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El destino y el amor no suelen llevarse bien. Transitan el mismo camino, pero no es el amor el que marca el tiempo para aparecer; el destino decide y el amor espera. Eso siempre me pareció injusto.

Y aunque mi plan había resultado, tuve que retroceder una vez más ante el destino.

La vida continuó luego de ese encuentro no planificado.

Yo seguí sus pasos y esperé.

Un nuevo encuentro ocurrió.

Ella estaba ahí, en aquella cafetería rústica que siempre olía a azúcar y canela. Llevaba el gorrito de lunares y el delantal de encaje de su uniforme. Sostenía una tetera y tenía una expresión titubeante en el rostro.

Podía sentir lo que ella sentía y comprender el sentimiento. Era confusión y decepción; anhelo y nostalgia.

Aunque solo duró un segundo.

Sus pasos fueron vacilantes cuando se acercó a él y sonrió. Su sonrisa lo cautivó; sus ojos se iluminaron al verla. Ella inició la conversación y yo me marché.

Era suficiente.

Crucé la calle y me detuve frente al escaparate de otra cafetería.

Una escena similar se repetía.

Y entonces acepté la verdad: había vuelto a perder.


Nota extraída de los expedientes de parejas

Código: eros-26XXXX01.

Nombre de los sujetos: clasificado.

Emisario: clasificado.

Estado de la relación: indeterminado.

Cómo unir un amor incompleto [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora