuantas palmadas sobre su bonito cabello bicolor. Fue algo difícil ya que ahora era él quien parecía doblarla en altura, y el que tuviera su cuerpo tan cerca pareció incomodar al menor.

-Aún me tratas como un niño...

-Lo siento, lo siento. -Rie, alejándose un poco para poder así darle algo de espacio. Notando en el proceso las claras señales físicas de que él tenía razón... hace mucho que había dejado de ser un niño. Alto, de contextura musculosa, extremidades bien proporcionadas y un rostro varonil y serio... el chiquillo que alguna vez había estado tras sus pasos como un lindo y pequeño pollito actuaba y lucia como un joven serio y desinteresado. Su pequeño estaba dando sus primeros pasos en la adolescencia... -¿Y bien? ¿Cómo te fue en el examen de ingreso de la academia U. A?

-No fue nada del otro mundo. -Dijo, sin entrar en muchos detalles con ciertos aires de arrogancia. Si, en esto su pequeño se había convertido desde que dio inicio a esta nueva etapa en su vida. Pero Miou lo entendía, sabia mejor que nadie que su actitud era un resultado a todas y cada una de las malas vivencias que tuvo en su infancia... vivencias de las que ella no puedo protegerlo.

-¡Me alegro tanto! ¡Estoy muy orgullosa de ti! -Sonrió, sin poder evitar volver a acariciar su cabello. -¿Y ya hiciste algún amigo? ¡Apuesto que YUUEI esta lleno de chicos agradables y...!

-No necesito nada de eso. -Menciono con fría rapidez, tomando la muñeca de Miou con un movimiento algo brusco. Y ahí estaba presente esa barrera gruesa e impenetrable que hacia que el corazón de la mayor se encogiera. Pero así como ella había llegado a conocerlo a profundidad, Todoroki fue capaz de leer incluso el ápice más pequeño e imperceptible de melancolía en su rostro. Libero su muñeca con una mueca, creando más espacio entre los dos, alejándose. -Lo siento... sabes que no tengo interés en ese tipo de cosas y, enserio, son solo una perdida de tiempo que me distraerán de mi objetivo.

Miou era muy consciente del odio y rencor que sentía Shoto por su padre... pero, inevitablemente, tenía la sensación de que a medida que pasaban los años de alguna forma había empezado a adoptar su hostil y distante comportamiento.

-Es-está bien... -Simplemente susurro, con la sensación de un nudo atándose alrededor de su garganta, el aire entre ambos empezó a tornarse espeso e incomodo. -Y-yo tengo que volver, mi descanso esta por terminar y... te veré el fin de semana, ¿si?

Él simplemente asintió, sintiendo un tirón en su pecho al verla irse con una sonrisa triste en sus bonitas facciones. Una vez la puerta del establecimiento se cerro tras Miou, Todoroki dejo salir un pesado suspiro antes de peinar su cabello hacía atrás.

-No necesito a nadie Nee-san... no a nadie más que a ti. -Murmuro, mirando intensamente la mano con la que había sujetado la muñeca de Miou. -Y sin embargo, aún soy el monstruo que no deja de lastimarte...

32.

Miou tuvo que tomarse un minuto para calmar sus sentimientos luego de su corta platica con Shoto, por lo que dedico lo que quedaba se su descanso a enjuagar su rostro y practicar una serie de sonrisas con las que tendría que atender en la caja del restaurante. Sin embargo, no esperaba que nada más abandonar el baño sus compañeras de trabajo la estarían esperando como un montón de depredadoras hambrientas.

-¿Su-sucede algo, chicas?

-Y bien.

Ella parpadeo.

-¿Y bien qué...?

-¿No nos vas a contar quién es el bombón que ha estado viniendo a verte todas estas semanas? -Las chicas prácticamente estallaron en chillidos entusiasmados.

-¿Se re-refieren a Shoto-kun? -Nerviosa y para nada acostumbrada a ser el centro de atención, Miou apenas pudo procesar que es lo que la manada de féminas trataban de comunicarle entre grititos, chillidos y risas picaras.

-¡Por Dios, incluso se llaman por sus nombres de pila!

-¡¿Acaso es tu novio?!

-¡¿Desde hace cuanto que están saliendo?!

-¡¿Qué edad tiene?!

-¡¿Cómo y donde se conocieron?!

Fue arrollada por un mar de interrogantes, ante las claras insinuaciones en sus palabras sintió como su rostro empezó adoptar un vivo color rojo.

¿Todoroki Shoto? ¿Su pequeño Todoroki Shoto, había sido confundido con su novio...?

El color intenso en sus mejillas tan solo aumento.

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⏰ Última actualización: Mar 30, 2023 ⏰

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