Un San Valentín complicado

861 54 6
                                    

Dedicado a NataliaCortesArdila

Sentada en la sala de estar de la casa, con el calendario abierto frente a ella, la pequeña chica daba mil vueltas en su cabeza sobre como debía actuar en esas fechas. El calendario marcaba la fecha que llegaría en unos pocos días, y que marcaría para ella uno de los eventos más importantes en su vida.

14 de Febrero, San Valentín.

La pequeña pelimorada apoyó la frente sobre la mesa, soltando un terrible suspiro de agotamiento mientras se hundía lentamente en la desesperación. Llevaba una hora pensando en como podría hacer para declarar lo que su corazón sentía por aquel chico de largo pelo atado en una coleta, que ocultaba sus ojos con su flequillo. Su mente proyectó entonces la imagen del joven dueño de su corazón rechazando sus sentimientos y el temor y la tristeza sustituyeron a la desesperación. ¿Y si le decía que no?

Mientras la pequeña se convertía en la encarnación de la inseguridad, unos pasos sonaron por detrás. Envuelta en sus pensamientos, nos se percató de las presencias a su espalda hasta que unas manos se posaron en sus hombros, haciéndola dar un respingo del susto. Se giró asustada, pero se relajó al ver el rostro de algunas de sus hermanas.

- Hola chicas ¿Ocurre algo?- Preguntó la pequeña.

- No lo sé, dímelo tu Geir. Estas ahí sentada hundiéndote en la miseria mientras miras ese papel ¿En serio no puedes simplemente salir a tomar algo y ya?- Preguntó Hlokk cruzándose de brazos.

- No, tiene que ser perfecto. Tengo que decírselo antes de que llegue el día de San Valentín, es ahora o nunca.- Dijo la pequeña con decisión fingida.

- Eso mismo dijiste hace una semana, y hace un mes, y antes del San Valentín del año pasado, y en todos esos momentos te echaste atrás por cobardía. Se ve a la legua que ese tal Okita te gusta, y estoy segura de que él también se ha dado cuenta.- Dijo Hirst mientras se sentaba al lado de su hermana pequeña.

Geir bajó la mirada, reconociendo la realidad. Nunca podía dar el paso adelante, guardándose todo para sí y eludiendo el tema con alguna broma o risa nerviosa. De esta manera su "amistad" había continuado durante dos años, en los cuales sus sentimientos por él se habían endulzado. Desde el día que la defendió de tres hombres adultos y fornidos con una simple espada de madera, aquel chico de pelo largo y ojos ocultos le pareció un príncipe sacado de los cuentos de hadas, con sus pequeños destellos psicópatas mezclándose con su personalidad tierna y algo infantil en una perfecta armonía. Y lo que más rabia le daba era que se veía incapaz de contarle lo que sentía.

- ¿Tienes ya pensado que vas a hacer?- Preguntó Hirst.

- Si lo supiera, no estaría sentada aquí mirando el calendario mientras la hora de declararse se acerca- Dijo Hlokk sin mucho tacto.

- Sí, tienes razón.- Dijo Hirst

- ¡ES DIFÍCIL ¿VALE?! ¡¿NO ME DIRÁS QUE TU NO TUVISTE PROBLEMAS PARA DECLARARTE A TU PROFESOR DE ESPADA?!- Gritó la pequeña casi al borde de las lágrimas.

Hirst mostró una cara de enfado por una fracción de segundo, antes de entender que Geir tenía razón. Aún sentía vergüenza de si misma al recordar como fue su confesión en los vestuarios del dojo tras caer sobre él en la sesión de práctica. Suspiró y puso su cara tranquila nuevamente.

- Touché.-

- No se que hacer ¿No tenéis alguna idea?- Preguntó Geir.

Ambas se quedaron pensando, sin saber que responder. No conocían a ese chico tan bien como su hermana pequeña, pero sabían como tener una cita increíble.

Shuumatsu no One shots (Pedidos cerrados)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora