Incertidumbres

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Dedicado a @Maltarossa55

La campana de salida sonó estridente a través del edificio, iniciando la estampida de alumnos dispuestos a disfrutar del fin de semana y que causó un estruendo de muchachos corriendo, grupitos charlando sobre sus planes y el típico colega gritándole a su amigo para saber donde narices le había escondido la mochila. Nada fuera de lo normal para un viernes a las 2 de la tarde, y como todos los viernes a las 2 de la tarde, Reginleif se quedó un poco más para esperar a su novio. Adán tardaba un poco en asearse tras la clase de gimnasia, pero siempre iba a buscarla a su aula sin falta, a veces con algún dulce para amenizar el viaje a casa.

El sonido de pasos por el pasillo le indicó que el momento había llegado. Tomó sus cosas y se dirigió corriendo al pasillo, saliendo por la puerta y casi chocándose con el chico rubio que iba justo a entrar. El impacto la habría hecho caer de no ser porque dos brazos la agarraron rápidamente los hombros, lo que causó que Reginleif soltara un pequeño suspiro de alivio.

- Gracias. Perdona por chocarte.- Dijo la chica alzando la vista hacia los ojos azules del muchacho.

- Algún día te vas a quedar como un papel de chocarte contra gente.- La sonrisa burlona de Adán hizo que Reginleif inflara los mofletes.

Adán tomó su mano y le dio un pequeño beso antes de encaminarse a la salida. El muchacho no dijo una palabra, pero iba haciendo pequeños circulos con el pulgar sobre el dorso de su mano, algo a lo que Reginleif estaba acostumbrada y que siempre hacía que se sonrojara. Adán nunca fue un chico de conversación fácil o dado a la charla, pero a él se aplicaba mucho aquel dicho de "Un hecho vale más que mil palabras" en cuanto a expresar cariño se refería, y a ella le encantaba esa parte de él.

Al cruzar la entrada de la verja, Reginleif giró enfiló la calle de la izquierda para dirigirse a su casa, pero sintió el brazo de Adán tensarse, deteniendola en seco. La chica se giró confundida, viendo como Adán apretaba los labios en un gesto nervioso, su mano libre rascando su nuca de pelos rubios y cortos. Bajó la mirada y soltó un pequeño suspiro antes de volver a mirarla, como si le doliera tener que soltar las palabras que iba a decir. Reginleif lo miró preocupada y dio un ligero apretón a su mano, tratando de transmitirle seguridad. No pareció funcionar.

- Lo siento, Regin, pero tengo que volver pronto a casa hoy. No puedo acompañarte a casa.

- No pasa nada. Se que debe ser algo importante.

Adán esbozó una sonrisa triste y se fue por la calle opuesta mientras se despedía con la mano. Su novia le devolvió el gesto y cuando hubo desaparecido de su vista, giró sobre sus talones y se dirigió a su casa. Cuando abrió la puerta, notó que la casa estaba mucho más callada que de costumbre, sin las charlas de sus hermanas Brunhilde y Randgriz, la risa estridente de Hirst ante otro mensaje gracioso de su novio, o los lloros de Geir por... honestamente casi cualquier cosa. Sin embargo, podía oir como su hermana Hlook estaba al telefono con alguna de sus amigas, seguramente hablando del cotilleo más reciente de la escuela, algo en lo que Reginleif había aprendido que no debía entrometerse hasta que acabara la llamada. Se dirigió a la cocina y vio un plato de comida listo para poner al microondas, por lo que se calentó el almuerzo y comió mientras miraba un concurso de preguntas en la televisión.

La última pregunta del concurso era tan fácil que Reginleif casi le gritó a la pantalla llamándo idiota al participante cuando este se quedó en blanco. Cualquiera podría haber respondido aquella pregunta en menos de un segundo, y sin embargo aquel tarado estaba completamente mudo, mirando nervioso a su alrededor. Reginleif soltó un suspiro y bajó la mirada a su plato casi vacio. Removió los restos de pollo a la naranja con el tenedor de forma distraida, absorta en sus pensamientos. "Si tan solo mis dudas fueran tan fáciles de resolver" pensó mientras recordaba como Adán se había marchado al salir del instituto. Últimamente su novio había estado un tanto distante, algo raro, muy raro en él. Adán nunca habia tenido miedo de mostrar su cariño, dándole besos en la mejilla siempre que estaba distraida o tomando su mano cuando caminaban. En las muchas citas que solían tener, el siempre encontraba un momento para rodearla con sus brazos por detrás y apoyar su barbilla sobre su coronilla, haciéndola sentir cálida y a gusto. Sin embargo, desde hacía unas semanas sus citas habían ido a menos, su mente parecía vagar por otros lares cuando estaba con ella y ahora se limitaba a tomar su mano. No entendía que pasaba ¿Habría algo que lo preocupara? ¿Tal vez había ocurrido algo que no se atrevía a decir? O tal vez...

Shuumatsu no One shots (Pedidos cerrados)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora