Rhys llevaba menos de una hora siendo una persona y ningún entrenamiento lo habría preparado para las sensaciones que lo invadían. Decir que la experiencia era maravillosa era quedarse corto; ¡las sensaciones eran indescriptibles! Aun con la tormenta, las gotas que le golpeaban el rostro, el frío que parecía aferrarse a sus huesos y la inesperada incomodidad que provocaba la ropa húmeda, él no cambiaría la última hora por nada.
Sonrió.
A su lado, Arden caminaba con la cabeza inclinada y el maletín con el expediente apretado contra su pecho. Sabía que tenía frío, porque sus dientes castañeaban cuando hablaba y sus labios estaban pálidos.
Aunque llevaban casi media hora caminando, ella no se había quejado. La tormenta había disminuido, hasta convertirse en una llovizna constante; sin embargo, el clima en esa época del año no era compasivo, y mucho menos en la madrugada.
Según la información que había recibido de otro emisario, la mediadora de Notting Hill, la señora Sophie Calloway, vivía en el 120 de Portland Road, cerca de Holland Park.
La calle estaba desierta. A lo lejos, se escuchaba el ruido apagado de los vehículos y los sonidos característicos de la noche. Ellos se detuvieron frente a una hermosa casa familiar de colores claros; en la puerta azul se encontraba el número 120.
—¿Estás seguro de esto? —dijo Arden, en un susurro apagado.
Rhys no respondió. No quería mentirle, no estaba seguro de nada; solo dejaba que las cosas siguieran el curso del destino.
Sin más demora, llamó a la puerta con un par de golpes, luego tocó el timbre una vez. Transcurrieron varios minutos y no hubo respuesta. Arden empezó a retorcer la punta de su larga trenza; solo lo hacía, de manera inconsciente, cuando estaba estresada o inquieta.
Estaba a punto de decirle que todo estaría bien, cuando se escucharon pasos muy cerca. Un instante después, la puerta se entreabrió y una parte del rostro de una mujer se asomó entre el pequeño espacio.
—¿Quienes son? —preguntó, mientras los miraba con desconfianza.
—¿Señora... Calloway?
Ella asintió, aunque seguía mostrándose reacia a hablar con ellos.
Rhys se aclaró la garganta y esbozó una sonrisa perfecta, conjurando el encanto que poseía.
—Buenas noches, señora Calloway. Sentimos muchísimo la visita tan tardía —dijo—. Mi nombre es Rhys, y ella es Arden. Somos emisarios.
Levantó la mano para mostrarle la insignia y la delicada pulsera roja alrededor de su muñeca. Al instante, los ojos de la mujer se abrieron de par en par y su expresión se dulcificó, perdiendo todo rastro de sospecha.
—¡Oh, queridos! ¡Miren su estado, parecen cachorros mojados!
Abrió la puerta y retrocedió, animándolos a entrar. Rhys siguió a Arden al interior, y echó una mirada rápida a su alrededor. Por dentro, la casa era tan hermosa como por fuera. Todo era elegante y sofisticado, pero también tenía un aire de calidez y hogar. Rhys solo había visto lugares así en la televisión.
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Cómo unir un amor incompleto [TERMINADA]
Roman d'amourArden y Rhys son emisarios de Cupido: él, del amor; ella, del desamor, ¿Qué sucederá cuando cometan un error y separen a dos almas gemelas? ~⋆ ✦ ⋆~ Arden y Rhys son emisarios de Cupido: él, del amor; ella, del desamor. Ambos tienen un récord perfec...